Académicos y expertos dan sus visiones sobre los retos y necesidades de un maestro hoy. A propósito de la conmemoración del día clásico de los educadores en Colombia.
Cada 15 de mayo se conmemora el Día del Maestro. Todo inició porque en 1950 fue proclamado San Juan Bautista de La Salle como patrono de los educadores por parte del Papa Pío XII, y ese mismo año, la Presidencia de la República decretó a esta fecha como el día clásico de los educadores en Colombia.
En esta conmemoración surge la pregunta ¿cuáles son los retos y necesidades de un maestro hoy?
Ante todo, un reto del maestro actual es entender que la investigación educativa escolar es una necesidad formativa permanente, así lo expresó Guillermo Echeverri Jiménez, decano de la Escuela de Educación y Pedagogía de UPB.
En el contexto contemporáneo, surgió la necesidad de que los maestros asuman la investigación como un elemento de formación permanente, y no basta sólo con asistir a cursos de capacitación o diplomaturas, esta refiere que los mismos se enfrenten a una tarea investigativa ardua. Ahora bien, no a una misión de investigación para producir texto y llenar anaqueles y bibliotecas, se trata más bien de una tarea investigativa que se haga en compañía de otros maestros, con profesores universitarios en calidad de pares y que permita ver cuáles son los problemas centrales de la escuela hoy.
Por ejemplo, argumentó el decano, “los maestros pueden indagar en los problemas en términos de formación, cómo se forma hoy a los ciudadanos; los problemas acerca de las áreas, cuáles son las innovaciones didácticas que se requieren y los problemas acerca del aprendizaje y la evaluación, esos son hallazgos que los propios maestros deben emprenden en su formación”.
Después de lo cual, aparece como otro reto central hoy el que los maestros piensen en que el saber que se enseña es un saber que siempre está en permanente transformación o actualización, y que lo que más debe saber un maestro hoy es el saber que enseña. Para hacer las diferencias en este caso, se debe aclarar que no se trata de confundir lo básico con lo mínimo.
“A veces, cuando se refiere a la educación inicial, es decir, preescolar, primero, segundo o tercero, se cree equivocadamente, que eso es lo mínimo y por tanto lo puede enseñar cualquiera. Creo que no es así, ya que enseñar en los niveles iniciales exige la mayor formación y solidez de parte de un docente; por tanto, un maestro de los niveles iniciales debe tener muy consolidado y fortalecido su saber básico, ya sea que enseñe inglés, matemáticas, ciencias, lengua castellana, educación religiosa, educación física, ética o democracia, cualquiera de las diez áreas escolares, es muy importante que el reto sea qué es lo que sabe el maestro de ese saber, para que aquello que enseñe sea lo básico; eso sí, entendido lo básico como lo fundamental, no como lo mínimo, pues cuando se enseña lo mínimo y no lo básico, se genera un problema de formación, nunca se puede apuntar a enseñar lo mínimo”, explicó Echeverri Jiménez.
En efecto, comprendiendo las ideas del decano, los niños de preescolar se merecen lo básico que es lo fundamental, y ello es algo que surge como un reto para el maestro actual ya que existe una enorme brecha entre lo que se ha creído debe ser ese tipo de formación en específico a lo que el tiempo actual requiere.
Por otra parte, está el reto de la consolidación de la identidad como maestro en la formación de los docentes de hoy en día, y ese es un reto central porque muchas veces quien llega a la docencia se aparece en ese entorno sin querer serlo.
“Desde la UPB emitimos la consideración de que quien es docente hoy debe asumir la condición de tal, es decir, su condición profesional. Hay un elemento de vocación que siempre se menciona, y es que el ejercicio de la docencia requiere de una máxima de vocación. En cambio, nosotros decimos, que para ser maestro se necesita inicialmente vocación y, después, una fuerte profesión, nos parece que son dos asuntos que hay que complementar”, añadió el líder de la Escuela de Educación y Pedagogía de UPB.
Puede ser que alguien llegue a la docencia por vocación pero, indudablemente, se debe poner cuidado a su sentido de profesión. Por tanto, el reto al ser maestro hoy no se trata de un problema de vocación, exclusivamente, porque a veces no se tiene conocimiento del saber y se piensa que con la vocación es suficiente, ese podría tomarse como un simple pretexto para no estudiar, para no formarse, para no alcanzar un nivel siempre avanzado en la docencia.
