Se ha solicitado al país por medio de organismos multilaterales informes de la situación en el territorio, pero no se ha obtenido respuesta.
Colombia trata de controlar un hongo, denominado Fusarium RT4, cuya presencia no se había manifestado en el continente americano sino hasta junio de este año y que se esparce fácilmente afectando sin cura, hasta ahora disponible, los cultivos de banano y plátano.
Lo grave es que aún no se ha podido establecer la vía de ingreso del hongo, aunque la mayor sospecha recae en que el foco infeccioso se encuentra en Venezuela, teniendo en cuenta que en la zona afectada en La Guajira hay trabajadores y visitantes de dicha nacionalidad. Según Migración Colombia, hasta septiembre de 2018, cerca de 1.4 millones de migrantes venezolanos han llegado al país.
Y es que esta labor de confirmación directa de la presencia de hongo en el vecino país ha sido compleja, debido a la situación política y, según Jorge Hernán Palacino Córdoba, director Técnico Nacional de Sanidad Vegetal en el ICA, esta institución, como Organización Nacional de Protección Fitosanitaria, Onpf, ha hecho encuentros con muchos países, pero desafortunadamente Venezuela no ha acudido a estos espacios, como tampoco a los encuentros fitosanitarios. “Aunque hay una diplomacia fitosanitaria este país no reporta datos. Colombia lo que hace es la vigilancia de fronteras hasta donde se tiene la soberanía”.
De acuerdo con Emerson Aguirre Medina, presidente de Augura, se ha trabajado de la mano con el Ministerio de Agricultura, quien le ha dicho a la cancillería que le solicite al Gobierno de este país informes de la presencia del Fusarium Raza 4. Se ha hecho un trabajo con el Organismo Internacional Regional de Sanidad Agropecuaria (Oirsa) pidiéndole que le solicite al organismo sanitario de país la misma información. Por medio del Foro Mundial Bananero y la FAO se ha pedido al Gobierno venezolano que se establezca si hay o no hay este hongo en el territorio. “No conozco informes oficiales por parte de una entidad autorizada y con importancia relevante en la región que determinen la presencia de Fusarium Raza 4 en Venezuela”.
Un trabajador de uno de los predios afectados por Fusarium RT 4 dijo durante el desarrollo del certamen Todos unidos contra el Fusarium RT 4, realizado en Santa Marta, que la frontera con Venezuela es amplia y es complejo manejar el movimiento de venezolanos hacia Colombia. Y si bien hay personal venezolano trabajando allí, existen todos los protocolos de bioseguridad, en donde al personal se le entrega el calzado y la ropa que va a usar.
No obstante, según declaraciones del ministro de Agricultura, Andrés Valencia Pinzón, de este país no se sabe con certeza qué pasa en los cultivos de plátano o de banano, y no se sabe nada de los controles sanitarios y fitosanitarios que hacen en los predios. Afirmó que tiene información de que Venezuela ha venido importando maquinaria agrícola usada procedente de China, un país afectado por el hongo.
El plan de contingencia del ICA se ha concentrado en intervención en las fincas, control a la movilización y acciones en puertos, aeropuertos y pasos fronterizos.
Por lo pronto, el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral de Venezuela (Insai) ha emitido un comunicado sobre el riesgo fitosanitario transforentizo ante el riesgo epidemiológico del FOC Raza 4 y estableció medidas de prevención y control.
En el desarrollo de dicho certamen, Juan de Dios Martínez Pacheco, ingeniero agrónomo, manifestó que el campo colombiano vive un abandono científico y tecnológico. En las facultades hay menos gente estudiando agronomía y se ha perdido la importancia de producir alimentos. “Para que el Banco Agrario nos facilite un préstamo tenemos que tener dinero con una cuenta corriente activa. No hay medicina preventiva en el campo. El Estado central no ha prestado la suficiente atención. Se vive en abandono total en la parte de recursos humanos y tecnológicos. Los protocolos que se han implementado ahora son como cuando suena la campana. En la medida que haya descuido en el campo se le va a abrir la puerta a Fusarium RT 4 y a cualquier otro tipo de enfermedad”.
Jorge Hernán Palacino fue el funcionario que vivió de cerca todo el proceso desde la primera sospecha, el 7 de junio. Entre 10 y 12 días después apareció la siguiente, cuando vecinos que vieron plantas similares notificaron. El ICA estableció un área de vigilancia ante el primer foco y se obtuvo la información de los otros brotes. Se confirmó el diagnóstico el 9 de agosto.
Comentó que no se podía decir nada sobre la enfermedad hasta que las pruebas confirmativas se hicieran, porque estos organismos mutan, dan falsos negativos, dan falsos positivos. “Si una prueba da el 98 % de confiabilidad hay un 2 % que dice no puede ser Fusarium RT 4 pueden demandar al país por declarar una enfermedad que no está en Colombia. Desde que vi la mata sabía que era FOC Raza Tropical 4, pero el ICA tiene que actuar así. Nosotros trabajamos sobre ciencia, más en un tema tan sensible como este”.
En total son siete predios los que están en cuarentena, 2 en Dibulla y 5 en Riohacha. Son sitios cercanos en donde en la dinámica productiva se compartía trabajadores y maquinaria, factores de mayor riesgo para la diseminación del hongo. Algunos están a 3 kilómetros de otro, otros a 15 pasando una carretera nacional, máximo hay entre 10 y 12 kilómetros entre el polígono que se puede hacer entre los siete puntos de foco. El área total en cuarentena es de 1.750 hectáreas, no quiere decir que todas estuvieran afectadas por el hongo, pero por medidas fitosanitarias se cuarentena todo el predio. El área erradicada es de 185 hectáreas, que equivale a 277.500 plantas de banano.
