Sea cual sea el desenlace de la crisis, Trendle vislumbra dificultades para trabajar en estos países de los que Al Yazira ha sido expulsada, entre los que también figura Jordania.
La televisión Al Yazira se niega "a ser silenciada" por los cuatro países que han pedido su clausura en el contexto de la crisis diplomática del golfo Pérsico, dijo el director del canal en inglés de la emisora catarí, Giles Trendle.
"Estamos comprometidos con desarrollar nuestro trabajo. No nos dejaremos intimidar o acosar, no seremos censurados, nos negamos a ser silenciados. Vamos a seguir haciendo nuestro trabajo lo mejor que podamos", afirmó Trendle en su despacho en la sede de la emisora en Doha.
La clausura de Al Yazira es una de las trece exigencias que Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Baréin plantearon a Catar para resolver la crisis, pero que Doha rechazó antes del ultimátum que vencía la noche del martes.
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Tras haber expirado el plazo, "no ha cambiado nada", en opinión del directivo, puesto que todavía no hay una solución alternativa para la crisis, cuya salida está "en manos de los políticos".
Los periodistas de Al Yazira, a pesar de estar en el centro del huracán político, continúan haciendo su trabajo "normalmente" y la cadena emite 24 horas por día, resaltó el directivo.
Trendle reconoce que es difícil informar de la crisis diplomática del golfo manteniendo la distancia necesaria, por ser una parte implicada.
"A ningún periodista le gusta ser el centro de su historia. En todo lo posible intentamos mantener distancia, es un desafío, lo admito, informar de una historia en la que eres el centro. Normalmente nos gusta ser objetivos, pero reconocemos que Al Yazira es un elemento central de la historia", comentó.
Trendle ve claro que el objetivo de esos gobiernos, en relación a su cadena, es "manchar su reputación" porque "no les gusta" que una televisión ofrezca diversos puntos de vista y se salga de la "narrativa oficial".
"Si quieres ver televisión inflamatoria, ve la televisión egipcia; si quieres ver noticias falsas, ve (el canal saudí) Al Arabiya", dijo el directivo, hablando del modelo de televisión que patrocinan los países que piden el cierre de Al Yazira.
En cambio, defendió la profesionalidad y credibilidad del canal catarí y sus esfuerzos de informar con "objetividad, franqueza y libremente".
Los países que bloquean a Catar han acusado a Al Yazira de ser un altavoz de grupos islamistas, como los Hermanos Musulmanes, pero Trendle puntualiza que la cadena busca ofrecer todas las perspectivas de cada historia y de personajes de todo el espectro político y religioso.
"Al Yazira ha sido reconocida porque fue uno de los primeros, sino el primer canal árabe, en incluir portavoces israelíes en su canal y eso no significa que sea proisraelí", comentó.
En su opinión, la animadversión de los gobiernos de la región hacia el canal de noticias se remonta a las protestas ocurridas en varios países árabes en 2011, porque la cadena "le dio voz" a los que hasta entonces no la tenían y salieron a la calle para pedir reformas democráticas.
La situación de dificultad para trabajar en este tipo de países no es nueva para la cadena, puesto que en Egipto le cerraron la sede después del golpe de Estado que llevó al poder al presidente, Abdelfatah al Sisi, en 2013 y también vivió una situación similar en Irak.
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El Cairo, recordó, mantiene en prisión preventiva desde hace 198 días al productor de Al Yazira Mahmud Huseín, de nacionalidad egipcia, arrestado el pasado 20 de diciembre cuando estaba de vacaciones en su país.
Su caso, puntualizó Trendle, es similar al de otros tres periodistas del canal en inglés que pasaron cien días arrestados entre 2013 y 2014 acusados de "cargos disparatados, inventados".
"Demandamos libertad de prensa, que los gobiernos respeten a los periodistas y que nos permitan hacer nuestro trabajo sin intimidación o amenazas", reclamó.
A pesar de las dificultades, asegura, la cadena no deja de informar de estos países, recurriendo a agencias internacionales, entre otras vías.
Trendle afirmó que en las últimas semanas la cadena ha recibido un gran apoyo por parte de organizaciones de prensa internacionales y medios individuales, pero señaló que en los primeros días de la crisis sintieron que "había un poco de silencio" en relación a la situación de la emisora.
"Sentimos que en la última semana o dos, la gente está comprendiendo las complejidades y las sensibilidades de la historia, lo escandaloso de la demanda de cerrar Al Yazira", concluyó.