La pensó mucho pero al final tomó la que considera la mejor decisión. Tuvo un par de ofertas de otras instituciones para extender su carrera de futbolista, al menos por seis meses más, pero comprendió que era el momento de colgar los botines con el equipo en el que militó durante sus últimos ocho años: Envigado Fútbol Club.
A los 38 años, Andrés Orozco decidió despedirse de la actividad que ocupó la mitad de su vida, para comenzar a experimentar en otro campo que también lo apasiona: dirigir. En comienzo lo hará en las categorías menores del equipo del Balcón de la Raza y el tiempo le dirá si está para dar el salto hacia la dirección técnica en el plano profesional.
Sin embargo, la inesperada salida del técnico español Ismael Rescalvo del equipo principal, sorpresivamente le cambió los planes iniciales al Comandante Orozco, quien en comienzo acompañará, en calidad de asistente, al técnico Rubén Darío Bedoya. “Es algo que sinceramente no esperaba. No sé si es acelerar el proceso, pero soy un trabajador del club y estoy para ayudar donde se me necesite, en este caso para acompañar a Rubén y a Juan Carlos (Ramírez, el otro asistente técnico). Para mí es un aprendizaje, una nueva experiencia”, aseguró.
Muy tranquilo, Andrés ya hizo el famoso duelo que suelen realizar los futbolistas cuando abandonan la práctica profesional: “No es fácil digerir ese cambio de estar toda la vida dentro de una cancha, luchando por alcanzar objetivos, preparándose para jugar, pero lo asumí con tranquilidad. Ahora ya estoy enfocado en lo que viene, muy agradecido con el Envigado porque desde hace muchos años vieron en mí una persona para acompañar y ayudar en los procesos de los jóvenes. Lo dicho y hablado desde hace años de parte del club se cumplió y ahora voy a trabajar fuerte para conseguir nuevos objetivos”, aseguró.
A corto y mediano plazo, Andrés tiene como objetivos “retroalimentarme, aprender de los técnicos que tengo cerca para plantearme mi propia idea y enfocarla en los equipos que me toque dirigir. Estoy dispuesto a aprender y asimilar, no estoy detrás de un puesto”.
En ese contexto, el exdefensor de Atlético Nacional, Independiente Medellín y Envigado reconoce en Juan Manuel Lillo, técnico del cuadro Verde, a un maestro, un referente del cual espera aprovechar su cercanía: “Lo tuve como entrenador en Dorados de México y me marcó. Ahora que está cerca tenemos diálogo, somos amigos y soy agradecido de lo que viví con él. No he podido asistir a algún entrenamiento de Nacional, pero destaco su metodología, la inteligencia que tiene para potenciar a sus jugadores, el trabajo que inculca y ese sello que le pone a sus equipos. Son elementos que quisiera adherir a mi conocimiento. Me siento un afortunado porque tuve grandes técnicos, cada uno de ellos me dejó enseñanzas para la vida y para transmitirle a un grupo de jugadores”.

Lea: Envigado derrotó al Tolima 3-1 en sexta fecha de la Liga II

Orozco pondera a todos los entrenadores pero no se atreve a elegir a uno solo. Sí recuerda con cariño un consejo que le dio Pacho Maturana, con quien compartió en la selección Colombia, en 2001: “Como se vive se juega”, una frase célebre del actual técnico de Once Caldas, que el Comandante entendió y aplicó a la perfección.
Andrés reconoció que su mayor alegría en el fútbol fue “conocer nuevas culturas, seguir educándome como persona y futbolista. También los títulos, el tan recordado del Medellín (2002) que cortó la racha de 45 años sin ser campeón, el de la Copa América (2001) con la selección Colombia, el único que ha logrado nuestro país en más de 100 años de historia del torneo. Y con Envigado queda la satisfacción de no haber descendido, de haber tenido semestres de muy buen fútbol, con clasificaciones a instancias definitivas”.
Para despedirse de su etapa de futbolista, Orozco declaró que “dejé el alma en cada partido, en cada entrenamiento. Creo que el mejor legado es que siempre entregué todo en una cancha”.