Para la Corte, teniendo en cuenta el enfoque de género, es necesario evitar la exclusión de las mujeres víctimas en los programas de reparación.
La Corte Constitucional le ordenó al Estado reparar de manera integral, efectiva y rápida a seis mujeres que fueron víctimas de violencia sexual durante la masacre de El Salado, ejecutada por grupos paramilitares entre los días 16 y 19 de febrero del año 2000.
El pronunciamiento se hizo tras reconocer que a estas mujeres, quienes fueron víctimas sexuales durante la incursión del grupo armado ilegal comandados por alias jorge 40, no han recibido la más mínima reparación a sus daños morales y materiales.
Las seis mujeres impusieron una acción de tutela, en la que narraron lo que sufrieron durante esos tres días. Contaron que los paramilitares las golpeaban, cuando quedaban inconscientes abusaban de ellas.
En la acción judicial, las víctimas pidieron que se tutelaran sus derechos fundamentales, además de ser incluidas en el programa de reparación de víctimas del Estado. El alto tribunal avaló sus pretensiones y le ordenó a la Unidad de Atención y Reparación a Víctimas que atienda estos casos de violencia sexual.
En menos de 30 días, según ordena la Corte, la Unidad de Reparación, a través de un plan y un cronograma deberá garantizar la participación de esta mujeres para que su reparación sea efectiva. Además de "ajustar e implementar una forma factible para que las víctimas participen en la identificación de daños y medidas de reparación colectiva que estén directamente orientadas a reparar el tejido social de los saladeños y transformar paulatinamente las condiciones estructurales de discriminación y violencia a la mujer que facilitaron o causaron los hechos delictivos".
El cronograma establecido “debe contemplar el inicio del proceso de convocatoria e instalación del Comité dentro de los dos meses siguientes a la notificación de esta sentencia”.
Esto se deberá hacer protegiendo la confidencialidad y su seguridad a fin de que las víctimas participen en un entorno seguro, confidencial y se evite su revictimización.
La Corte igualmente ordenó a la Unidad de Víctimas que verifique si estas seis mujeres están inscritas o cumplen con los requisitos para inscribirse en el Registro Único de Víctimas (RUV) y, si no, hacerlos.
Según está consignado en un documento del Centro Nacional de Memoria Histórica, las mujeres que lograron esta decisión, cuya identidad protege la Corte, fueron víctimas de violencia sexual entre el 17 y el 18 febrero de ese año.
Una de ellas relató como los paramilitares la reunieron con su familia en la cancha de microfútbol, junto a la puerta de la iglesia en donde observó la forma en la que fueron asesinados varios pobladores. Uno de los paramilitares que llevaba un equipo de comunicaciones y le ordenó cocinarles y, luego, este la violó y golpeó reiteradamente en la habitación de una casa.
“Después entraron los otros tres hombres, quienes también la accedieron carnalmente y la sometieron a tratos inhumanos y degradantes como cortarle su pelo, afirmando que así se castigaban a las mujeres que hacían parte de la guerrilla”, dice en el documento.
La segunda mujer relató como tratando de huir del lugar, fue arrastrada de la casa de un habitante de El Salado por una mujer, alias maría, quien le apuntó con su arma y la llevó forzosamente hacia un cerro en el que se encontraba un grupo de aproximadamente diez paramilitares.
Allí, señaló esta mujer, alias maría la acusó de ser guerrillera, la golpeó y la cacheteó y además incitó a los hombres para que abusaran sexualmente de ella, lo que en efecto sucedió. “Según cuenta, primero, por ella y luego por tres paramilitares en presencia de otros más. Uno de ellos, accedió a ella y la torturó cortando unos cactus y rasgándolos por su espalda y cuerpo, obligándole luego a ella a pasarse los cactus por su cuerpo”, se especificó en el texto.
La tercera víctima tenía 11 años y vivía en una finca a una hora de El Salado, lugar al que llegaron camionetas con treinta hombres que empezaron a entrar en las casas vecinas. Al poco tiempo entraron dos hombres cubiertos con pasamontañas y uno de ellos la violó en frente de sus hermanos.
Otra de las víctimas se disponía a viajar cuando inició la incursión paramilitar y dos hombres uniformados y armados portando un distintivo “Auc” en su brazo entraron a su casa y uno de ellos la violó.
La quinta víctima relató que estaba escondida en la casa de un vecino del corregimiento, cuando llegaron los paramilitares. “Uno de ellos con pasamontañas, la encontró escondida y le apuntó con un arma acusándola de ser guerrillera. Luego, la manoseó y la accedió carnalmente en presencia de sus hijos”, añade información del Centro Nacional de Memoria Histórica.
La sexta víctima indicó que cuando salió a ver qué ocurría en el pueblo, “fue tomada por la fuerza a la parte de atrás de la casa, donde le ordenaron que se quitara la ropa y ante su resistencia, le golpearon la cabeza ocasionándole la pérdida de conocimiento”, según el citado texto.
“Al recobrar el sentido, narra la accionante que uno de los agresores la arrastraba. En ese momento se dio cuenta que sus partes íntimas estaban maltratadas, ella estaba ensangrentada y tenía mucho dolor en su cuerpo”, indicó el documento.