Los colegios oficiales de Medellín reciben niños y adultos con necesidades educativas diferentes como parte de una apuesta institucional por la inclusión educativa.
En Medellín los niños con discapacidades cognitivas o físicas van a las mismas clases a las que asisten los demás alumnos. O por lo menos esa es la apuesta que lidera la Secretaría de Educación de Medellín, para que, en la medida de sus capacidades, los menores que tienen necesidades educativas especiales puedan asistir a un colegio público convencional.
La apuesta de la educación inclusiva no solo contempla a niños con necesidades especiales, sino también a quienes por condiciones de salud deben recibir clases en los hospitales, los que superan la edad promedio de los cursos, quienes fueron reclutados y volvieron a clase, menores infractores, aquellos con talentos fuera de lo común, quienes viven en zonas rurales de difícil acceso, y quienes pertenecen a minorías étnicas; Asimismo, a adultos iletrados o en situación de calle.
No obstante, la Secretaría de Educación también tiene en servicio 30 aulas de apoyo y Unidades de Atención Integral en 137 instituciones educativas, con profesionales especializados en guiar el proceso de aprendizaje en los casos requeridos. Pero si definitivamente el alumno no puede asistir al colegio, personal de la secretaría visita hospitales, casas particulares y ofrece clases virtuales, para que no interrumpan su proceso de formación.
De acuerdo con Luis Guillermo Patiño, secretario de Educación de Medellín, la apuesta busca desarrollar una política pública de inclusión, de forma que “los niños que tienen necesidades educativas especiales no estén aislados en escuelas o aulas fuera de sus contextos sociales, si no que aquellos que reúnen las condiciones, puedan integrarse al sistema escolar, que puedan socializar con sus compañeros y que tengan un desarrollo normal de las actividades pedagógicas”.
Según el secretario, cuando los niños están incluidos en el ambiente escolar mejora su desempeño académico, disminuye la deserción y tienen mejores procesos de socialización e integración.
Asned Restrepo, coordinadora de Educación Especial de la Facultad de Educación de la Universidad de Antioquia, explicó que desde la teoría educativa, las reflexiones y las apuestas de los procesos educativos para las personas con capacidades diferentes es apostarle a la inclusión educativa y social de ellos.
“La inclusión debe hacerse, eso sí, con los equipos y con el personal que se requieren. Los programas de inclusión tienen que ofrecer unas condiciones. Mínimamente hay que vincular a educadores especiales y hacer equipos interdisciplinarios para facilitar la inclusión. Pero no se necesita solo talento humano sino también infraestructura”, señaló la docente.
Igualmente, Restrepo aclaró que los centros especializados y la educación personalizada siguen siendo métodos efectivos y recomendables.
Cecilia Marcela Roldán, mamá de un niño de cinco años diagnosticado con un daño cerebral severo, consideró que “en cierta medida es muy bueno que estos niños vayan a los colegios normales, para combatir la discriminación. Pero los profesores deben estar capacitados para manejar la situación y para hacer el proceso con los otros niños para que aprendan a aceptar la diferencia”.
Sin embargo, decidió no matricular a su hijo en una de las escuelas públicas porque la profesora iba a tener a cargo a 47 niños. “Me da susto porque la profesora no tiene quien le colabore. A ellos les toca recibir al niño, pero no están capacitados para eso porque él apenas está empezando a caminar, el equilibrio es muy poco y le dan convulsiones”, sostuvo Roldán.
La madre agregó que sí le gustaría que su hijo fuera a un colegio convencional, “pero que den recursos para que tenga unas condiciones especiales, que haya una profesora asistente y menos cantidad de niños”.
Insistir en centros especializados
El concejal de Medellín Carlos Alberto Zuluaga, sugirió volver a la educación especializada en centros educativos dedicados únicamente a la formación de niños y niñas con necesidades diferentes.
“A principios del 2000 aquí teníamos un modelo que funcionaba con instituciones educativas dedicadas a la educación especial. Con la educación inclusiva hay aspectos positivos pero está el traumatismo de un profesor para tratar de captar la atención de todos y dar una buena clase. Entonces creo que necesitamos replantear en nuestra ciudad ese modelo, para efectos de tener una educación de mejor calidad. Falta mucho presupuesto y condiciones pedagógicas y técnicas”, afirmó.
Asimismo, el concejal recordó que Medellín era un ejemplo en educación especial en el ámbito nacional, “pero la ley estableció que tenía que volverse incluyente. Si estos niños están en centros educativos especiales va a ser más explícita y concreta la ayuda y la formación que requieren, porque un docente regular no conoce cómo hacer efectivo el aprendizaje para cada condición del alumno. Además si en un aula hay 30 niños regulares y siete con necesidades especiales es difícil que el educador se concentre para ser inclusivo en esa clase”.