Maryam Touzani ha querido plasmar una historia sencilla de relacionamiento a través de un guion muy estructurado
FICHA TÉCNICA
Año: 2019 Duración: 98 minutos País: Marruecos Dirección: Maryam Touzani Guion: Maryam Touzani, Nabil Ayouch Fotografía: Virginie Surdej Reparto: Lubna Azabal, Nisrine Erradi, Douae Belkhaouda, Aziz Hattab, Hasnaa Tamtaoui Coproducción: Marruecos-Francia-Bélgica
Maryam Touzani es la bella directora de Adam, un filme realizado el año pasado en Marruecos. Su ópera prima está llena de belleza y bondad en la que retrata la historia de dos mujeres y una niña en la ciudad de Casablanca. Dos nominaciones en Cannes, un premio en Chicago International Film Festival y otros reconocimientos en festivales de cine le permiten a la joven directora continuar con su carrera detrás de las cámaras.
Abla regenta una humilde pastelería en su propia vivienda de Casablanca, donde vive sola con Warda, su hija de 8 años. Su rutina, dictada por el trabajo y las labores domésticas, se ve un día interrumpida cuando alguien llama a su puerta. Se trata de Samia, una joven embarazada que busca empleo y techo. A la pequeña le atrae la recién llegada desde el primer momento, pero la madre se opone inicialmente a acoger a la extraña en su casa. Poco a poco, sin embargo, la determinación de Abla va cediendo y la llegada de Samia les abre a las tres la posibilidad de una nueva vida.
De los aspectos destacados que tiene Adam, es la forma como se construyen los diálogos, los temores y las pocas esperanzas de estas mujeres
Maryam Touzani ha querido plasmar una historia sencilla de relacionamiento a través de un guion muy estructurado que es llevado a la imagen entre primeros y planos medios de la cámara, para profundizar en la relación de Abla, Samia y en un segundo lugar, Warda. Pero la simplicidad de los movimientos para entregarnos una historia profunda que, con el paso de los minutos, entenderemos las posiciones de cada una y las amarguras que llevan en su interior.
De los aspectos destacados que tiene Adam, es la forma como se construyen los diálogos, los temores y las pocas esperanzas de estas mujeres que viven el día a día en esa pequeña panadería de Casablanca. Y para ello, Touzani no ha hecho melodramas y diálogos tortuosos que giran para mostrar un escenario deseado. La directora es lo que menos quiere, se sale de ese formato americano y crea su propio lenguaje, de señas, miradas, palabras sencillas y diálogos comunes para entender la historia.
Adam es la muestra de que una relación por muy distante que sea pueda nutrirla, eso es lo que pasa con Abla (Lubna Azabal) y Samia (Nisrin Erradi), ambas crecen en sus deseos de confianza, a pesar de las adversidades lógicas de la narrativa de la película, pero que se profundiza cuando sus secretos se conocen y cada una entiende hacían donde van sus destinos.
Azabal es una estupenda actriz que muestra sus dotes en las fortalezas y debilidades de una madre que sufre, por lo que su dolor no se manifiesta hacia los demás, sino que lo asume en su rigidez y disciplina hacia su hija. Su corazón está bloqueado por las amarguras del dolor de la infidelidad de su esposo que las abandonó. Hay una escena en la que Abla examina en silencio su cuerpo en el espejo, haciendo un millón de evaluaciones mentales sobre su atractivo y el efecto que tiene el envejecimiento.
Por su parte, Samia es un ángel empobrecido cuya miseria financiera oculta un espíritu rico. Pero en lugar de desplazarse hacia el cliché, la cineasta y Erradi nos brindan una imagen complicada, ocultando gran parte de la historia de fondo del personaje y centrándose en la renuencia de Samia a convertirse en madre. Y por último Warda, quien está infinitamente encantada con la gran barriga de Samia, pero Samia ve su embarazo como un signo de sus fallas personales y una clara indicación de su futuro incierto.
Finalmente, Adam es el nombre del niño que ha nacido y que Erradi no quiere, porque es el centro de sus problemas y ella sabe que no será una buena madre, por eso lo quiere entregar en adopción. Mientras que Abla lucha contra sus demonios internos del dolor de no tener a alguien que la acompañe en su vida. Por último, Adam es una película para enamorarnos de las cosas simples que nos da la vida.
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