¿Sirve aún la publicidad política física en campaña o gobierno?

Autor: Miguel Jaramillo Luján
25 abril de 2019 - 09:01 PM

Están demostrando que la publicidad física va de capa caída e incluso el ciudadano ya poco cree en mensajes de radio y televisión análoga.

Medellín

Miguel Jaramillo Luján

Mientras se van definiendo las democracias internas en varios partidos y movimientos políticos y se decantan los queredores y los jugadores, para elegir el poder regional en Colombia, es válido hacerse esta pregunta en tiempos donde muchos siguen usando experiencias y datos de campañas anteriores que hoy para nada sirven y donde los ciudadanos – incluso mayores de 35 y no nativos digitales- están apostando más por la virtualidad en el contacto de campañas y gobiernos que por volantes o pasacalles.

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Vivimos un sistema antisistema como nunca antes lo habíamos presenciado los analistas e investigadores pues se nota en las encuestas y sondeos que empleamos para campañas y gobiernos, donde se perciben ciudadanos más que hastiados con la praxis de la política, están empezando a expresar hastío contra las instituciones y aquello que las cohesiona, una variable que será de profunda incidencia para la próxima campaña en Colombia y en otros lugares de Latam.

Recientes procesos de consultas e investigaciones internas en partidos y movimientos donde se han violado de manera flagrante las leyes de Colombia y las propias normas de los partidos y muchos han “empapelado” las ciudades con volantes, carro vallas, afiches, vallas y otros medios colaterales solo permitidos en la campaña y tiempo formal; están demostrando que la publicidad física va de capa caída e incluso el ciudadano ya poco cree en mensajes de radio y televisión análoga.

En muchas de las fotografías, piezas, registros digitales, eventos, recorridos u otros, hoy usted podrá identificar lo que quiera de un aspirante y si sus equipos de asesores pretenden hacerlos seguir en la dinámica de los políticos de otrora o enarbolando simples y simplistas banderas de cambio o continuidad, van a perecer en el mar de la distancia con el ciudadano que vota y también el que no lo hace.

Como aspirante o coequipero ustedes deberán saber leer con letra menuda, lupa y mucho criterio esta corriente de opinión que es más un anhelo ciudadano que un fortalecimiento del relato, de la imagen real, de la historia personal, de la cercanía para la escucha y la conversación que los grandes anuncios con poderosas frases. Creo que la publicidad y muchos publicistas siguen viviendo del cuento de creerse estrategas por un leve conocimiento de estética y de la política sin haberse formado, sin saber leer una investigación y seguir cediendo a que investigar es viajar con la gente en el bus o ir a observarlos a un supermercado. No señores, eso sirve para vender una salsa de tomate o un pañal, pero este asunto es de una seriedad superlativa y al estar nuestro futuro como sociedad en juego, es menester de las campañas y los gobiernos contratar personas preparadas y no caer en el juego de los saltimbanquis del clic y de la apariencia.

Sobre marketing político creo que la publicidad física ya no es tan funcional como antes y va cediendo camino a los medios virtuales más que de recepción, de conversación con el ciudadano. Pero también existe el peligro que corren muchos candidatos débiles de discurso que creen que con la foto o el video que los muestra muy humanos, cargando bebés, en un bosque, sembrando árboles, montando en bicicleta o sonriendo, es todo para lograr esa conexión que lleva a la viabilidad y luego al voto. Se equivocan de manera flagrante pues en ambos casos la demanda de un discurso más sólido y de coherencia con lo que siempre han sido antes de campaña se les va volviendo su peor karma.

Colombia está dejando atrás un conflicto de más de 50 años y se percibe en la ciudadanía un deseo de contar con más mujeres, líderes jóvenes e incluso de diversas condiciones sociales, culturales y sexuales que refresquen realmente el ejercicio de la política y de lo público y sean ese antídoto frente a la agobiante corrupción que parece carcomerse el Estado a mordiscos.

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No es la muerte de la publicidad física, es su revaluación y dosificación. Menos es más y si esa publicidad en forma de volante o plegable va acompañada de un saldo pedagógico (que enseñe algo y sea útil) va ser mucho mejor porque logrará mayor responsabilidad con el medio ambiente, la ciudadanía y ampliaría su impacto al no quedarse en la papelera más cercana, porque algunos sentirán el deseo de compartirla en sus casas.

Vivimos un nuevo tiempo electoral que permite estas y muchas otras lecturas de profundo cambio en la forma de hacer la política y la comunicación, y ya países como Ecuador, Perú, México o República Dominicana donde acompaño varios procesos electorales y de gobierno viven en carne propia los resultados de estas anotaciones que van a marcar también la elección y ejercicio de los nuevos gobiernos regionales y locales de Colombia desde 2020.

 

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