Samper considera que “el legado de la revolución cubana es cero analfabetismo, cero desempleo, atención integral en salud, vivienda para todos, educación gratuita, comida para todos”
Todos recordamos en septiembre del año 2017, cuando Rodrigo Londoño, antes conocido como Timochenko, invitó a Ernesto Samper Pizano a que diera a todos los asistentes un emotivo discurso, que incluía consejos para el naciente partido político Farc-EP. Fue durante el Congreso Nacional de esa colectividad. Allí Samper, vibrante, les habló de camaradas a todos e invitó a la conformación de un gran bloque progresista. Los analistas políticos, señalaron a Samper como el indecoroso “jefe de debate” del nuevo partido de las Farc. Y en su alocución, hizo una pregunta venenosa: “¿Por qué le vamos a dejar a la derecha, la construcción de un estado exitoso, si nosotros tenemos propuestas efectivas para sacar adelante los proyectos?”. Además, se embriagó en poemas y elogios para Cuba. Fue algo ridículo.
Pues bien. Dilecto a las ukases de La Habana y como admirador que es de su gobierno, Samper estuvo de vacaciones de fin de año en ese lugar que, por supuesto, es un buen paseadero y pare de contar. Y en sus trinos, calificó a la revolución cubana como la “revolución de la igualdad”. Samper consideró que “el legado de la revolución era cero analfabetismo, cero desempleo, atención integral en salud, vivienda para todos, educación gratuita, comida para todos”. A lo que el director adjunto del diario español ABC, le ripostó en una columna: “¿Cuánto tiempo seguirá Samper impune por el mundo? Y Andrés Pastrana –uno de sus enemigos históricos más enconados–, ni corto ni perezoso, engarzó un tuit con los pronunciamientos de Ramón Pérez-Maura.
Pero como Samper tiene enemigos por doquier, el periodista venezolano Moisés Naim, escribió: “Gracias por informarnos de su admiración por la dictadura cubana (...) Por estar de vacaciones en Cuba, quizás no vio esta noticia: Uno de los testigos en el juicio contra el Chapo Guzmán confesó que le pagó $500.000 a Ernesto Samper. ¡Qué sorpresa ¿no?!”. Entre otras cosas, Pérez-Maura recordó que la mitad de los países miembros de Unasur, han abandonado la organización. Samper estuvo en la secretaría general de Unasur, entre julio de 2014 y el 31 de enero de 2017, pero en el portal las2orillas (1 de septiembre de 2017), se aseguró que “el viaje del expresidente Ernesto Samper a Quito el pasado 17 de agosto, fue una muestra más del poder que mantiene en Unasur, la entidad que presidió durante dos años y a la que llegó producto de un acuerdo entre los presidentes Santos y Maduro el 24 de agosto del 2014”.
Como todos recordamos, la narcofinanciación de la campaña de Samper dio lugar al proceso judicial más ruidoso en la historia de Colombia. Pero no pasó nada en contra de Samper. En abril de 1995, nació el proceso 8.000. Durante más de dos años de investigación, la Fiscalía General de la Nación y la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia pusieron tras las rejas a importantes personalidades de la vida política, entre ellos a senadores, representantes a la Cámara, un procurador general, un excontralor, y a varios de los más importantes testaferros del cartel de Cali. Pero, ante la mirada atónita de todos, Samper fue juzgado y absuelto por el Congreso de la República. Y hubo tres chivos expiatorios: Fernando Botero, Santiago Medina y Juan Manuel Avella. Así como ocurrió con Juan Manuel Santos y Roberto Prieto, este último, exgerente de la campaña presidencial y quien pagará 5 años de cárcel, tras un preacuerdo.
Solo en un país como Colombia, Samper terminó suelto y absuelto y tuvo la desfachatez de hasta de publicar su libro: Aquí estoy y aquí me quedo: testimonio de un gobierno. Samper, consumió 3 años de su mandato para defenderse de los cargos y se atornilló a la silla. Santos, consumió todo el segundo periodo de gobierno para buscar el Nobel. Y recibieron sus emolumentos por no gobernar. Cosas de nuestro país.