Esta actitud ha sido durante todo su mandato: todas esa salas han permanecido cerradas por los casi cuatro años de su administración, señor Alcalde.
Señor Alcalde Federico, con el respeto que su investidura me merece, pero también con el derecho ciudadano que me asiste, quiero nuevamente manifestarle que -desde el comienzo de su administración- los usuarios de la Unidad Deportiva Atanasio Girardot que la utilizan para caminar, trotar por salud, descansar allí en familia o hacer cualquier clase de ejercicios por salud o por recreación o hacer otras de las actividades –solos o con amigos o con la familia- y que precisamente pueden ser o no ser consuetudinarios usuarios, así no sean deportistas ni de mediana ni de baja ni de alta competencia ni dueños o administradores de cafeterías o negocios ni empleados de dicha unidad, se han quejado de que es imposible encontrar un baño abierto en sus instalaciones en el caso de una necesidad fisiológica. Esto se lo he manifestado respetuosamente a usted en otros artículos de esta columna durante su mandato, en EL MUNDO.
En algunas de las alcaldías anteriores, similares hechos habían ocurrido durante unos mínimos primeros días pero se subsanaban durante la primera o primeras semanas. En otras, ante una respetuosa solicitud desde cualquier tribuna de prensa, el problema se había solucionado de inmediato. En el caso de su alcaldía, señor Alcalde Federico, ha sido imposible que las puertas de los baños se abran (y que los daños de algunos o varios se reparen, así lleven casi todo el tiempo de su administración). Me cuentan los usuarios que ante una repentina necesidad fisiológica, actualmente y durante todo el tiempo que ha durado su administración, señor Alcalde Federico, ellos deben empezar a buscar por toda la unidad a ver si su suerte los lleva a encontrar uno abierto en cualquiera de los extremos de la amplia unidad o, si está de buenas, acceder a la buena voluntad de algún vigilante que le conceda el “favor” de que le abra uno de los de su “jurisdicción”. Ese funcionario puede o no concederle el “favor”; todo depende o de la cara de angustia con que lo vea a usted o de lo “buena o mala gente” que sea ese funcionario con que su suerte dio o de ambas cosas o de otras más.
Y no es que ninguna de las “salas de baño” estén absolutamente dañadas y por eso las cierren. No, esta actitud ha sido durante todo su mandato: todas esa salas han permanecido cerradas por los casi cuatro años de su administración, señor Alcalde. Si en verdad fuera por daño, sería igual o más lamentable que un administrador –durante sus casi cuatro años- no encuentre en Medellín, o pueblos circunvecinos, un plomero o un albañil o lo que sea para que lo arregle. Además me han contado algunos usuarios que ellos han visto que estos mismos baños -que son para uso público y que durante esta administración han permanecido cerrados- ellos han visto que se abren para atender las necesidades de personas que sí consuetudinariamente deben permanecer en la unidad por cuestiones de su trabajo.
Quise constatar esto y sí, yo mismo he visto que personas que tienen sus trabajos allí, tienen una llave para abrirlos y al salir los dejan cerrados. He preguntado a algunas funcionarias que utilizan el chaleco caqui con las insignias del Municipio de Medellín el porqué de esta situación. Me contestaron que era “porque la gente no sabe utilizar los baños” (¡!), pero que podía quejarme en la administración (¡!). Mi pregunta fue entonces, ¿y qué tal si este conspicuo razonamiento lo utilizáramos en las escuelas y colegios, sobre todo públicos, donde los niños y menores no los saben utilizar? ¿Cerramos los baños? O mejor, ¿cerramos escuelas y colegios por la hedentina y las infecciones?
He escrito algunas columnas sobre este mismo tema, pero han sido en vano, señor Alcalde Federico. Conté, por ejemplo, que el lunes 17 de septiembre de 2018 constaté lo que me contaron algunos usuarios: que amaneció un montón de mierda humana debajo de la rampa del Coliseo Iván de Bedout. El martes 18 yo vi el mismo montón, pero tapado con hierba. Los aguaceros de ese septiembre lo arrastraron de a pocos a las cañerías internas. Y vi el rastro que fue quedando. La noche anterior a ese lunes, el domingo 16 de septiembre se había jugado el partido entre los equipos Nacional y Envigado. Es fácil deducir el motivo de esas heces humanas, ¿o no, señor Alcalde?
Hay pasillos -entre casetas- cuyo olor amoniacal a meados descompuestos es sempiterno, no sé si se lo han comentado, señor alcalde. Absurdamente, es usual que durante las competencias deportivas -para las que primordialmente ha sido construida esa unidad-, todos o casi todos sus baños estén siempre cerrados. Así ha sido durante todo su mandato. Esta columna ha procurado alertarlo a usted, con el respeto que se merece, señor Alcalde Federico. Ojalá esos baños se abran y no como en tiempos antes de su mandato, cuando les dio por abrirlos de 8 am a 4 pm (¡!). Estaremos atentos a que esta solicitud se cumpla.
Y agradecidos, señor Alcalde Federico.