Es necesario un pacto universitario frente a todas las formas de violencia, fuera y dentro de la Universidad, que nuestra casa de estudios siga brillante en la oscuridad del tiempo que nos tocó vivir
Por John Mario Muñoz*
La crisis política y social por la que atraviesan algunos países de América Latina no es otra cosa que la crisis del modelo económico imperante, basado en formas de explotación humana y de los recursos naturales, sin precedente en la historia. Este sistema capitalista, en su versión neoliberal, ha generado y consolidado una individualización y atomización de la vida colectiva, instrumentalizando las acciones humanas a la esfera privada: superar al otro o invisibilizarlo, - ese otro que no es más que el espejo de sí mismo, “la otredad“, ese que se pierde en los contornos de la competencias consigo mismo, que ya no necesita explotador más que su propio alter ego- donde lo colectivo y lo público parecen ser tierra de nadie, solo habitado por la sombra de nuestras angustias y lamentos, por los susurros y los silencios de los “nadies”, por ciudadanos opacos, grises, despolitizados que buscan la salvación y la redención, en el otro, que finalmente es crisol de nuestra sociedad decadente y enferma.
Es urgente recuperar lo público como ese escenario de construcción social que por antonomasia contiene a la razón y el fundamento del vivir juntos; cultivar ese, nuestro espacio común para llenarlo de sentido, de expresión de los sentidos; recuperar también su significado, el de proyecto donde se dignifiquen la vida, la razón, la ciencia, el conocimiento, donde la palabra y los argumentos, sean los que alumbren el horizonte de nuestra condición humana; apremia que los silencios y los miedos, dejen su lugar de anonimato, de comodidad y digamos al unísono basta ya de las violencias, aquellas que provienen del sistema patriarcal, del estado de la desigualdad, de la fuerza pública, de los que aprovechan las luchas sociales para dañar bienes públicos, que son de derecho colectivo y, ante todo, para la formación de los que están y los que vendrán.
La Universidad de Antioquia como microcosmos de la Sociedad, debe ser arquetipo para resolver su antagonismo, a través de lo que somos y hacemos: la ciencia, la argumentación, la investigación, la formación de seres integrales y sensibles con los temas de la sociedad; esa impronta, ese equipaje que nos hace más humanos y que solo dejamos con la muerte.
El Alma Mater en su acepción femenina la “madre nodriza” la del cuidado, la que se debe cuidar, la que cuida y protege; esa labor no es de una persona es de todas y todos, somos hijos e hijas de la madre, que dio lo que somos y seremos de ella mana de conocimiento y formación integral.
Es por esa historia de 216 años, por el legado de tantos que la habitaron e hicieron de este centro de educación superior el más incluyente de la región, para las clases más vulnerables, frente a un sistema que quiere arrasar con lo poco público que nos queda.
Es necesario un pacto universitario frente a todas las formas de violencia, fuera y dentro de la Universidad, que nuestra casa de estudios siga brillante en la oscuridad del tiempo que nos tocó vivir, debemos ser faro, para tantos otros que recorrerán sus espacios cuando no seamos más que un recuerdo difuminado por el tiempo; un pacto donde hagamos respetar sin violencia, pero con contundencia, con argumentos en defensa de lo público, lo colectivo, la ciencia, el conocimiento, las artes, los saberes ancestrales, la No violencia contra las mujeres, la población LGTBI, las minorías étnicas, raizales, la diversidad amplia que es lo que nos une e identifica.
Un pacto Universitario contra las violencias sin perder el horizonte de crítica pasa por constituirnos como un nosotros colectivo permanente y no coyuntural, custodios de la babel del saber, del sitio del encuentro y la construcción de una mejor sociedad. Un pacto donde los universitarios reconozcamos la diferencia, en la diversidad, pero igualmente asumamos lo público de la Universidad como algo que debemos cuidar, que respetemos en tanto aporta al bienestar colectivo. Las violencias en todas sus formas deshacen el tejido social universitario. Debemos desde la fuerza de la razón y los argumentos construir una mejor convivencia para todos.
A eso invitamos a todas y todos los universitarios: construir en gran pacto por la convivencia y por la defensa de lo común y colectivo.
*Decano Escuela de Ciencias Sociales Universidad de Antioquia