A propósito de la reciente propuesta de ley para prohibir los celulares en las aulas de clase del país, la experiencia de la profesora de inglés Elisabeth Salamanca Campiño da ejemplo del fundamento pedagógico que se debe dar al uso de la tecnología de los estudiantes en los salones.
Un grupo de una escuela de Carolina del Norte (Estados Unidos) sostiene una videoconferencia con las estudiantes de la Institución Educativa San José, en el municipio de Itagüí, no es la primera vez que lo hacen y con ellas están fortaleciendo el steam en la clase de Inglés.
Por un infortunio del destino la conexión a internet se cae y si no fuera porque su profesora, Elisabeth Salamanca Campiño, compartió los datos de su celular, esta conversación no hubiera podido terminar “con los aprendizajes tan amplios que construyeron ambos, tanto los aprendices norteamericanos como los colombianos”, relató la docente.
Lo anterior no podría haberse dado si hoy en día rigieran los designios del proyecto de ley que Rodrigo Rojas, representante a la cámara por el Partido Liberal, radicó, el pasado 21 de agosto, en el Congreso, el mismo, que de ser aprobado, prohibiría el uso de dispositivos móviles en las aulas y los colegios, para estudiantes y docentes de preescolar, básica y secundaria.
Y aunque este proyecto llegó al Congreso con miras a convertirse en ley, “no deja de ser una iniciativa que inquieta por lo positivo y negativo que podría traer para el sistema educativo colombiano”, esas fueron las palabras de Fernando Carvajal, rector de la Institución Educativa Inem José Félix de Restrepo, de Medellín.
El proyecto ley que busca aprobarse en Colombia tiene la misma naturaleza del recientemente aprobado por la Asamblea Nacional de Francia, aunque dista mucho de las bases, pues en Colombia se justificó por la “exposición excesiva a dispositivos móviles y aplicaciones que tienen los niños y jóvenes en la actualidad”, declaró el representante Rojas, mientras que en Francia Jean-Michel Blanquer, ministro de Educación, detalló que la prohibición busca “enviar un mensaje a las escuelas, a los colegios y a la sociedad francesa sobre disfunciones incompatibles con la mejora del clima escolar”.
Lo cierto es que este tema enfrenta a la comunidad estudiantil en Colombia sobre si el uso del celular en el aula de clase puede estar a favor o en contra del aprendizaje.
Por su parte, la Profe Elisabeth expuso ampliamente por qué en su propuesta educativa integra la tecnología en las clases para que sus alumnas aprendan fácilmente a hablar y a escribir inglés, y esa es su razón principal.
“Creo en la implementación en las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en el aula de clase porque los jóvenes en este siglo no son nada ajenos a ellas, son nativos digitales”, justificó.
Las TIC, como ella lo afirmó, son una herramienta fundamental en las clases de esta profesora de inglés, encontró en ellas un aliado, un apoyo para que el aprendizaje de su área sea más ameno, además las TIC han contribuido a que las estudiantes de la I. E. San José mejoren las cuatro habilidades del idioma o las competencias.
Esta profesora es tan “tecnológica”, que los trabajos que pone a los estudiantes nunca se los recibe en el papel, sólo lo hace en línea, así también contribuye a la cultura ambiental.
Ella encuentra “ampliamente” actividades de listening, readings y ejercicios speaking, que a diario lleva al aula de clases. Para resolverlas deja a sus estudiantes usar sus celulares, pero eso sí, si no es con fines pedagógicos, no acepta su uso, y en esto fue muy clara.
La experiencia de Elisabeth Salamanca Campiño con el celular en el aula de clases ya tiene fama en este municipio del Sur del área metropolitana. Ella ha expuesto por tres años consecutivos su experiencia con el uso de las TIC’s en el programa de Itagüí Digital, y su ilusión es que cada vez más y más docentes le “copien”, que dejen el miedo al celular en el salón y más bien “lo tomen” de aliado, dijo.
El aprendizaje autónomo, colaborativo; la estimulación a la autorregulación, la apropiación de competencias del siglo XXI, el desarrollo de la comunicación y el fortalecimiento del pensamiento crítico son las justificaciones que les da a los demás maestros del por qué deben dejar el miedo a que sus estudiantes usen el celular dentro del aula de clases.
