Tercer capítulo de la saga Medellín-Junior; títulos en juego, alegrías y lágrimas que el miércoles se desnivelará en favor de un equipo.
Mientras Carlos la Gambeta Estrada cedía inevitablemente a compartir ante la cámara ese momento tan íntimo como es el llanto, en la tribuna los hinchas se debatían entre la alegre resignación y el desconsuelo de sumar otra pepita a la camándula de la espera.
Ese momento se convertiría en la imagen de la icónica lealtad de la hinchada del Medellín, que antes de la deformación de la pasión, que llegó con el barrismo, era incluso objeto de admiración por otras hinchadas, incluyendo la vecina.
Casi 23 años después, en el mismo estadio y con el mismo antagonista (Junior), se dictaría esta vez un guion con final feliz para el Rojo, con el protagonismo de una afición que aún con tres finales perdidas y años aciagos estuvo ahí casi siempre.
Pero las cuatro estrellas que llegaron al escudo han ido redefiniendo la relación entre afición y club a tal punto de llegar a considerar un título como un consuelo o un premio de menor cuantía.
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Y es que si el idealismo no basta para dimensionar el valor de ganar la Copa Colombia, habría que recordar que el cupo a Copa Libertadores que concede el torneo se traduciría en cerca de 1.500.000 dólares para el equipo por participar de la fase de grupos. Esto sin contar aspectos incluso más redituables como el posicionamiento de la marca y la cotización de la plantilla.
Pero incluso antes de otorgar tiquete a Libertadores la Copa Colombia ya había demostrado su valor más allá de sumar otro trofeo en las oficinas de los clubes.
No es casualidad que la clasificación a la final de Itagüí en 2010 aún estando en la B, fuera el anuncio del ascenso y unas primeras temporadas más que notables en el fútbol de primera; o que el título de Copa aliviara presiones por la sequía de décadas de Millonarios y Santa Fe para replicar luego ese éxito en la Liga; o que el triunfo de Nacional permitiera tiempo y paciencia para que Juan Carlos Osorio desarrollara su posterior supremacía en el fútbol nacional. Incluso el subcampeonato del Junior en 2016 con su consecuente cupo a Sudamericana obligó al club a hacer una inversión en nómina que hoy los tiene en semifinales del mismo torneo.
Son argumentos al otro lado de la balanza para equilibrar el pesimismo por lo que muestra ante la parcial roja como un 2017 desafortunado.
Y si aún después de esto la afición no puede permitirse la satisfacción de saberse los mejores de un torneo después de tantas jornadas de tribuna a sol y sombra, y disfrutarlo sin pensar en atenuantes, entonces ¿para qué tanto sufrimiento?
Probables alineaciones:
Junior: Sebastián Viera; Jesús Murillo, Jonathan Ávila, Rafael Pérez, Germán Gutiérrez; Leonardo Pico, Víctor Cantillo, Matías Mier; Téofilo Gutiérrez, Roberto Ovelar y Yimmi Chará.
DT: Julio Comesaña.
Independiente Medellín: David González; Jonathan Lopera, Rodrigo Erramuspe, Santiago Echeverría, Sebastián Macías; John Hernández, Didier Moreno, Yairo Moreno, Mauricio Molina; Leonardo Castro y Valentín Viola.
DT: Ricardo Calle.
Estadio: Metropolitano Roberto Meléndez de Barranquilla.
Hora: 7:10 p.m.