El concurso capital semilla de Medellín entregó un centenar de estímulos a ideas empresariales para celebrar los 15 años de la iniciativa de fomento público.
El término semilla deja pensar que se trata de sembrar para el futuro, de una inversión temprana en una empresa que es más idea que negocio. Es decir, se trata de un estímulo, un impulso que puede ser vital, definitivo. Ese es su verdadero valor, porque financiar un emprendimiento a todas luces exitoso es no correr riesgos, más que apoyo, en ese caso se trata de una inversión más o menos segura, cuando no de un oportunismo empresarial.
En cambio, la financiación de capital semilla suele apoyar cuando más se necesita, cuando no hay flujo de caja, ni clientela cautiva, ni recursos para publicidad, ni logística, ni canales de distribución, cuando cualquier aporte puede significar un tanque de oxigeno o un sobregiro la desaparición de un sueño empresarial.
Lo entendió así la administración de Medellín hace tres lustros y consiguió el respaldo de diversas instituciones para impulsar los emprendimientos creativos que buscaban una oportunidad, un impulso que les permitiera consolidarse. Es tal el volumen de frutos que ha dado que muchas de las ideas que ayudó a sembrar son hoy empresas con presencia nacional e internacional. Tanto así, que ha sobrevivido los cambios de administración, y no todos los programas locales pueden contar esa historia.
Precisamente en la premiación del concurso número 15, en el que se eligieron 100 iniciativas de entre más de 2300, el alcalde Gutiérrez reconoció que esta ciudad, antes de él, tuvo una sucesión de buenos alcaldes. Se lo había dicho sin falsa modestia su antecesor en la instalación de la comisión de empalme, pero no siempre parece fácil reconocer virtudes ajenas en el mundo político. Sin embargo, contrario a su talante, esta vez Gutiérrez lo hizo, así pronto acudiera a recordar que el concurso de capital semilla nació cuando él era concejal, olvidó mencionar el nombre del alcalde que lo impulsó, pero algo es algo. Dijo sí, y estamos de acuerdo, que él no se suma a esa lista de buenos gobernantes en serie; porque -advirtió-, será la historia la que le haga el balance.
También estamos de acuerdo en que el estímulo del capital semilla no solamente es un apoyo a quien incuba una idea y persigue un sueño, sino a los valientes que se atreven a hacer empresa y a generar empleo. De manera que no solo se apoya a un innovador sino a tantas familias como puedan derivar su sustento de una iniciativa empresarial.
Entre las cien ideas que lograron el capital semilla, hay emprendimientos de toda suerte y de diversos orígenes. Personas luchadoras de todos los rincones de Medellín que mantienen vigente el testimonio de los grandes empresarios que en épocas remotas vencieron toda suerte de adversidades para establecer las que serían fuente de riqueza para ellos y de progreso para la región. Pero son también los sucesores de tantos otros que se resistieron a las falacias del dinero rápido y los éxitos apalancados en actividades ilegales. Hombres y mujeres que han renunciado a horas de sueño para buscarle alternativas a sus ideas, algunos que han conocido la bancarrota y el fracaso, pero no se casaron con ellos.
Hoy saben que su idea es posible y reciben un impulso con los dineros públicos que los motiva a seguir adelante, a crecer, a generar empleo para retornarle a la sociedad el voto de confianza. No son infalibles ni tienen certificado de permanencia o eternidad, pero han recibido una semilla para abonar, con la esperanza de que su cosecha sea próspera, que pueda inspirar a otros y ayudar a mejorar la calidad de vida. Una semilla que todos tenemos que cuidar.