La Unión de Ciudadanas de Colombia fue otra creación de doña Rosita, institución fundada precisamente para luchar por los derechos de las mujeres, siempre tan desconocidos, siempre tan vulnerados
Nos ha dejado la doctora Rosita Turizo de Trujillo, una mujer brillante, una profesional integérrima, una lideresa sabia y prudente. Su paso por la vida deja una huella imborrable y su nombre lo escribió, con sus acciones, en la historia de Antioquia y de Colombia.
Fue bastión fundamental en la lucha de las mujeres por tener derecho a participar en las decisiones políticas de nuestro país. Desde principio de la década del cincuenta del siglo pasado, ya hacía parte de las abanderadas de esa noble causa. Nunca, a pesar de lo difícil que fuera la causa, se le vio un reproche, una actitud descalificadora. La bondad y la dulzura, fueron características de su liderazgo y de su trato con los semejantes. En la década del sesenta del siglo XX fue parte activa, con otros quijotes, de las luchas universitarias que terminaron con la fundación de la Universidad Autónoma Latinoamericana –Unaula-, donde estuvo acompañada, entre otros, por su compañero de viaje, el doctor Bernardo Trujillo Calle. La cincuentenaria universidad vive eternamente agradecida con sus fundadores, entre los que se cuentan la dignísima pareja Trujillo-Turizo. Presidió por algunos años la Sala de Fundadores de Unaula y lo hizo siempre con gran sensibilidad y amor por la causa.
La Unión de Ciudadanas de Colombia fue otra creación de doña Rosita, institución fundada precisamente para luchar por los derechos de las mujeres, siempre tan desconocidos, siempre tan vulnerados. No quedaron satisfechas la doctora Rosita y sus compañeras con la obtención, en el plebiscito de 1957, del derecho al voto, que tres años atrás había reconocido la Asamblea Nacional Constituyente del dictador Rojas Pinilla y convirtieron a la Unión de Ciudadanas en el baluarte desde donde se libraron batallas en favor de los derechos femeninos.
Liberal de principios y liberal partidista, en los momentos brillantes de un partido que luchó en otras épocas por las reivindicaciones de los excluidos y de las minorías. No negó su militancia, siempre adornaba con sus ideas y su presencia, las grandes reuniones de su partido.
Conformó doña Rosita con el doctor Bernardo Trujillo Calle un hogar ejemplar. Eran una pareja que se complementaba a la perfección. Ese matrimonio estaba unido por la misma formación profesional, las mismas visiones ideológicas, las mismas causas sociales, las mismas preocupaciones, idénticas luchas. Estaban signados para ser siempre la pareja perfecta y a fe que lo demostraron. Sus hijos son hoy el fiel reflejo de ese hogar ejemplar.
Al doctor Bernardo, a sus hijos y nietos y a sus demás familiares un abrazo solidario y que recuerden con cariño y admiración a esa madre que hizo historia, que dejó impronta y que pasó entre nosotros irradiando siempre luz, bondad, dulzura y especialmente realizaciones.
Paz en su tumba.