Larga vida a la Revista Fredonia Histórica, que después de tantos años y tanto esfuerzo de voluntades, sigue cumpliendo sus postulados sencillos, pero necesarios
Una de las mayores quijotadas es la de fundar periódicos y revistas. Y más quijotada aún (digna de admiración), es el sostener en el tiempo a unos y a otras. Este aserto no es mero embeleco mío; así lo sostienen o lo expresaron alguna vez, ilustres cronistas como Nicolás Guillén y Dulce María Loynaz, en Cuba; Rodolfo Walsh, en Argentina; Truman Capote y Tom Wolfe, en Estados Unidos; Jorge Icaza, en Ecuador; Ciro Alegría, en Perú; Alejandro Almazán, en México; a más de un longo etcétera, a lo largo y ancho de nuestra América. Por esta verdad de Perogrullo (que la sabemos, además, hasta el cansancio, quienes desde la infancia venimos padeciendo del bicho de la lectura, la escritura, el amor por libros, las revistas y otros especímenes cargados al ejercicio del pensamiento), es que quiero ponderar el trabajo del colega periodista y escritor Antonio María Estrada Saldarriaga, alma y nervio de la Revista Fredonia Histórica.
Con el apoyo de la Administración Municipal –lo que explica que siga viva–, ahora llega a la edición número 68. Y lo celebramos, porque su formato, su presentación, la frescura de sus artículos, y el tratamiento de los temas que presentan a un municipio en constante desarrollo social y cultural, así lo ameritan. Se nota la “mano” del Centro de Historia de Fredonia, que completa 35 años de ejercicio, y, ¡cómo no!, la orientación de nuestra Academia Antioqueña de Historia, máximo organismo rector de nuestras academias regionales.
Larga vida a la Revista Fredonia Histórica, que después de tantos años y tanto esfuerzo de voluntades, sigue cumpliendo sus postulados sencillos, pero necesarios, como son los de: Recuperar la memoria histórico–cultural de la municipalidad y de la región, con unos estrictos criterios de cientificidad y objetividad; resaltar los hechos y personalidades de la localidad, que tengan suficientes méritos para ser estudiados y reconocidos; entregar a la comunidad académica una publicación de interés en el tema específico de la historia, estimulados por el apoyo y convocatoria de la Academia Antioqueña de Historia. Servir de elemento de apoyo y estudio pedagógico para los educadores, en la implementación de la Cátedra Municipal. Publicar artículos con calidad, originados en la historia y manifestaciones artísticas, como la poesía, la pintura, la escultura y la literatura. Despertar en niños, jóvenes, adultos y comunidad en general, el sentido de pertenencia por los personajes insignes y los procesos destacados en la vida municipal. Hacer comunidad académica con los intelectuales de la comarca, en torno a la publicación, que tiene ya un prestigio bien logrado a nivel nacional. Unirse a los esfuerzos de la academia y el sector educativo en torno a la expectativa de la recuperación de la cátedra de historia, en el pensum escolar. Ser soporte, con contenidos y acciones, en la implementación de la Cátedra de la Paz, que dinamiza la vida municipal y regional, en franco compromiso con las tareas de la escuela.
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Aparte de felicitar al académico, magister, escritor y comunicador Antonio María Estrada Saldarriaga, es necesario reconocer la labor de un equipo de trabajo, histórico por demás, en cabeza de su fundador y primer director, el académico Ernesto Barrientos Díez, quien fue secretario General de Academia Antioqueña de Historia, periodista, pintor y docente de la escuela del maestro Ramón Vásquez. Guillermo Jaramillo Barrientos, académico de número de la Academia Antioqueña, destacado abogado y autor de la primera monografía del municipio. Guillermo García Piedrahíta, historiador, exsecretario de la Asamblea Departamental. Joaquín Pérez Villa, abogado, escritor, historiador, exasesor cultural de la Organización Ardila Lule, miembro fundador del Centro de Historia de Fredonia. El Presbítero Iván Gaviria Correa, reconocido ratón de biblioteca, autor de temas de la historia local, como los esclavos y los extranjeros en el municipio. Aníbal Arcila Estrada, historiador, pintor, economista y destacado pesebrista a nivel nacional. Elcy Estrada S., licenciada en ciencias sociales y especialista en educación. Magnolia Mejía Montoya, docente, investigadora y profunda conocedora de la historia local y en espacial de la Normal Mariano Ospina R.; Álvaro Velásquez Ortiz, abogado, exconcejal, exnotario, con un destacado trabajo sobre la historia local. Nuestro buen amigo, don Demetrio Quintero Q., académico de la Academia Antioqueña de Historia, integrante de la Sociedad Cordovista de los Andes, profundo conocedor y escritor de la historia de Antioquia y de Colombia. Luis Fernando Sierra M., historiador, destacado investigador, docente de la Normal Superior Mariano Ospina Rodríguez. Lucía Peláez Vélez, docente e investigadora, directiva docente de la Normal Superior. Javier Moreno Penagos, estudioso de la cultura fredonense.
Un gran abrazo para estos quijotes, que al igual que quien esto escribe, saben que las quijotadas de fundar periódicos, revistas y atizar la cultura día a día, es asunto necesario para la vida y la salud de los pueblos.