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5 ¿Cómo detectar que un niño o niña está viviendo este problema?
Cuando un niño o niña es víctima de un abuso sexual, empieza a presentar distintas sintomatologías, entre ellas están:
- Comportamentales y emocionales: Los niños que son víctimas, suelen presentar alteraciones en el sueño, tienen pesadillas y despertares de llanto y agitación recordando el abuso. También presentan cambios en la alimentación, es decir, niños que comen mucho más de lo normal, y otros que no tienen apetito y no comen lo habitual. Presentan comportamientos hiperactivos, hipervigilancia, dificultades para la concentración en distintas actividades básicas.  Se pueden presentar comportamientos regresivos en el menor, es decir como enuresis y encopresis (orinarse o ensuciarse en su ropa o cama).  La mayoría de los niños abusados presentan una baja autoestima, altos niveles de culpa y en algunos casos pensamientos o conductas suicidas.
- Sociales: El menor se torna agresivo con las personas de su entorno, tiene cambios significativos en el rendimiento académico, tiene peleas y discusiones con compañeros de clase o con los integrantes del hogar. Algunos niños comienzan a temprana edad con comportamientos delictivos: robos, mentiras, engaños, falsedades, consumo de sustancias psicoactivas.
- Sexuales: Empiezan a presentar conductas sexualizadas, es decir: a tocarse constantemente sus partes íntimas, a tocar a otros, a hacer preguntas frecuentes sobre el acto sexual, a imitarlo en sus juegos o con alguna persona integrante del hogar.

6 ¿Qué actitud deben adoptar los padres al saber el problema?
Los padres o cuidadores principales, deben tener, en una primera instancia, una actitud tranquila frente a lo que el menor está expresando y además, deben ser respetuosos y prestar mucha atención.  De la primera reacción que se tenga con el menor, dependerá que él o ella, se sienta cómodo o tranquilo, para hablar de la situación que ha estado ocurriendo por un largo tiempo y podrá tener confianza en los adultos, que son sus acompañantes en el proceso de crecimiento.  Es necesario creer el testimonio del menor en primera instancia, ya que está haciendo una revelación que en muchas ocasiones no informa a tiempo por amenazas o temor a que el agresor atente o haga daño a algún miembro del hogar. Es importante que el menor comprenda que no es su culpa lo que está ocurriendo, que la única persona responsable de ésta situación es el adulto agresor, y reforzar el testimonio, manifestándole que se sienten agradecidos por la información recibida. Esto permitirá que el menor fortalezca los vínculos de confianza y hable de cualquier tema que coloque en riesgo su integridad.

Como paso siguiente, se deberá reforzar este testimonio con la correspondiente denuncia y activar el código Fucsia (código de abuso sexual), para que el menor comprenda que sus palabras y el hecho de haber hablado, tendrá consecuencias y no se quedará sin el debido proceso legal.

7 ¿Es de beneficio que el niño o la niña hablen de esto y se desahoguen?
Sí, es muy importante que los niños y niñas hablen de las situaciones de abuso, ya que impedirá, en primera instancia, que se siga propagando el abuso sexual infantil.  Además, que se pueda realizar un pare a este hecho de violencia que se genera con un menor de edad. Inmediatamente el menor habla, se empieza el restablecimiento de derechos en donde se espera que la víctima logre recuperar aquellos derechos que fueron vulnerados y que se pueda ofrecer el proceso psicoterapéutico para la re significación del trauma.  No solo al menor que ha sido víctima de este evento, sino que, de igual manera a su familia, quien también es afectada por el presunto abuso sexual.  A los niños, desde pequeños es importante enseñarles que deben hablar de estas situaciones que les generan desconfianza e incomodidad y que sea relatado a sus padres, profesores, familia extensa que pueda ayudar a parar estas situaciones del maltrato, y que no se sigan propagando día a día.

8 ¿Qué sentimientos marcan a niños y niñas que son abusados?
Cada niño o niña reacciona de manera única e individual al evento de abuso sexual. Sin embargo, los sentimientos más comunes son: miedo, inseguridad, baja autoestima, desconfianza hacia los demás, ira, tristeza, culpa y vergüenza.

Adicionalmente, los trastornos mentales más comunes en casos de abuso sexual son: ansiedad, depresión y el trastorno por estrés postraumático