Igualmente, la formación de ciudadanos es una necesidad histórica. Si bien los conceptos y las prácticas de la ciudadanía han dependido de los contextos culturales, económicos, políticos y sociales de la humanidad, en el actual escenario de la escuela formadora de vida se presenta como un gran reto para los maestros.
Para el decano de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Medellín, John Fernando Restrepo Tamayo, la escuela hoy tiene que ser un escenario de formación de ciudadanos.
“Es decir, a la escuela tiene que dejar de preocuparle o de obsesionarle la representación y los puntajes en los exámenes oficiales y debe ocuparse más por hacer que el estudiante entienda el lugar que ocupa en la sociedad, a eso se le llama ciudadanía, una persona que sea consiente de los derechos cívicos, sociales y políticos”, consideró.
El decano divulgó como elementos básicos de dicha formación ciudadana el aprender a respetar una fila, no tirar basura al piso, cuidar el agua, respetar al ambiente, reciclar; unas tareas mínimas, las cuales irán generando una cultura diferente a lo largo de la protección de los recursos naturales y de los derechos del otro, que según Restrepo Tamayo sólo se pueden exigir cuando se hacen valer los propios, y esa se presenta como una función esencial de la escuela actual.
Y continuó el decano: “El preocuparse constantemente por los puntajes es una apuesta que nosotros consideramos, absolutamente, fura de foco. Han puesto a los profesores en un círculo vicioso, porque los miden según el Icfes (Instituto Colombiano para la Evaluación de la Educación), todo parece que se midiera según exámenes estándares, lo mismo pasa con las universidades; pero, yo creo que precisamente celebrar el Día Clásico del Maestro, posibilita que ellos levanten la voz y eso tiene que llevar a quienes diseñan la política pública a hacer que en últimas sea posible una recuperación de la ciudadanía”.
Aclaró el académico que esto no implica descuidar los resultados de las pruebas Saber Pro o de las Icfes, fue más bien un mensaje suyo a no ser absolutizares de este tipo de pruebas, no convertirlas en el único criterio a través del cual una institución educativa cumple con el funcionamiento de sus demandas constitucionales y críticas.
En sus palabras, todo el sistema educativo en Colombia tiene que sacudirse, porque de nada sirve tener muy buenos puntajes si seguimos viviendo en un escenario de violencia, de conflicto, si la corrupción sigue campeando por todo el escenario social, político y económico, porque esto no es sólo en los estratos 1 y 2.
Igualmente, se enfrenta hoy la escuela al reto de renovar sus votos alrededor de una máxima y es que es un territorio de paz, un territorio que hay que arrebatarle a los violentos, porque toda la sociedad debe entender que ella se debe concebir como el lugar en el que se deshacen las fronteras, los odios, las venganzas y los partidismos entre un grupo o el otro.
“La escuela tiene que convertirse en un espacio en el quien atraviesa el primer umbral de la misma, deja atrás cualquier personificación de grupo violento o de grupo armado, tanto como víctima como victimario, para que el diálogo, el respeto o el pluralismo sean posibles”, declaró John Fernando Restrepo Tamayo.
Sin lugar a dudas, estamos en una época de grandes transformaciones, no solamente por estar transitando la Cuarta Revolución Industrial sino, también, porque la nuestra es una época de cambios sociales muy importantes. Es un tiempo que tiene aparejados el desarrollo tecnológico y el desarrollo humano y social.
En ese sentido, hay un reto al que se enfrentan los docentes hoy en día y que Juan Guillermo Pérez Rojas, director técnico del Mova (Centro de Innovación del Maestro), consideró fundamental, tiene que ver con un cambio de las instituciones educativas, con transformaciones que se tienen que dar alrededor de la escuela y de los procesos mismos de formación de los estudiantes, bien sean niños, jóvenes o adultos.
