En el transcurso de dos meses mi esposa y yo hemos dado las clases con entera regularidad y satisfacción plena de casi todos los estudiantes, y de los jefes.
¿Cómo convertir un viejo maestro de la era de los libros en un profesor virtual en dos meses de confinamiento?
En mi caso no fue fácil, porque yo no usaba portátil y mi computador principal no tenía cámara ni micrófono, pues es un clon viejo.
Además de eso soy miope y astigmático, por lo qué no podría usar mi teléfono para las clases salvo ocasionalmente, ni con ayuda de mis tres gafas de diferente graduación.
Para completar, mis horarios de clase coincidían con los de mi esposa, quien también es profesora universitaria, y no vivimos en una casa sino en apartamento, lo que dificulta clase simultaneas, además de que no teníamos aparatos adecuados para ello.
Y por si fuera poco mi hijo aún en bachillerato tenía las clases a la misma hora, y cierta dificultad previa para adaptarse a aulas no presenciales.
Adicionalmente yo era el típico –no geek- (no aficionado a la tecnología), que había desertado del Facebook rápidamente y nunca me había podido acostumbrar al Twitter.
Aunque con dificultad había montado unas paginas Web para mis grupos de investigación, se me habían expirado y se volvieron irrecuperables por algún truco empresarial que no entendí.
Además, aunque no era de los que pensaba que Instagram era una sopa de preparación instantánea, sí era de los que pronunciaba el nombre de esta red con tilde en la última a, y no dejaba que mis hijos subieran fotos mías ahí.
Y como todo cincuentero, era también de esos que golpea la pantalla del celular con la uña del dedo índice, porque que aprendió a “escribir a maquina” en la “escuela Rémington de Comercio” de Medellín (“que tarde o temprano usted visitara”), en las pesadas IBM y sus inoprimibles letras a y ñ del dedo pequeño.
El lector se preguntará entonces como es que dadas esas circunstancias en el transcurso de dos meses mi esposa y yo hemos dado las clases con entera regularidad y satisfacción plena de casi todos los estudiantes, y de los jefes.
También querrán saber como hemos podido hacer evaluaciones sin que por el momento hayamos tenido protestas, más allá de las de uno u otro alumno despistado que llego tarde a la fiesta virtual.
Estoy seguro de que también quisieran que les explicáramos de que manera mi hijo ahora atiende sus clases regularmente y sus exámenes sin mayores problemas y sin mayores ayudas de nuestra parte.
Pero sobre todo imagino que tienen curiosidad de como fue posible que un viejo profesor de la era de los libros haya podido crear en dos meses un canal de You Tube para complementar sus clases, con más de cincuenta viedos subidos, cada uno con un escenario y una propuesta de comunicación diferente, sin tener estudio ni equipos y menos financiación externa.
Pues la respuesta la encontrará en varios videos recientes de mi canal de You Tube: https://www.youtube.com/channel/UCCyToknz5_kuDmmI68Eiohg/
Pero quiero adelantarles que fue gracias a la ayuda espontánea de muchas personas, y es por eso que la enseñanza virtual no es una aventura solitaria sino un trabajo en equipo.