Una preocupación latente en esta situación que se vive, es la del cuidado del adulto mayor, hombres y mujeres que después de los 60 años requieren de ciertos cambios en todo un estilo de vida que se comienza a proyectar física y emocionalmente. El envejecimiento es un proceso lento y diferente en todas las personas.
♦ El tema de ¿cuántos años tienes? Da para escribir muchas páginas, de hecho sobre eso se han escrito muchísimos libros más ahora cuando el compás de las publicaciones de orientación de vida se ha multiplicado como el arroz. Todo el mundo entre todas las ramas de la medicina, psiquiatras, coaching, diseñadoras, relacionistas, sacerdotes, curanderos, escritores, deportistas le viven diciendo al mundo… haga esto, no haga esto. Para todo hay una receta, como si se tratara de preparar un menú. A todos los cortan con la misma tijera.
♦ Por puntos. Hay pautas que son directrices de salud física y de salud emocional que pueden ser la misma talla para todos. Son orientaciones de vida. Pero recordemos que somos “seres individuales” con genes propios de nuestro nacimiento y es en este punto en donde cada uno se debe enfrentar a ese espejo que “hable” de la realidad de lo que somos. La esencia de “vivir” cada uno su vida es la gran tarea de saber qué hacemos en este mundo.
Un día nacemos y un día nos vamos… a cualquier edad.
♦ Y la gran ciencia es vivir cada día en la edad en que estemos. Es natural la preocupación del extremo cuidado en la tempestad de Covid-19 por la naturaleza de la disminución de factores en el organismo. Desde la caída del pelo hasta el arrastrar los pies al caminar, aunque muchas son las situaciones en que una persona de 70 años se ve y se siente más saludable que una de 40. Por ejemplo: Las canas no son símbolo de vejez, hoy la moda atractiva es llevar el cabello blanco; las arrugas dependen mucho del tipo de piel y de la herencia de padres, igual las herencias en las dentaduras. Herencias genéticas y cuidados a través de los años van marcando en cada ser humano ese mapa propio del “yo” el yo de ¿cuántos años tienes?
♦ A medida que se va avanzando en edad el envejecimiento es un proceso lento, progresivo y muy variable de una persona a otra y es así como las necesidades nutricionales son diferentes para todos. Poco a poco se van sufriendo cambios como la pérdida de masa muscular, la capacidad digestiva, aparecen enfermedades como la diabetes, la hipertensión, problemas en las articulaciones y en los huesos, problemas de la dentadura, manchas en la piel, caída del cabello, debilidad de las uñas. De aquí que dependiendo de un diagnóstico de salud, se da el diagnóstico de nutrición.
♦ El tema es que de los apremiantes cuidados en el adulto en este confinamiento obligatorio, es la alimentación. Con este bicho de virus en la actualidad no hay evidencia de que los alimentos o los envases de alimentos estén asociados con la transmisión de COVID-19. A diferencia de los virus gastrointestinales transmitidos por los alimentos, como el norovirus y la hepatitis A, que a menudo enferman a las personas a través de alimentos contaminados. Este es un virus que genera enfermedades respiratorias. No se ha identificado que la exposición a los alimentos sea una vía de transmisión de este virus. Pero es de suma importancia la “manipulación” de los alimentos que nuestro adulto mayor debe consumir a diario. El lavar muy bien la fruta que estamos pidiendo a domicilio, lavar muy bien las verduras y hortalizas que van en su plato. Cocinar, asar, fritar, mezclar adecuadamente los alimentos a servir. No todas las personas adultas tienen la misma facilidad en “masticar” y digerir sus alimentos.
♦ A todos se les recomienda el consumir las frutas, por tener un alto contenido en vitaminas sobre todo A y C y notable proporción de agua, pero hay que tener en cuenta a qué horas del día se le debe dar la fruta y qué clase de fruta. Muchos son los adultos con la problemática del no funcionamiento correcto del estómago o estreñimiento, para ellos en la mañana es saludable la papaya, naranja, pitaya, mango, uvas, banano y granadilla, pero es importante tomar un vaso de agua al levantarse. Otro grupo de adultos prefiere las frutas a la mediamañana. Los nutricionistas recomiendan que las frutas no deban ingerirse después de las comidas.
♦ Igual tema con las legumbres y hortalizas. Después de los 60 ya el organismo sabe y va clasificando solo lo que le gusta y le cae bien. Ellas son recomendadas por las vitaminas, fibras y minerales. Pero puede que a uno que a otro el tomate le caiga muy mal y a otros el repollo les ponga el estómago como un tambor. A Dios gracias existe una variada y larga lista en este grupo de alimentos que además son necesarios para regular los niveles de colesterol y azúcar en el organismo. Todos los fríjoles y frijolitos, garbanzos, lentejas, habas. Igual tema con los lácteos, unos no resisten la leche entera, hay que darles leche deslactosada, quesos, yogures, kumis, almendras, nueces, maní.
No les puede faltar una buena porción de carnes, pescado, pollo, huevos, porque esto es energía. Los caldos son fundamentales sobre todo cuando se les hace con verduras y con un fondo de pollo o carne. Importante… en esta edad adulta, ellos recuerdan más que nunca sus deliciosos postres y helados. Van a encontrar deliciosos productos sin azúcar que ellos pueden disfrutar. Todo en pequeñas porciones es necesario para reforzar el sistema inmunológico.
♦ En la edad adulta, la alimentación influye mucho en el estado de ánimo, en la salud emocional. En este estilo de vida de confinamiento, el adulto necesita de mucho diálogo, de ejercicio dentro de la casa, de recibir el sol, de cuidarlos de las noches frías. No es solamente comer bien y nada más. Es el cariño con el que se le sirve la comida diaria. Es hacerles sentir como “seres importantes” no como viejos que estorban. Es sonreír con ellos, recordar con ellos, bailar con ellos, comer con ellos, jugar con ellos. No hacerlos sentir encerrados. Una cucharada de sopa dada con una sonrisa es darles salud.
UNA CURIOSIDAD DE ABUELA: Parece que el cobre favorece en el organismo la creación de los trasmisores del sistema inmunitario. Si tenemos escasez de cobre, las ordenes de defensa son más lentas y las enfermedades pueden afectarnos más fácilmente.
Un caldo rico en cobre se prepara con 3 cucharadas de algas, 4 hojas de col, 1 cucharada de perejil.