Es gratificante que en medio de las tantas afugias que atraviesa el sistema de salud se entregue un resultado verdaderamente impresionante en su potencial para salvar vidas humanas.
El Hospital Pablo Tobón Uribe dio un significativo paso en beneficio de los pacientes con severos daños hepáticos al llevar a cabo un trasplante de hígado con donante vivo, primero de este tipo que se realiza en Antioquia y que, tras dos meses de haberse realizado y ante la favorable recuperación de donante y receptor, ha sido catalogado como exitoso por los especialistas.
Las instituciones médicas de nuestro departamento estaban en mora de dar este importante paso, en el que clínicas del Valle y de Bogotá llevan una considerable ventaja. La caída que durante los últimos años se ha dado en el número de donantes fallecidos aptos se convirtió en oportunidad que el Hospital Pablo Tobón Uribe aprovechó y que despeja el panorama para decenas de pacientes cuya esperanza permanece impresa en largas listas de espera.
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Dado el decisivo primer paso, el de efectuar un procedimiento complejo y en operaciones simultáneas, tienen los médicos el reto de acompañar la etapa posoperatoria de estos dos pacientes, para que su recuperación sea satisfactoria y les garantice larga vida a donante y receptor, pues no se puede desconocer que la compatibilidad de los donantes y la receptividad del cuerpo a un nuevo órgano conlleva una alta dosis de incertidumbre.
Es gratificante que en medio de las tantas afugias que atraviesa el sistema de salud, y del desprecio mismo que el Gobierno Nacional ha mostrado frente a los avances médicos y administrativos del Pablo Tobón Uribe, se entregue un resultado verdaderamente impresionante en su potencial para salvar vidas humanas, puesto que el trasplante de riñón es una necesidad apremiante dada la fatalidad de la falla o la ausencia del órgano.
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A favor del sistema de salud hay que señalar que el paciente, un bebe que acaba de cumplir un año de vida, y la donante, su madre de 19 años, llegaron desde Sincelejo y tuvieron acceso a un complejo tratamiento y al máximo nivel de atención. Esto, que debería ser la norma y no la novedad, muestra que es posible salvar vidas y que vale la pena que las entidades de salud, y muy especialmente el Gobierno, luchen por sanear el sistema de seguridad social para que la cobertura de la que tanto alarde se hace sea efectivamente usufructuada por todos sus usuarios.