El calor es sofocante, el sudor cae en los ojos y fastidia, y no vendrá ningún viento que refresque el rostro porque estamos en una mina, la más profunda de Colombia con mil metros de profundidad y más de 900 kilómetros de galería, se trata de El Silencio, ubicada en Segovia, Antioquia, y cuyos derechos de explotación los tiene la GranColombiaGold. 

El espacio nunca es excesivo, siempre es suficiente, justo. Al socavón se entra en un vehículo inclinado sin puertas ni ventana ni techo, donde caben al menos ocho personas que deben ajustarse al espacio porque donde pone los pies una se sienta la que está abajo, como si lo hiciesen en una escalera. El personal de seguridad advierte que bajemos la cabeza porque hay partes donde el túnel es muy bajo, y podríamos rozar con nuestros cascos de seguridad la piedra o pasar algo peor. Claro está, la preocupación no es por la piedra.

La bajada empieza lenta pero luego es más rápida y se tiene una sensación parecida a la de aquellos viejos túneles del terror de los antiguos parques de diversiones, donde la gente, sentada en carritos de dos personas, traccionados por un sistema mecánico, iban atravesando un lugar oscuro de donde salían brujas y fantasmas de mentira con el fin de asustarlos.

Ya al final del recorrido bajamos y empezamos a caminar en terreno plano por un túnel en el qué máximo cabrían dos personas juntas, imaginarse a estas temperaturas y con el sudor como compañero empleando un pico para extraer de las paredes la piedra de donde se obtendrá el oro, resulta fátigante, y eso que no hay una herramienta cansando las manos. 

Pero después de 20 minutos caminando se entra a las galerías donde se hace la explotación mecanizada que lleva adelante la empresa, allí ya no cabrían dos personas sino un camión cómodamente. Minutos más tarde estamos frente a la novedad: el primer refugio de salvamento minero con estándares internacionales en Colombia. Su antesala con color blanco pintado a la que le sigue una puerta de seguridad encajada en una pared de roca la asemeja a un refugio nuclear digno de la saga Terminator.

El refugio ubicado a 650 metros de profundidad, tiene un área de 121 metros cuadrados y cuenta con los elementos y la tecnología necesaria para la supervivencia de 60 personas por un período aproximado de 72 horas, equipo de purificación de aire, oxígeno, raciones de agua y alimentos especiales para emergencias; fuente de energía eléctrica (baterías) para mantener los sistemas de apoyo; aire acondicionado, baños, equipos de atención prehospitalaria, entre otros, explicó José Ignacio Noguera, vicepresidente de asuntos corporativos de GranColombiaGold.
Se trata de una inmensa sala blanca donde hay sillas de plástico, grandes anaqueles donde se encuentra almacenada el agua y la comida, así como filtros para el aire y el resto de los equipos. Aquí la temperatura es ligeramente fría por el aire acondicionado, haciendo cómodo esta en el lugar. 

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El número de personas que podría ocupar el refugio podría ser mayor y alcanzar 120 individuos. La cifra de 60 personas se debe a que es el máximo de personal que se vería afectado en caso de un derrumbe y tendrían que llegar a este lugar. Asimismo las 72 horas es el tope del tiempo que le llevaría a los equipos de salvamento extraer a los mineros desde la superficie.
Explica el directivo que en caso de que el rescate demorase más de tres días, los refugios están conectados a la superficie con una sonda, por donde se podría enviar comida, aire y agua al refugio para mantener con vida a quienes se encuentren en ese espacio.
Recordó Noguera que la metodología de explotación en El Silencio es mediante rampas y no con túneles, por lo que en caso de derrumbe sería mucho más fácil y rápido llegar hasta el refugio.
Para llegar al refugio los mineros tardarían 600 metros, que es la distancia que separa este lugar de donde ellos trabajan.
Después del refugio de la mina de El Silencio, le seguirán la apertura de los de Providencia y Sandra K. 
"La instalación cuenta con el diseño de la Agencia de Seguridad y Salud de los Estados Unidos, construida por la empresa Stratta, especializada en la construcción de refugios a profundidad en minas subterráneas", precisó Noguera.
Cada uno de estos refugios costó mil millones de pesos, para un total de tres mil millones entre las tres minas.
En la inauguración también está presente el viceministro de Minas, Carlos Cante, quien señaló que los nuevos refugios son la aplicación de la nueva reglamentación en materia de seguridad minera que "hemos impuesto en Colombia, y hacia esto tienen que avanzar todas las minerías del país. Hacia esto debemos avanzar en esta minería de gran escala".
Catalina Gheorghe, gerente de seguridad y salvamento minero de la Agencia Nacional de Minería, calificó como excelente la construcción del refugio, que va en consonancia con los esfuerzos del Ejecutivo nacional en mejorar la seguridad minera, objetivo que admite la funcionaria está aún lejos de lograrse.