La clave para la erradicación del caracol africano y para evitar el daño a los ecosistemas está en las manos de todos.
Uno de los territorios más afectado por la plaga del caracol africano en Antioquia es la subregión del Occidente, allí las entidades públicas están trabajando por su erradicación.
Este tipo de caracol hace parte de las especies exóticas conocidas como invasoras, es decir, que fueron introducidas a un territorio al que no pertenecen. Generalmente tienen un alto potencial reproductor y pocos depredadores naturales; con disponibilidad de alimento, se adaptan con mucha facilidad al ambiente, por lo que es casi imposible erradicarlas definitivamente.
Corantioquia ha identificado la presencia del caracol africano en los municipios de Santa Fe de Antioquia, Támesis, La Pintada, Andes, Venecia, Ciudad Bolívar, Amagá, Puerto Berrío, Yondó, Jericó, Pueblorrico, Tarso, Salgar, San Jerónimo, Sopetrán, Titiribí e Hispania.
Ana María Castaño, subdirectora de Ecosistemas de Corantioquia, lo describe como “un problema que está distribuido en todo el planeta en este momento, como tenemos cucarachas tenemos caracoles, eso ya es una problemática con la que todos tenemos que aprender a convivir, está en todos los continentes y nuestro occidente no es ajeno a esa realidad mundial, por eso es muy importante que la gente no esté pensando que es exclusiva del territorio del Occidente”.
Este animal es dañino para las plantas ornamentales, los cultivos agrícolas y plantaciones forestales. Aunque no es venenoso, alberga una bacteria perjudicial para la salud humana, de manera similar a las ratas o mosquitos transmisores de enfermedades. Sin embargo, sí se considera una plaga, explicó Castaño.
De acuerdo con un comunicado del Instituto Colombiano Agropecuario (ICA), su contacto con las personas puede generar enfermedades intestinales, meningitis, inflamación de tejidos, diarrea, fiebre y hasta la muerte.
Por lo tanto, Corantioquia invita a las entidades locales y a las comunidades a que participen del control del caracol africano, al tiempo que hace un llamado a mantener la calma y seguir las instrucciones para su manejo, con las que las personas no correrán ningún riesgo.
El Caracol africano tiene cuerpo café oscuro, gomoso, con cuatro tentáculos, una concha que presenta líneas longitudinales color crema, café y violeta y puede medir hasta 20 centímetros de longitud y 8 centímetros de alto. Se alimenta de residuos de alimentos, cosechas, hojas en descomposición y heces, por lo cual es indispensable tener un buen manejo de residuos para evitar que se establezca.
En caso de que alguien tenga dificultades para identificar la especie, se puede comunicar con la autoridad ambiental para recibir asesoría.
Al respecto Castaño expresó que “tenemos muchas especies de caracoles nativos que son inofensivos, entonces yo quiero hacer un llamado a que hagan una identificación correcta de la especie, porque los caracoles nativos además de inofensivos cumplen un papel súper importante en el ecosistema”.
Campaña de Corantioquia para la correcta identificación del caracol africano.
La recolección debe ser realizada por adultos con medidas de protección como el uso de guantes o bolsas plásticas, tener los pies cubiertos y proteger las vías respiratorias, en lo posible, con el uso de tapabocas. Es importante enseñar a los niños a reconocerlo y evitar el contacto con el caracol.
Recoger manualmente los caracoles de todos los tamaños, incluso conchas de individuos muertos.
Introducirlos en un recipiente plástico, en una solución de agua con sal o cal, ¾ partes de agua y ¼ parte de sal o cal, verificando que los caracoles queden totalmente cubiertos con la solución.
Dejar sumergidos los caracoles durante 5 horas.
Abrir un hueco en tierra, de 50 centímetros de profundidad, lejos de fuentes hídricas; depositar los caracoles aplastándolos o triturándolos a medida que se meten al hueco. Cubrirlos con tierra y agregar más cal, 10 cm antes de cubrir completamente el hueco con más tierra.
Señalizar el hueco y evitar que otros animales desentierren los caracoles. El lugar no se podrá utilizar para siembra u otras actividades sino hasta 5 meses después de la disposición de los caracoles.
Lavar muy bien las manos y brazos con abundante agua y jabón; desechar los elementos de protección utilizados durante la recolección.
No se recomienda el uso de molusquicidas, dado que pueden afectar a las personas y animales de compañía; además de resultar costoso, no es un método efectivo.
En el 2013 hubo una propagación de esta plaga que afectó 26 departamentos en el país, donde Antioquia no fue la excepción, ahora otra vez volvió a reproducirse, atacando muchos municipios del Occidente antioqueño y algunos del Suroeste.
En ese momento se activó una mesa llamada Mitca (Mesa Interinstitucional para el Tratamiento del caracol africano) para hacerle frente al manejo de este molusco.
“Pero esta mesa no estaba oficializada, por eso vamos a sacar una ordenanza en la que se oficializa la mesa, para que actué permanentemente y no siempre esperen a que salga la plaga del caracol o a que se propague, si no que haya un trabajo continuo con procesos de prevención, educación e investigación”, manifestó Jairo Alexander Osorio Saraz, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural de Antioquia.
La ordenanza ya paso el segundo debate en la Comisión Tercera de la Asamblea por unanimidad, está perndiente el tercer debete para tratarlo en las extras de la Plenaria de la Asamblea para que quede establecida oficialmente la mesa.
La cual está conformada por las secretarías de Agricultura y de Salud del Departamento, Corantioquia, el ICA, el Sena y las Unidades Municipales de Asistencia Técnica Agropecuaria (Umata) de varios municipios.