La aparente tranquilidad del país pende del hilo que deberá mover el gobierno que ordene a las Fuerzas Militares retomar la moral y su organización, para controlar los crímenes que amenazan a la población, y al posacuerdo.
Con máxima precaución en los términos y la calificación de los hechos, el Comando General de las Fuerzas Militares informó del hallazgo en Puerto Asís, Putumayo, de una caleta con 16.000 cartuchos de arma de fuego con diferentes calibres ?en 12 barriles, aparentemente listos para ser distribuidos a los grupos armados organizados y las bandas criminales? que se disputan los corredores de movilidad en esa región del país. El comunicado reconoció que en este lugar ?las Farc tuvieron influencia?.
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No bien se conoció la noticia, medios radiales anunciaron que se trataba de una caleta ?abandonada? por las Farc. Si así hubiera ocurrido, el gravísimo hallazgo de material bélico impone que el componente internacional del MM&V (ONU) y el Gobierno Nacional exijan a las Farc completar la información, que antes habíamos denunciado precaria, sobre las caletas donde están dejando material suficiente para mantener el país en conflicto.
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Paralelo con este inquietante hallazgo, la Fiscalía General entregó a El Tiempo su informe sobre comportamiento de los homicidios en los siete primeros meses del año, comparando 2017 con 2016. Según el documento, entre el último año del conflicto armado y el primero del acuerdo se presentó una reducción del 6% en los homicidios perpetrados, pues entre enero y julio de 2016 fueron 7.094 y en el mismo período del 2017 llegaron a 6.666. La mínima caída en número de víctimas de la violencia, a pesar del acuerdo, contrasta con el aumento de homicidios, como peor forma de violencia, en las 14 zonas donde el Estado reconoce presencia de disidentes de las Farc. Los departamentos de Putumayo, Guaviare, Meta, Nariño, Chocó y Caquetá, registran aumento de homicidios y persistencia de la violencia; también, como han denunciado los informes sobre narcotráfico, de cultivos ilícitos, laboratorios de coca y rutas ilegales.
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Caletas y cultivos de coca coinciden con la prevalencia de los homicidios, de desplazamientos masivos y del amedrentamiento de la población en las zonas del país en las que no inician la reducción de la violencia, los cultivos ilícitos, la producción y exportación de coca, por los acuerdos con las Farc. Con estos hechos quedan razones de sobra para temer que la aparente tranquilidad actual tiene de durar lo que se mantenga el aminoramiento de la intervención del Ejército y la Policía, que han dejado de actuar, sin que hoy se pueda explicar si lo han hecho para mantener la imagen del presidente Santos, afianzar la sensación ciudadana de paz, por su desmoralización o por ausencia de organización y de un mando que le imponga actuar para contener la transformación de parte de las Farc y las amenazas emergentes.