Qué hará y qué no hará el Centro para la Cuarta Revolución Industrial

Autor: Javier Restrepo Gonzalez
30 abril de 2019 - 05:17 PM

El primer centro de América Latina dedicado a desarrollar políticas públicas para el mejor aprovechamiento de las oportunidades tecnológicas, abrió sus puertas este martes en Medellín.

Medellín

Pasaron apenas tres meses desde que el Foro Económico Mundial anunciara la apertura de un Centro para la Cuarta Revolución Industrial (C4RI) en Medellín para que se materializara. Ocurrió este martes, en el complejo Ruta N, en presencia del presidente de la República, Iván Duque Márquez; el alcalde de la ciudad, Federico Gutiérrez Zuluaga, y el jefe de la red de Centros para la 4RI, Murat Sonmez, entre otras personalidades.

La diligencia con que se pasó del dicho al hecho, contraria a la tradición de la administración pública en nuestro país, es una buena metáfora de cómo la rapidez con que avanza el desarrollo tecnológico se tropieza con la lentitud de la legislación, algo que no ocurre solamente en Colombia y por lo que el Foro Económico Mundial ha alentado la apertura de estos centros, dedicados a dinamizar la manera en que los países y las empresas gobiernan la tecnología emergente.

Porque si algo hay que dejar claro desde el comienzo, es que el Centro para la Cuarta Revolución Industrial (C4RI) no es ni un centro de desarrollo tecnológico, ni un diseñador de tecnología ni una empresa, sino un espacio de pensamiento enfocado en desarrollar, a partir de la agenda de necesidades del país y de la región latinoamericana, soluciones para maximizar los beneficios y minimizar los riesgos de la tecnología emergente mediante la creación de nuevos marcos de políticas y protocolos de gobernabilidad para que toda la sociedad pueda beneficiarse de sus avances.

Lea también: Así se materializará la Cuarta Revolución Industrial en Medellín

Por ello, el C4RI tendrá espacio para la conversación entre los gobiernos, las empresas, las universidades y las organizaciones internacionales expertas en la materia con miras a impulsar el cambio, cuyos resultados se compartirán en la red de Centros para la Cuarta Revolución Industrial del Foro Económico Mundial, a la vez que el Centro local podrá tomar de dicha red las iniciativas ya probadas en otros lugares del mundo y que sean aplicables en el contexto colombiano y latinoamericano.

 

Transformar en grande

"Colombia se siente sumamente orgullosa de ser la sede de uno de los tres centros que se van a inaugurar en 2019”, dijo durante la apertura el presidente Iván Duque Márquez, para quien “este Centro va a tener un gran impacto global y regional”.

“Medellín se convertirá en epicentro regional del desarrollo de temas tan importantes como la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y la tecnología Blockchain de seguridad encriptada. El Centro permitirá que desarrolladores, agencias públicas y el sector privado presenten proyectos que puedan ser escalables mundialmente", aseguró.

A juicio del mandatario, la puesta en marcha de este proyecto es una demostración de cómo los colombianos “no paramos de innovar, de crecer y de progresar”, y un logro que enseña cómo “Colombia quiere pensar en grande, actuar en grande y transformar en grande”.

“Vemos a un país que quiere ser ganador en la Cuarta Revolución Industrial; que quiere unirse, desde el Gobierno Nacional, los gobiernos locales, el sector privado y la academia, para identificar los emprendimientos en esos sectores, para buscar el capital de riesgo, los inversionistas ángeles; para traer a la universidad como incubadora de ese talento; para pensar en la regulación y para que tengamos la capacidad de empezar a transformar la educación técnica”, añadió Duque Márquez.

Fue enfático en señalar que al Centro para la Cuarta Revolución Industrial es necesario ponerle metas: “aspiro a que la industria creativa en Colombia llegué a los niveles de países como Alemania, Reino Unido o Estados Unidos, donde representa el 6, 7 u 8 por ciento del PIB; hoy (en Colombia) es del 3.4 por ciento”.

A su vez, el alcalde de la ciudad, Federico Gutiérrez Zuluaga, expresó que “tener el Centro aliado para la Cuarta Revolución Industrial en Colombia y para América Latina en Medellín es un reconocimiento muy importante" y recordó que la capital antioqueña ha venido incrementando la inversión en ciencia, tecnología e innovación para transformar su vocación económica, sustentando también en su fortaleza institucional.

“Para que las nuevas tecnologías generen desarrollo económico y social, nuestro propósito es que este Centro se enfoque en una revolución no solo de la tecnología, sino del talento”, añadió.

A su vez, Murat Sonmez, miembro de la Junta Directiva y Jefe de la red de Centros para la Cuarta Revolución Industrial, comentó que "Colombia está dando un paso adelante como líder en la Cuarta Revolución Industrial” y enfatizó que “las tecnologías emergentes pueden beneficiar a toda la sociedad, pero se les tiene que dar forma”.

“Estamos ansiosos por trabajar con el Centro para la Cuarta Revolución Industrial de Colombia para acelerar y escalar lo que hemos aprendido en nuestra red global de Centros", sostuvo.

 

El reto de la apropiación

El de Medellín hace parte del segundo grupo de Centros para la Cuarta Revolución Industrial junto a Israel, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos y Noruega. El primer grupo lo conformaron los abiertos en Estados Unidos, China, Japón e India. Sin duda, la capital antioqueña hace parte de un selecto grupo, un privilegio del que la mayor parte de sus habitantes no tiene conciencia.

