Cimarrones del Chocó se coronó campeón de la Liga Profesional de Baloncesto tras derrotar el sábado de visitante en un apretado duelo a Fastbreak de Cali (79-82) en un tercer partido que se fue hasta el tiempo de prolongación y que cerró la serie final con un resultado global de 2-1.
El final del encuentro fue tremendamente ajustado y se decidió en la última jugada, en la que Dermaine Crockwell tuvo la oportunidad de empatar el juego con un triple agónico y obligar a otro tiempo suplementario.
Sin embargo, la pelota no entró en el aro y el quinteto chocoano se coronó campeón de la liga nacional por segunda vez en su historia. El factor cancha fue esencial para el Fastbreak, que cuando faltaban tres minutos para el final del tiempo reglamentario perdía 61 a 69. Con el apoyo de su afición, que llenó el coliseo Evangelista Mora, consiguió empatar el partido (69-69) con una racha de 8-0 que llevó a la prórroga.
En la prolongación, los caleños comenzaron dominando, pero Cimarrones sacó la garra para remontar el partido y poner el definitivo 79-82.

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El equipo de Quibdó logró su clasificación a la final en el escritorio. Fue superado en la semifinal por Academia con resultado global 2-1, pero horas después se publicó una resolución de la División Profesional de Baloncesto (DPB) en la cual se daba como finalista a Cimarrones, toda vez que, según la DPB, Academia incumplió en planilla de juego la inscripción del número de jugadores extranjeros exigidos en el último encuentro de la semifinal.
Hernán Darío Giraldo, técnico del quinteto antioqueño, le dijo a EL MUNDO que “teníamos al dominicano Óscar Balbuena y al puertorriqueño Gary Díaz, quien fue inscrito como extranjero desde el 21 de julio. Nos sacaron de la final con una leguleyada de la Comisión Disciplinaria porque supuestamente no teníamos dos extranjeros en planilla”.
“Nos están castigando porque tenemos mayoría de jugadores de la base, por apoyar a los jóvenes colombianos”, añadió Giraldo.