Sí a los parques urbanos

Autor: Juan Pablo López Cortés
20 junio de 2017 - 12:08 AM

Hoy en Medellín menos del 20% de los habitantes tienen carro y sin embargo las calles ocupan más del 70% del espacio público.

Día a día los parques urbanos van tomando protagonismo en la agenda política de las ciudades alrededor del mundo. Pensar que para el año 2050 el 70% de la población será urbana ha marcado el principal reto para la humanidad, promover ciudades verdes, accesibles, incluyentes y sustentables, son los principios para seleccionar los proyectos públicos del futuro.

De acuerdo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) propuestos por ONU en busca de transformar el mundo, hay uno en particular dentro de los 17, que hace referencia a este importante reto que tienen las ciudades, convertirse en asentamientos humanos, inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles.

Este objetivo plantea unas metas claras que derivan en acciones contundentes, que los gobiernos deben interiorizar e incluir con voluntad política dentro de sus planes de gobierno. En particular menciono una de las metas más importante que tiene este objetivo. “Para el 2030 las ciudades deben garantizar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y las personas con discapacidad.”

Esto se logra con una buena planificación del territorio y con medidas valientes que verdaderamente transformen la prioridad del espacio. Hoy en Medellín menos del 20% de los habitantes tienen carro y sin embargo las calles ocupan más del 70% del espacio público de la ciudad, dejando como consecuencia que cada ciudadano solo cuente con 4 metros cuadrados de espacio público efectivo para esparcimiento y recreación, teniendo en cuenta que los estándares mundiales sugieren hasta 15 por habitante.

Ciudades como New York y París en el primer mundo han emprendido una apuesta contundente por los parques urbanos, esta primera, cuenta con más de 113 kilómetros cuadrados de parques y un plan estratégico, que busca que cada ciudadano deba caminar a lo sumo un cuarto de milla (o diez minutos) para encontrar un parque y una estación de transporte público.

Esto por supuesto demanda cambiar los usos del espacio y concretamente quitarle lugar al vehículo particular. No es una tarea fácil, muchos intereses e interesados con miopía voluntaria, alegarán por las pérdidas económicas argumentando que invertir en proyectos de espacio público es un despropósito y no es prioritario.

Sin embargo, los parques urbanos pueden generar una relación de beneficio-costo mucho más grande que la de cualquier otro proyecto de infraestructura. Estos proyectos tienen flujos económicos internos que están presentes durante la construcción, la operación y el mantenimiento, con la generación directa de empleos, pero sus mayores beneficios se pueden calcular en los flujos producto de todas las externalidades que se producen a partir de su buen estado.

La disminución de enfermedades respiratorias por mejoramiento de la calidad del aire, la disminución de las enfermedades cardíacas por la invitación a la recreación y el deporte de los habitantes, el incremento del valor de las propiedades cercanas y todas las actividades comerciales que se generan en un espacio nuevo que atrae a los visitantes, dinamizan constantemente la economía implícita del espacio público.

La ciudad de New York a través de un estudio realizado por la firma de consultoría AppleSeed certificó que para el año 2007 Central Park, el parque urbano más grande del mundo, ubicado en el corazón de Manhattan, contribuyó con $395 millones de dólares en la economía de la ciudad, representados en 328 empleos directos y 2.159 indirectos, más de 25 millones de visitantes, 2.500 grabaciones para cine y televisión, incremento en los hospedajes de los hoteles y entradas a los museos cercanos, todo esto conlleva por supuesto un número significativo de transacciones que se traduce en ingresos para la ciudad.

Claramente este éxito no es fortuito, es necesario desarrollar un modelo de planificación, diseño y gestión de buenas prácticas y así aplicarlo con los parques de nuestra ciudad, teniendo en cuenta una condición primordial: el éxito económico, social y ambiental de estos parques radica en la inversión y la preservación constante de los mismos.

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