Entre las tantas obligaciones que tiene la universidad (independiente de que su naturaleza sea pública o privada), está la de insertarse verdaderamente en las comunidades donde hace presencia, siempre en la búsqueda de mejores condiciones de vida para sus gentes, la región y el país. Creo que tal obligación (y tal convicción) fue lo que motivó al presidente del Consejo Superior de la Universidad Cooperativa de Colombia, el doctor César Augusto Pérez González, para emprender un trabajo monumental y hermoso, entregado al mundo cultural, académico y educativo, muy decentemente vestido (lujosamente, diría yo) y bautizado con el significativo nombre de Colombia nos inspira, homenaje a las culturas.

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El cumpleaños número 60 de la Universidad Cooperativa fue la oportunidad de oro que encontró el señor rector, para demostrar y mostrar esa inserción de la que hablamos, el reconocimiento a las culturas de las regiones donde tiene presencia y el amor a Colombia toda. En la Presentación del libro, escribió el señor rector: “Un profundo respeto y una gran admiración por las características culturales de las regiones de Colombia hacen que tengamos el compromiso de permanecer con tantos campus a lo largo y ancho del país. Así brindamos educación con excelencia para que los jóvenes encuentren oportunidades y permanezcan en sus territorios trabajando por una mejor calidad de vida”.

Ya en la página 13 (abriendo apenas las 200 que conforman la publicación, encuadernada en pasta dura y vestida de una cubierta artística donde un joven medio oculta el rostro en un sombrero vueltiao, mientras despliega un festivo acordeón al aire), se lee un bello texto que dimensiona justamente las culturas y regiones de Colombia: “Se cuece, lento, en los fogones, en el paisaje, en las palabras, en los oficios, en el sentir… No sólo se canta o se pinta. La cultura, las culturas de este país, bullen a distintas temperaturas”.  

Ya entrando en materia, en la página 32, hablando de la región antioqueña, escribe Ana Noguera Díaz Granados, una de los felices cronistas de la obra, a propósito de nuestro heroico municipio de Granada: “Entre montañas echan raíces lenguajes de solidaridad. Donde anidó la violencia, donde creció la zozobra, lo colectivo liga un tejido social y consolida una cultura”.

Cada región, con su color y su vida, está en este libro hermoso que conmemora los 60 años de existencia de la universidad citada y su presencia decidida en 19 departamentos de 6 regiones de Colombia, con un balance de 44.895 estudiantes de 573 municipios colombianos, 4.102 profesores, 2.237 trabajadores, 150.000 egresados y un buen paquete de programas acreditados de alta calidad, empezando por Medicina.

Complace encontrar que un libro conmemorativo de 60 años de vida universitaria, no celebra vanidades personales o institucionales, y sí, por el contrario, se deshace en lujos a la hora de contar la cultura y el encanto de las más disímiles y variopintas regiones de Colombia, en la pluma de consagrados cronistas y escritores colombianos, como Juan Manuel Roca, a la cabeza, e ilustrado profusamente, con generosidad de paisajes, colores y tipos humanos, mediante fotografías tomadas por reporteros de tanto oficio como Juan Manuel Pinilla, León Darío Peláez, Daniel Reina, Giovanni Espinel, Juan Carlos Sierra y César David Martínez, entre otros,  sin dejar de lado que el cuidadoso trabajo de edición estuvo en manos de Nicolás Peña Ardila, editor general de la Revista Semana, y nuestro amigo Juan Carlos Velásquez Estrada,  director de Asuntos Públicos de la U. Cooperativa de Colombia.

De esta edición conmemorativa de mil ejemplares (a mi juicio, el material de esta joya bibliográfica, cultural y educativa no se puede reducir a mil ejemplares; amerita otro tiraje), disfruto de un ejemplar que me obsequió personalmente mi colega comunicador social-periodista, Juan Carlos Velásquez Estrada, en nombre de la universidad. Al entregármelo, con rictus de regalo de Navidad 2019, me explicó que su tiraje reducido se debió al costo; adicional, me contó (¿sería para ponderar aún más el regalo y aceitar un poco mi desgastada vanidad?) que la distribución fue a personas muy seleccionadas de todo el país.

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Lo cierto de esta historia, es que me siento agradecido en grado sumo por la amistad de Juan Carlos; por el libro, un verdadero homenaje a nuestras regiones y a la patria entera, y por ese balance extraordinario de un trabajo educativo permanente, riguroso y derramado a Colombia entera, porque quienes trabajamos en educación y estamos convencidos que la educación es el mejor camino para transformar a Colombia, aplaudimos exaltados este tipo de esfuerzos editoriales.