Los organizadores repasan los protocolos, pero prevén un clima que no favorecerá mucho la Nochebuena y el día de Navidad, con bajas temperaturas y lluvia.
La ciudad palestina de Belén ultima hoy los preparativos para acoger a miles de peregrinos y asumir su papel central en el mundo cristiano con motivo de la Navidad aunque, según algunos lugareños, las guerras regionales se proyectan por ahora en la afluencia del turismo.
La emblemática Plaza del Pesebre junto a la Basílica de la Natividad, lugar en el que según la tradición nació Jesús, son estos días un ir y venir de gentes, con turistas sacándose fotos y trabajadores municipales que dan los últimos toques a las barreras policiales, papeleras y paredes.
En el paso que conecta Belén con Jerusalén la circulación de vehículos era hoy relativamente fluida, con numerosos autobuses de turistas llevando a los primeros viajeros.
Un gran árbol con bolas doradas y una estrella en la punta da la bienvenida a los peregrinos en la emblemática Plaza, mientras a sus pies un belén de frondosas ramas engarzadas recrea el nacimiento.
Según el programa, está previsto que los festejos se inicien con villancicos y canciones navideñas, que precederán a la misa del Gallo a medianoche dentro en la Iglesia de Santa Catalina, transmitida en directo a todo el mundo.
"Se restringe el acceso a la misa de la Natividad. Más de 2.000 personas no pueden entrar", declaró fray Artemio Vítores, guardián del Convento Franciscano adjunto a la Basílica de Natividad, esta última bajo control de la Iglesia ortodoxa.