Aprendemos a decir “los colores bonitos” y no decimos “los colores bonito”. Nuestro cerebro aprende la lógica “plural con plural”.
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“En Medellín le decimos NO a las corridas de toros”.
Bueno. La antigua práctica del toreo muere lentamente. ¿Pero dónde está el error que aquí nos convoca? La concordancia es una característica del idioma y la aprendemos en la casa, no hace falta ir a la escuela. Aprendemos a decir “mi mamá es linda” y no decimos “mi mamá soy linda”. Sin necesidad de estudiar gramática sabemos que “soy” va con “yo”.
Aprendemos a decir “los colores bonitos” y no decimos “los colores bonito”. Nuestro cerebro aprende la lógica “plural con plural”. Por esto es entendible que este redactor y la mayoría de los hablantes digan “le di dinero a los niños”, porque parece que “le” concuerda con dinero o con el pronombre “yo” (que no aparece, pero está). Resulta que no, que en realidad se debe entender con “los niños”, que son el elemento que recibe la acción.
Así que el redactor debió decir “les decimos NO a las corridas”.
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De esas que casi nunca usamos
Famélico. Nada tiene que ver con la fama y sí todo que ver con el hambre, esa desgracia que la inteligencia humana no ha podido erradicar. Resulta que hambre viene de la palabra latina fames. Ya notaron que fames tiene su parecido con famélico, que significa hambriento o delgado (delgado por soportar hambre).