Son demasiados frentes y de pronto pocos los actores que nos problematizan, pero con el suficiente poder económico, político y militar para afectarnos a todos.
Un rápido recorrido por los aconteceres cuotidianos nos muestra un planeta que verdaderamente no se da un solo minuto de tregua para estar tranquilo. Son demasiados frentes y de pronto pocos los actores que nos problematizan, pero con el suficiente poder económico, político y militar para afectarnos a todos y lamentablemente, con la posibilidad real de desestabilizar el planeta.
Comencemos con lo verdaderamente importante: Hace ya varias semanas los incendios se consumen la selva del Amazonas, el más grande pulmón terrestre del mundo. Para la magnitud del problema, han pasado casi desapercibidos los pronunciamientos y las acciones efectivas de las potencias planetarias. Este es un verdadero desastre planetario y no lo hemos sabido o no lo hemos querido dimensionar como tal. Lamentablemente a través de la historia, y no por pensar mal, los incendios accidentales les han servido a los intereses de unos pocos, a costa de la destrucción del patrimonio arquitectónico o de las construcciones comunes cuya ubicación son de interés para algunos, o, por otro lado, ante un incendio consumado, la tierra queda casi lista para ser adecuada para la agricultura o para la conversión en potreros. ¡Vaya uno a saber! ¿O sí?
La guerra comercial entre China y los Estados Unidos está mal planteada por los norteamericanos, ya que máximo, el presidente actual podrá aspirar a otro período, mientras que el primer ministro chino tiene un período vitalicio, lo cual le permite simplemente, sentarse a esperar, pues es difícil que otro presidente gringo se ponga a alborotar semejante avispero.
La tensión norteamericana con Irán parece una relación tormentosa, ya que como en un noviazgo de telenovela barata, ninguno de los dos se atreve a dar el primer paso para consolidar la relación o para terminarla de una vez por todas.
Se enturbia el ambiente con el atentado a las refinerías en Arabia Saudita, infraestructura vital para la conservación del equilibrio mundial del mercado de los hidrocarburos que aún se resisten a ser reemplazados. De comprobarse la hipótesis de que es un atentado iraní, este acontecimiento pone en jaque a todo el Golfo Pérsico.
Esta situación se da en un mal momento, pues coincide con el calendario electoral israelí, lo que podría generar una politización extrema alrededor del tema.
Pero si por allá llueve, en nuestro país no escampa. Hace años no se veía una campaña electoral tan sangrienta como la actual. Vamos de mal en peor y lo malo es que a nadie parece importarle.
Matan candidatos, matan líderes sociales, matan soldados, matan policías, matan reinsertados, y no pasan de ser noticia de un día mientras aparece otra noticia con muertos más frescos. ¡Qué desfachatez!
Nuestro vecino, lamentablemente continúa en su encrucijada y sigue creciendo el número de refugiados hacia nuestro país, en un hecho que no tiene antecedentes en nuestra historia.
Eso sí, ya se aproxima el final del año, llegan las brujas, las finales del campeonato de fútbol, las navidades y el año nuevo, y todo pasa a un segundo plano.
¡Y mi pueblo sigue de fiesta!