En una hectárea de banano se puede estar produciendo cerca de 1.800 cajas al año. Es decir, que se han dejado de producir en el área erradicada 333.000 cajas y en el total de la zona en cuarentena 3.150.000.
“Las comunidades son un factor determinante en la contención de estas enfermedades. En La Guajira, por ejemplo, las fincas afectadas están rodeadas por comunidades en donde se evidencian necesidades básicas no cubiertas y se vuelven susceptibles a tomar banano de manera ilegal. Por eso, la campaña debe ser agresiva y apuntando a todos los eslabones de la cadena así no tengan una relación directa con el sector, porque al final conviven en la región y en el país”, expresó el trabajador de una de las fincas afectadas por el hongo.
Otro reto, según María del Pilar Agudelo Patiño, especialista nacional del área de Sanidad Agropecuaria e Inocuidad de Alimentos de la oficina del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (Iica), son los medianos y pequeños productores. “Los predios donde se presentaron los brotes son de empresas que han tenido recursos suficientes para de su bolsillo apoyar las estrategias de bioseguridad que recomienda el ICA. Esto en un pequeño productor va a ser un reto terrible y la finalidad nuestra es apoyar esas políticas integrales”.
El presidente de Augura, al respecto señaló que desde la institución se le viene entregando kits de bioseguridad a los pequeños productores que contienen: pediluvios, necesarios para la desinfección del calzado; hidrolavadoras para el lavado de los vehículos y remoción de suelo; bombas de espalda fumigadoras y desinfectantes probados en Australia que sirven para la prevención del hongo.
“Al que está afectando principalmente es al pequeño productor, porque son los desprotegidos financieramente. Por eso, Bayer quiere darles herramientas, por medio del desarrollo de un módulo que se llama Bygap, que es online y busca capacitar a los pequeños productores en buenas prácticas agrícolas enfocadas a Fusarium. Lo pensamos virtual, porque es una forma rápida y extensiva para acceder. Una persona desde cualquier lugar de Colombia puede ingresar por su teléfono”, afirmó José Manuel Domínguez, director de negocios del banano en Bayer, región latinoamericana.
Julián Ledesma, responsable del negocio de Horticultura para Bayer en Centro América, México y países andinos, indicó que con este tema se necesita conocimiento, que los agricultores sepan cómo es el manejo, cuáles son los síntomas. De allí que Bygap incluya un capítulo del manejo de los productos fitosanitarios. La empresa, al igual que otros laboratorios, avanza en la fase exploratoria de un producto para la prevención de la enfermedad, que haría parte de este tipo de manejo integral.
Las alarmas se encendieron hacía el mes de agosto de este 2019, cuando el ICA corroboró que dos fincas ubicadas en el departamento de La Guajira estaban contaminadas por el hongo Fusarium raza 4 cubense (TR4) o Foc R4T.
Avances en las medidas de contingencia
Dentro de las medidas de contingencia se han establecido en el país 16 puestos de control y se han inspeccionado 45.145 toneladas de banano y plátano, unas 3.068 específicamente en Urabá. Para el 2019 (corte a noviembre 22) se llevan vigiladas 63.693 hectáreas que corresponde alrededor del 10% del total sembrado de banano y plátano a nivel nacional y se han recolectadas 279 muestras vegetales.
Además, en la zona de La Guajira un total de 2.936 contenedores se han desinfectado, 213 cormos de Musáceas (material para la propagación del cultivo) han sido decomisados y destruidos y 28 toneladas de otras especies vegetales se han devuelto al sitio de origen. En Antioquia: 176 contenedores han sido desinfectados y 7.000 cormos de musáceas han sido devueltos a su lugar de origen por incumplimiento de la normatividad del ICA.
Mónica Betancur Vásquez, coordinadora de investigación en Fusarium de Agrosavia señaló que inmediatamente se detectó el foco de la mano de Cenibanano y de Asbama se inició un trabajo nacional e internacional en cuatro frentes: epidemiológico para saber cómo se dispersa el patógeno, los factores de riesgo. El segundo es una aproximación al manejo y control biológico, es decir, cómo manejar los suelos a partir de la aplicación de organismos biológicos para evitar que el patógeno se desarrolle. El tercero es el mejoramiento genético, que es un esfuerzo por traer al país las variedades que en otros países se han desarrollado y que tienen una posible resistencia para evaluarlas en la zona afectada. El cuarto es un componente de diagnóstico; hay que ayudar a mejorar las capacidades de diagnóstico, porque el protocolo que hay implementado solo funciona para plantas enfermas y es necesario avanzar en otros para la identificación en plantas asintomáticas y la identificación del patógeno en agua y en suelo, que ayude a tener el panorama de por dónde se está moviendo.
Un total de US$2.7 millones ha gastado el Gobierno Nacional en los últimos seis meses para el plan de contención del hongo Fusarium RT 4 en La Guajira y el desarrollo de estrategias de prevención en el país. La inversión del sector privado ha sido de US$1.3 millones. Todas las acciones buscan evitar las consecuencias devastadoras en el segundo renglón exportador del agro colombiano; sin embargo, seguimos sin detectar la forma como ingresó el hongo y podría seguir ingresando a nuestro país.