Ante ello, el político Rojas manifestó que aunque entiende el aporte de los celulares en el salón, y que lo que más destaca es la vocación de algunos maestros en potenciar las capacidades de los estudiantes, todo el debate que se ha dado con su proyecto le reafirmó su creencia de que este tipo de aparatos en manos de los niños sin supervisión va en detrimento de la educación.
En el proyecto de ley él justificó que un celular dentro de un aula es un “agente distractor”, que afecta la concentración, por eso se "busca velar por el desarrollo integral, la educación y la seguridad de niños y adolescentes", añadió.
Siguiendo con sus argumentos, Salamanca Campiño destacó que un buen uso del celular, y supervisado a consciencia, en cambio permite que los estudiantes, por ejemplo, puedan estar conectados con personas alrededor del mundo, responsablemente, aprendiendo de otras culturas. Además, dijo, un celular en el aula permite una conversación en tiempo real sobre un tema especifico, “eso a los jóvenes les gusta, ese es su lenguaje, y hablar con su mismo lenguaje es motivarlos, es comprender todo su mundo, es impulsarlos a que exploren las herramientas para ser mejores”.
Foto: Estefanía Posso Soto
“Yo nunca he tenido problema con un estudiante porque esté haciendo con el celular algo que no está permitido dentro de los parámetros del uso del celular en el aula. La clave está en ponerle bien las reglas a los estudiantes”, declaró la profesora de inglés Elisabeth Salamanca Campiño, de la I. E. San José, de Itagüí.
Contó que al estudiantado le ha enseñado muchas herramientas que pueden utilizar con su celular, Edmodo, Duolingo, Powtoon, Movie Maker, Prezzi, entre otras.
“Por ejemplo, con Edmodo esta se puede descargar en celulares y computadores y permite que exploren contenidos, ademas yo, como docente, les puedo hacer por ahí evaluaciones en línea o evaluar planes de mejoramiento”.
Las estudiantes de Elisabeth han aprendido a hacer historietas en inglés, videos o comerciales bilingues con las herramientas que ella les ha enseñado a manejar.
“Al principio tuve con los padres de familia un poco de problema, porque algunos me decían: ‘nosotros prohibiéndoles Facebook y usted los pone a que se entren a eso’; pero yo les tuve que enseñar los beneficios de la página y sus usos, es decir, el reto es como yo, como docente, pongo las TIC’s al servicio de la educación, y que los alumnos reconozcan que es con el fin educativo”, añadió.
Esta maestra de Itagüí también utiliza grupos de WhatsApp para mandar información de sus clases y los tiene para todos los grados en los que enseña.
Al respecto, el director del Instituto Alberto Merani, Julián de Zubiría, consideró que se hace urgente que los docentes y padres de familia medien en el criterio del uso de los celulares en el colegio. Para él si lo móviles se dejan usar libremente en el aula de clase “los jóvenes aprenderían a escribir y leer mejor”, por mencionar sólo un beneficio; prosiguió, “lo que se necesita es formar a los estudiantes en el manejo adecuado de las redes”.
A lo que Carolina Piñeros Ospina, directora ejecutiva de Red Papaz, prefirió sugerir que en el país se dé mejor una autonomía a los colegios para que reglamenten el uso de los móviles. “Esto no tiene nada que ver con la apuesta que tenga el colegio o no por la tecnología, los centros educativos claramente deben tener hoy una gran apuesta por el uso y de la tecnología en las aulas, pero entendemos que para los colegios es un gran problema los niños con dispositivos en todos los espacios, por eso creemos que es muy importante que el gobierno por medio de una ley le dé autonomía a los colegios para que reglamenten el uso de los móviles”, precisó.
Pero, la profesora Elisabeth sigue con el argumento de que es “una locura prohibir el uso del celular en el aula de clase y en los colegios”, siente que así le quitarían vida a sus clases, ella se cuestiona, “¿un maestro cómo no va a poder ingresar el celular ni al colegio? Eso es como retroceder en años a la vanguardia, sería como volver a la época donde no existían ni computadores ni celulares, uno no puede desconocer lo que ya se ha creado y sus beneficios. La educación ha evolucionado, así como la vida misma, por eso prohibir el celular en las aulas es un retroceso para Colombia”, finalizó.