¿Crisis de liderazgo o falta de ganas?

Autor: Lázaro Tobón Vallejo
3 abril de 2019 - 09:03 PM

Hay un halo de desinterés por asumir el reto político, cuando, este año es el momento ideal para hacerle el quiebre a las malas costumbres electoreras

Antes de la reforma constitucional introductoria al sistema electoral colombiano de la elección popular de alcaldes y gobernadores, muchos prohombres de la sociedad, que a su vez ejercían posiciones de liderazgo en los diferentes campos del actuar en el sector privado, llegaban a regentar las alcaldías y gobernaciones.

En conversaciones con Joaquín Vallejo Arbeláez, cuando él me contaba sobre su paso por los cargos públicos, me decía que fue llamado por el entonces presidente Misael Pastrana Borrero para ocupar el cargo de ministro de Gobierno, momento en que se daba la finalización del Frente Nacional, a su vez el triunfo pastranista estuvo enrarecido por una supuesta volteada de torta en la noche, el país se acostó con el General Rojas Pinilla de presidente y amaneció con otro como ganador, Vallejo Arbeláez le dijo al presidente Pastrana que estaría solo por tres meses mientras le organizaba el ajedrez de gobernadores y alcaldes en las regiones del país y así fue, la labor titánica era minimizar la tensión política regional, con los mejores hombres designados en esos cargos.

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Con Alfonso López Michelsen y su operación avispa, el partido Liberal se atomizó en movimientos políticos de “garaje”, surgieron barones electorales en las regiones que le dieron plena vida al clientelismo en la administración pública con la finalidad de poder llegar al Congreso, a cambio de la mermelada de antaño, que salía del bolsillo del benefactor de un puesto público para pagar el sostenimiento del respectivo padrino político, so pena de ser destituido por no pagar el diezmo a la casa política que representaba. Igual fenómeno pasaba en las toldas conservadoras.

Pero en el campo regional había una cierta protección de la cosa pública, cuando allí llegaban hombres con reconocimiento por su liderazgo en los diferentes ámbitos de la vida regional y nacional, aunque también a ese dedo muchos se colaron, por el tema politiquero.

Solo por citar alguno de esos hombres que la historia reconoce tanto en la vida pública como privada sin tacha alguna, corriendo el riesgo de dejar a muchos por fuera, a quienes les pido excusa. Pero quién puede señalar a un Fernando Gómez Martínez, Aurelio Mejía, Eduardo Uribe Botero, Darío Múnera Arango, Mario Aramburo Restrepo, Octavio Arizmendi Posada, Diego Calle Restrepo, Jaime R. Echavarría, Rodrigo Uribe Echavarría, Gilberto Echeverri Mejía, personajes a los que la historia les deberá reconocer haberse salido de su zona de confort en el sector privado para irse a lidiar los bravos toros de la administración pública, pero, aceptaban el reto por el compromiso de servirle al país.

Pero el panorama cambió, tal vez por el enrarecido ambiente dejado por la cultura mafiosa, y ahora con el “boom” de la corrupción, se han espantado de la administración de la cosa pública eso talantes, como rectores de la buen-hacer. E infortunadamente no se avizora en el corto plazo un cambio en las costumbres de algunos de nuestros compatriotas, y ahora sobre las perspectivas del reemplazo de los actuales mandatarios, no se ve en el juego político a los líderes del sector privado con el talante para enarbolar las banderas de una verdadera revolución que cambie los hábitos politiqueros que impregnaron la cosa pública colombiana.

Infortunadamente, los dirigentes asentados en el sector privado, son seres activos con chequera en mano para financiar las campañas políticas, pero, hay un halo de desinterés por asumir el reto político, cuando, este año es el momento ideal para hacerle el quiebre a las malas costumbres electoreras.

¿Falta de liderazgo o falta de ganas? Respuesta que difícil de responder, pero es necesario, que la sociedad vuelque los ojos hacia otros lados y esculque, así sea como buscar una aguja en un pajar, ese líder que realmente convoque, una y sea diáfano en la administración pública y privada.

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¿O será que en algunas empresas la olla también está podrida y sería dar papaya para que se aprovechen del erario para beneficio contractual?

Pregunta que queda en el aire con el fin de invitar a la reflexión.

 

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Comentarios:

Edgar
Edgar
2019-04-04 10:25:22
Tamaño problema tenemos, ya que nadie que sea correcto y esté en sus cabales, va a meterse a administrar la cosa pública. Sería un suicidio con las hienas que lo rodearían, pues ya está bién enraizada la podredumbre de la corrupción. Pero,Ojo! que no podemos darnos por vencidos. En nosotros está mirar con lupa los candidatos a cualquier cargo público y votar en consecuencia.

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