Mientras el Comité Directivo de la Federación planteó un precio interno mínimo por carga de $760.000, en Londres los productores agrupados en la OIC tratan de sensibilizar a la industria para que mejore sus ofertas.
En dos frentes sostienen los cafeteros colombianos su lucha por mejorar el precio del grano, que esta semana volvió a romper a la baja la barrera de un dólar en la bolsa de Nueva York.
Mientras en Colombia el Comité Directivo de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) le presentó al Ministerio de Agricultura un estudio según el cual el precio mínimo por carga de café debe ser de $760.000, en Londres, donde se celebra la reunión del segundo semestre de la Organización Internacional del Café, los productores están intentando convencer a sus principales clientes para que paguen un precio justo, dado que la crisis está afectando por igual a todos los países exportadores del grano.
Sobre el escenario nacional, la FNC realizó el estudio sobre los costos de la producción tras lo acordado en el último Comité Nacional de Cafeteros del pasado 28 de agosto, día en el que el Gobierno Nacional ofreció un apoyo de 100.000 millones de pesos como subsidio para paliar la crisis del precio internacional, recursos que no han sido entregados hasta no tener un estudio técnico, con múltiples fuentes de información, sobre tales costos.
Por parte de la FNC se presentó al Gobierno un estudio realizado por ésta “que contiene información recogida durante tres años consecutivos, que se denomina Plan 2.000 fincas, que son representativas de todas las regiones geográficas de la caficultura colombiana y de todos los tamaños de productores, que refleja que el costo promedio de producción del país, por carga de 125 kilos de café pergamino seco, es de 760.000 pesos para el año 2018”, según un comunicado expedido por la Federación el viernes pasado.
Añade la organización que el Plan 2.000 fincas, que inició en 2015 y se mantiene de manera permanente, “cuenta con los registros de costos y ventas de café, que rigurosamente llevan pequeños, medianos y grandes cafeteros” que son apoyados por el Servicio de Extensión de la FNC y que incluyen “todas las variables propias del proceso productivo del café”, incluidas las actividades asociadas a la administración de las fincas y los costos financieros relacionados con la producción de café.
Este estudio le salió al paso a uno presentado por el asesor del Gobierno en Asuntos Cafeteros, el cual la Federación consideró que “tenía dificultades metodológicas para estimar dichos costos a nivel de finca”.
El Comité Ejecutivo solicitó al Gobierno tener en cuenta el estudio realizado por la Federación “por su seriedad y validez estadística” para definir la entrega de los recursos recientemente aprobados por el Gobierno, a la vez que pidió agilidad en la decisión toda vez que la cosecha cafetera ya inició.
Esta postura de la Federación fue duramente criticada por el exsecretario general de la misma, Guillermo Trujillo Estrada, quien en una columna de opinión en el diario La República, afirmó que “resulta increíble que para fijar el precio base que active el subsidio al precio, se usen costos de producción inflados, que ponen en riesgo la confianza frente a una institución que por más de 90 años ha trabajado por los caficultores” y añadió que “descalificar al asesor del Gobierno para asuntos cafeteros -en la determinación de los costos- tampoco es válido para un Gobierno que debe ser quien fije autónomamente el valor del regalo”.
Trujillo Estrada también se fue lanza en ristre contra la idea de que en los costos de producción se incluyan los costos financieros y de administración de las fincas, ya que, a la larga, es la sociedad la que está pagando el subsidio y, por otro lado, resulta “inaceptable que se subsidien utilidades garantizando una rentabilidad”.
Mientras en Colombia se debate cuál debe ser el precio disparador para la entrega del subsidio ofrecido por el Gobierno, el gerente de la FNC, Roberto Vélez Vallejo, viajó a Londres para la reunión de medio año de la Organización Internacional del Café, donde uno de los objetivos de los países productores es adelantar reuniones urgentes con sus más importantes clientes, entre ellos Nestlé, Jacobs Douwe Egberts y Starbucks, para buscar salidas que permitan elevar los precios.
Este es “un momento desesperado para los 25 millones de caficultores de todo el mundo. Es una crisis más allá de la imaginación”, dijo Roberto Vélez Vallejo en una rueda de prensa celebrada el lunes, en vísperas de la instalación del Foro Cafetero.
“Necesitamos que la industria y los consumidores se den cuenta de que esta es una situación que no se puede mantener si queremos que la industria del café sobreviva”, agregó.
El representante de los caficultores de Centroamérica y el Caribe, René León Gómez, reiteró la necesidad de establecer un diálogo con la industria en todo el mundo y realizar una campaña para crear conciencia entre los consumidores sobre la crisis.
“Yo diría que millones de productores en la región están desesperados en este momento. Se están abandonando muchas granjas, las condiciones sociales se han deteriorado”, aseveró el vocero.
Entre tanto, el mismo lunes, un grupo de caficultores realizó un plantón frente a la embajada de la Unión Europea (UE) en Bogotá para expresar su inconformidad por los bajos precios del grano en el mercado internacional.
"Estamos en un pequeño platón mostrando a la Unión Europea que los cafeteros de Colombia están indignados por los bajos precios a los que se está comprando su grano en el mercado mundial", dijo a la agencia EFE Oscar Gutiérrez Reyes, director ejecutivo de Dignidad Agropecuaria Colombiana.
La manifestación fue convocada con motivo del 122 período de sesiones del Consejo Internacional del Café que esta semana sesiona en Londres para encontrar formas de detener la caída de los precios, y porque algunos de los grandes compradores son miembros de la UE.
Gutiérrez aseguró que el precio de producción de una arroba de café está alrededor de los 78.000 pesos, pero los caficultores no reciben por ella más de 69.000 pesos.
Gutiérrez manifestó que, de mantenerse esa tendencia, las pérdidas para los productores colombianos serían de "por los menos 500 millones de dólares", lo que hará que muchos productores no puedan pagar "los créditos adquiridos".
Por eso, entre las pancartas exhibidas una reclamaba "Precio digno para el café colombiano", de "2,90 dólares por libra".
El encargado de negocios de la UE, Francisco García, que recibió una carta de los productores, aseguró que "el café es uno de los sectores clave" en la relación con Colombia y que los Veintiocho apoyan "diversos proyectos de respaldo a las comunidades cafeteras de todo el país".
"La bajada de los precios internacionales del café obedece a una sobreoferta mundial, sin embargo es importante resaltar que en Europa el café entra con cero arancel, gracias al Acuerdo de Libre Comercio entre la UE y Colombia", afirmó.
El diplomático añadió que "desde 2013, cuando entró en vigor el Acuerdo, ha habido un incremento del 64 % de la exportaciones".