Ese reto del que da cuenta Pérez Rojas, tiene que ver con la necesidad del maestro hoy de adaptarse a estos cambios de época y, asertivamente, producir las transformaciones que la sociedad y el mundo necesitan para poder cumplir con el propósito último de la educación, “la formación integral de las personas”, según los postulados pedagógicos de Jean Piaget.
Más aún, el director del Mova cree que además de adaptarse a las condiciones de esta época, lo maestros en la actualidad se enfrentan al reto de transformar los procesos al interior del aula o la práctica pedagógica.
En ese orden de ideas, “el incorporar tecnologías en los salones de las escuelas, utilizar las mediaciones adecuadas para que los estudiantes puedan aprender eficazmente algo y unir el desarrollo tecnológico y social con el desarrollo humano de los individuos es una tarea que tienen los maestros, constantemente, para que los alumnos puedan construir adecuadamente su subjetividad de las cosas”, precisó el director.
Los anteriores, surgen como parámetros para que los maestros puedan potenciar el desarrollo humano en las aulas, y ello sí que es algo fundamental en este tiempo, esta es una época en la cual el desarrollo de lo humano se requiere con urgencia, con fortaleza; por lo mismo, desarrollar las competencias, que llaman algunos blandas o las básicas, las cuales tienen que ver con lo íntimamente humano, es una responsabilidad fundamental de la educación y el maestro de hoy.
Algo en lo que concuerda John Fernando Restrepo Tamayo, de la Universidad de Medellín, cuya institución ofrece maestría en Educación a los docentes de Medellín. En sus palabras, la escuela debe concebir la tecnología y las redes sociales como un aliado y no como una amenaza.
“Los maestros deben dejar de perder tanto tiempo echando cantaleta cuando ven a los estudiantes conectados, porque para los estudiantes hay más interés y atrae más la información que hay en las redes. Simplemente, deben aprender a utilizar ese escenario para generar conocimiento, cultura e interacciones de información de una manera acorde con los intereses de la escuela hoy”, narró a EL MUNDO.
No obstante, se entiende que el maestro hoy debe ser capaz de facilitar los procesos para que los jóvenes aprendan lo que tienen que aprender y desarrollen sus competencias emocionales, afectivas, de relación social, de capacidad de trabajar con el otro y de convivir en el aula con él; en resumen, de desarrollar todo lo que tiene que ver con el ser antes que otros asuntos que tienen que ver con el conocer o con el hacer.
Guillermo Echeverri, decano de la Escuela de Educación y Pedagogía de UPB.
“Avanzar en la formación avanzada para que los maestros de los niveles iniciales sean docentes con maestrías y doctorados. No podemos seguir pensando que es viable que el país siga teniendo en los niveles iniciales maestros con poca formación, que medio saben el saber.
Es decir, si yo voy a enseñar la lectura y la escritura en los primeros años, lo que requiero es un maestro que tenga una alta competencia en lectura y escritura, no profesores que más o menos sepan leer y escribir o que sepan un poquito, se necesitan maestros que sepan muy bien”.
“Estar contextualizado, conocer las dinámicas mundiales de globalización, incorporar las tecnologías de la información y la comunicación a su quehacer docente, ser reflexivo, preguntarse siempre por las necesidades del contexto, actualizarse en metodologías y en formas de centrar la atención en el aprendizaje más ya no en la enseñanza, generar relacionamientos que le posibiliten ir más allá en su práctica docente”.
“Las necesidades están puestas primero, en la urgencia de formación, y es que los maestros siempre serán sujetos de formación y por eso, entonces, a partir de la enseñanza inicial hasta la avanzada y, por supuestos pasando por la formación continua, debe haber un ejercicio que sea coherente, sistemático y que permita formar ese perfil del maestro que requieran las sociedades actuales. ¿Pero qué requieren las sociedades actuales? Formación desde lo humano, del saber, formación a partir de la práctica pedagógica, a partir de la relación con las comunidades y desde el desarrollo de proyectos colaborativos con la misma.
También está la necesidad de que el maestro debe hoy trabajar, de manera colaborativa, mancomunada con sus pares. El trabajo entre pares, el diálogo con ellos, la discusión permanente, la construcción entre todos, el proyecto de escuela y de aprendizaje serán fundamentales para garantizar, entonces, el éxito de escuela en esta época”.