Así se desprende de un estudio realizado por el Centro de Opinión Pública de la Universidad de Medellín, mediante una encuesta realizada a una muestra de 450 habitantes de la ciudad el pasado mes de febrero, acerca de su percepción sobre la Cuarta Revolución Industrial (4RI) y sus implicaciones.

Algunos datos arrojados  por el estudio muestran que el 52.7% de los encuestados no conocía o no había escuchado acerca de la Cuarta Revolución Industrial, mientras que el 46.9% dijo que sí.

Entre los que dijeron conocer o haber oído sobre el asunto, apenas el 11.1% dijo conocer y estaría en capacidad de utilizar el concepto de Big Data;  el 8.7% conoce el Bitcoin y el 7.8% no conoce ni estaría en capacidad de utilizar los términos mencionados.

Por otro lado, el 25.3% de quienes dijeron estar familiarizados con la 4RI expresó conocer el término internet de las cosas y, entre estos, un 18.7% dijo que utilizaba el internet de las cosas en su vida cotidiana.

Finalmente, del total de encuestados que dicen conocer la 4RI, el 29.8% cree que el mayor beneficio será la digitalización y la automatización en las empresas, que se vería reflejado en la optimización del tiempo en entrega de los productos o la mayor calidad en los productos, entre otros.

“Toda estrategia que se plantea, si no hay apropiación, difícilmente sale adelante”, dijo en diálogo con EL MUNDO el exdirector ejecutivo de Ruta N, Juan Camilo Quintero, quien añadió que “la gente no ha entendido que nosotros necesitamos de la tecnología para poder vivir en mejores condiciones”.

“El Centro va a necesitar mucha sensibilización, sobre todo en las clases que no conocen de la tecnología y no la viven el día a día sino que son usuarios esporádicos pero no entienden  los beneficios más allá de usar un computador o un smartphone, eso es todo un reto”, aseguró.

Un ejemplo puede ayudar a entender, realmente, cómo funciona un Centro de este tipo: En Ruanda, hace algunos años, no existían medios para llevar medicinas a las zonas rurales, donde niños y ancianos estaban en alto riesgo de morir. En el C4RI de San Francisco, dónde se estudiaron posibles soluciones, se planteó el uso de drones. Pero había un problema: el uso del espacio aéreo no estaba reglamentado en Ruando por lo cual la solución pasó primero por una reforma legal para quitar el bloqueo normativo. Una vez se reglamentó ese espacio aéreo, no solo se abrió la puerta a la solución sino que se abrió una posibilidad de negocio para los proveedores de drones.

“Yo creo que el principal reto no es solamente traer el Centro sino generar la regulación; si no generamos una caja de arena de regulación transitoria para probar y testear tecnologías, va a ser muy difícil que tengamos una verdadera adopción y que las comunidades empiecen a entender esos beneficios”, puntualizó Juan Camilo Quintero.

 

Los proyectos

La buena noticia es que el C4RI en Medellín ya tiene un plan trazado para empezar a trabajar: son tres tecnologías, la Inteligencia Artificial, el Internet de las Cosas y el Blockchain, que desarrollarán seis líneas de acción de manera preliminar, pero que se podrán ajustar según el criterio del nuevo director del Centro, cuyo nombre se dio a conocer ayer: Agostinho Almeida, nacido en Portugal y con nacionalidad colombiana, quien se desempeñaba como director de operaciones de Ruta N y es profesor en la Universidad Eafit.

Las líneas de trabajo, según conoció EL MUNDO, serían las siguientes:

En Inteligencia Artificial, controles eficientes, y no al azar, a la evasión de impuestos mediante el seguimiento al comportamiento de los contribuyentes y, en segundo lugar, desarrollo de una política criminal que facilite el uso de pruebas obtenidas mediante el uso de la tecnología.

En Internet de las cosas, avanzar en la consolidación de la Ciudad Inteligente mediante el uso de infraestructura pública para instalar sensores de contaminación, de temperatura, de ruido, de velocidad, etc., que alimenten de datos a la Administración para tomar sus decisiones. Igualmente, potenciar desde lo normativo el acceso a internet en comunidades rurales y urbanas.

Y en Blockchain, subir la información de catastro en bloques encadenados para mejorar la seguridad y la trazabilidad de la información, lo cual no solo mejoraría la información sobre la propiedad sino que también ayudaría a hacer más eficiente el cobro del impuesto predial y, por ende, mejorar el recaudo.

Desde ahora y hasta el momento en que comiencen a verse los resultados pueden pasar 18 meses, en los cuales se desarrollarán cuatro fases de trabajo: Identificar los bloqueos normativos, exponer las posibles soluciones que se puedan desarrollar, crear prototipos y hacer pruebas y poner la información en la red de Centros y a disposición del país.

De este modo, se espera que Colombia se ponga a la vanguardia en términos normativos para que quede atrás la tradición de prohibir, como ha ocurrido con Uber para poner un ejemplo concreto, y más bien se habilite el esquema regulatorio que permita el desarrollo de nuevos negocios y nuevos servicios.

Así pues, si se legisla en la vía restrictiva, los potenciales inversionistas no van a perder su dinero y, si se legisla en el sentido de promoción, entonces estarán claros los escenarios legales para los potenciales emprendedores. De este modo se podrá cumplir la expectativa del Gobierno Nacional de más inversión y más empleos en el país gracias a la Cuarta Revolución Industrial.

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