¿Cuándo sabremos que los educandos, estarán asistiendo a las aulas, sin malestares originados en el hambre?
Sabores ácidos tienen algunos comportamientos y/o melancólicas tristezas, que traen además, recuerdos de largos años, relativos a enseres queridos y perdidos, en predios socioeconómicos colombianos.
1-Que ciertos caballeros ejecutaron o ejecutan, valiéndose de armas de fuego y de cierto calibre, (también con blancas), acaban o desaparecen bienes o vidas de compatriotas, 2- que centenares de niños mueren de hambre, debido a escasez de alimentos o a causa de apetitos o deseos de alimentos no satisfechos adecuadamente, por las entidades públicas o privadas que los debieron arrimar oportunamente; o para decirlo con vocablos más claros, fallecen, consecuencia de desajuste en las necesidades orgánicas o falta de materias nutritivas. 3- que las comunidades indígenas y afros descendientes demandan capítulos especiales que consideren derechos de esos pueblos en la implementación de acuerdos, cuyas gentes han sufrido los rigores del conflicto armado; 4- que los partidos pequeños están – todavía-pidiendo el estatuto de ´oposición y se les dé garantías y se tenga en cuenta en el ejercicio de la política, 5- que “la reincorporación de las Farc a la vida civil para hacer política, sin armas, incorpore prerrogativas para que puedan ejercer adecuadamente ese democrático derecho, con plenas garantías”, se lee en El Espectador de 12/VIII/2016. 6- Que el 26% de los estudiantes de Colombia, han sufrido violencia física o verbal, en los colegios. ¡Increíble!. De esa manera (a “garrote”) imposible mejorar la calidad de la educación.
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Quienes han sido educadores, saben “de sobra” las penurias estomacales con que algunos estudiantes (también de bachillerato) se ven obligados a soportar. El Editorial de este diario, de 30/VII/2016, llamó a muchos compatriotas a meditar sobre el hambre escolar…”Las muertes de menores de edad por desnutrición o causas asociadas a ella, ocurridas en Bojayá, son desgraciadas. ”El Ministro dizque ha demostrado conciencia sobre la inseguridad alimentaria”. ¿A dónde han ido los suficientes remedios a esa famélica situación?.
Pueda ser que el proyecto atinente que pasó por el Congreso, “esté dando oportunidad para enmendar lo enmendable y cubra la deuda con los conocidos más vulnerables del país, haciendo profundo y sincero gesto por nuestro estomacal bienestar y la paz”. ¿Cuándo sabremos que los educandos, estarán asistiendo a las aulas, sin malestares originados en el hambre? ¡Cómo añoramos que niños y niñas de la Guajira, el Chocó y otras regiones patrias, no están quejándose de fatigas estomacales!
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