En el estrépito de su vuelco ideológico, dijo: “Soy hija de Hugo Chávez y Simón Bolívar”.
Muchas frases han alborotado el cotarro político, por estos días. Piedad Córdoba, en el XXV Foro de Sao Paulo (de partidos y grupos de izquierda latinoamericanos, fundado por Luiz Inácio da Silva y Fidel Castro), en donde primero intervino Carlos Antonio Lozada, se refirió a Maduro: “Yo conozco a Nicolás, es mi hermano y mi hermano espiritual”. Y de Diosdado Cabello expresó que “a este lo quiero como un putas, le ha tocado duro, pero seguimos ahí, porque ¿saben qué somos? Un cariño verdadero”. El actual dictador venezolano, entretanto, dijo: “Márquez y Santrich, bienvenidos; Uribe, ve a chantajear la madre de Tarzán”. Y hace pocos días, el presidente Iván Duque se vino con la suya: “A Maduro, se le asoman más las orejas de burro”.
Ya sabemos en qué plan anda la muy en barrena, Piedad Córdoba. Sus réditos políticos son cada vez menores y su protagonismo es insignificante. Así como de Claudia López se mofan, al aludirla como Claudia Nayibe, los millones de detractores de Piedad Córdoba la refieren como Piedad Esneda. La mujer del turbante africano – ¡quién lo creyera! –, hija de docentes de secundaria (el chocoano Zabulón Córdoba y la antioqueña Lía Ruiz) fue educada en la Universidad Pontificia Bolivariana e hizo un posgrado en la Universidad Javeriana. Su comportamiento e ideas, desdicen mucho de los lineamientos recibidos en los claustros universitarios. Nació en 1955, y su hijo Juan Luis es congresista del Partido Verde. Estuvo casada con Luis Ángel Castro Hinestroza, sociólogo y pionero en Medellín de tabernas de categoría de salsa. Fue tal su idilio al comienzo, que llegó a presentarse como Piedad Córdoba de Castro.
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Ha vivido en ósmosis de guerrilla: (i) en Caracas se reunió con Chávez, Iván Márquez, Rodrigo Granda y José Santrich, (ii) Los documentos encontrados al computador de Raúl Reyes, la comprometieron en demasía, (iii) En los correos electrónicos encontrados al Mono Jojoy, se hablaba indistintamente de “Teodora de Bolívar”, “La Negra” y “La Negrita” y (iv) Este año, se reunió con miembros del Eln. Y dicen las malas lenguas, que Santrich estaría alojado en una propiedad asignada a Córdoba en Venezuela. Un día lejano, cuando ya estaba el estrépito de su vuelco ideológico, dijo: “Soy hija de Hugo Chávez y Simón Bolívar”.
Sus inicios políticos fueron serenos y exitosos: al lado de su mentor, el brillante William Jaramillo Gómez, fungiendo como secretaria privada de éste. También ofició como subcontralora municipal. Concejal de Medellín (1988), diputada a la Asamblea luego, Representante a la Cámara (1992-1994), Senadora (1994-2010), siempre por el Partido Liberal. En 1994 fue secuestrada por las Auc, liberada y exiliada con su familia en Canadá. Regresó al país y sorteó dos atentados, donde salió ilesa. Llegó hasta a ser presidenta del Partido Liberal. Más tarde se aliaría con el Polo Democrático. Y a partir del año 2007, se involucró en temas muy calientes: acuerdo humanitario entre Farc y gobierno, mediación para liberar seis secuestrados que estaban en poder de la Farc, más tarde a tres policías y un soldado, propuesta de eliminar a las Farc y al Eln de la lista de terroristas, cercanía inmensa con Chávez y Maduro, etc. Fue el representante a la Cámara antioqueño, Augusto Posada, quien la denunció por traición a la patria y conspiración.
En sus viajes era blanco de insultos y hasta fue agredida en Aruba. Asistió como víctima a La Habana. Incluso, fue candidata a la presidencia de la república, pero renunció finalmente (2018), tras haber recolectado 400.000 firmas. Se desaforó en pedir en México, el rompimiento de relaciones con el gobierno colombiano. Hasta que llegó el 27 de septiembre de 2010, cuando el procurador Alejandro Ordóñez, la destituyó de su cargo como senadora y la inhabilitó por 18 años para ejercer puestos gubernamentales. Adujo persecución política y tuvo la fortuna de que se sentenció a su favor una indemnización por $ 1.800 millones luego de que el Consejo de Estado anulara la decisión. Su electorado hoy, es minúsculo y quedan muy pocos que la apoyan. Piedad Esneda, es blanco de críticas por los colombianos y de poemas para ella de los zurdos y los fascinerosos. En el 2016, se lanzó a la campaña de incentivar la recolección de 10 millones de votos por el sí. Hoy, ha hecho un receso en la política partidista (que no como opinadora y metiche en berenjenales), y se ha dedicado a criar pollos y gallinas en la finca.
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Después de clamar porque el socialismo llegue a Colombia, hace unos años en el Palacio de Miraflores, exteriorizó que haría colas de mil amores. Al ser tan estrecha la cercanía de Córdoba con Chávez, los rumores de que eran novios fue creciente, pero ambos lo desmintieron. No queremos más Piedad Córdoba. Si somos coherentes, tendríamos que decir que se quede en Venezuela, Piedad Esneda. Aquí, con su ideología antipatriota y su tesis proguerrilla, es mejor no verle de cerca su lastimero declive político.