Sin duda alguna las huellas de la Madre Laura y su legado, son imborrables. Así lo demuestra su comunidad en Dabeiba, que trabaja arduamente por los indígenas, los campesinos y las poblaciones vulnerables.
En total son ocho hermanas misioneras de la Madre Laura las que en Dabeiba siguen con el legado que ella dejó en estas tierras del Occidente antioqueño: trabajar desde la pedagogía del amor con los indígenas, la población urbana y los campesinos.
“Que todos ellos sientan la presencia de Dios y que él los ama. Así como devolverle la dignidad a los indígenas, eso es sin duda lo que ella nos dejó". Así habla la hermana Mary Blanca Franco, quien reside en la comunidad de las misioneras de la Madre Laura en Dabeiba.
En 1914, Laura Montoya Upegui, la Madre Laura, llegó junto con otras mujeres misioneras luego de nueve días en bestia hasta el territorio de Dabeiba, con la intención de comenzar una cruzada misionera en favor de los indígenas y la población vulnerable.
Hoy, 103 años después, la comunidad se mantiene y trabaja difundiendo el amor de Dios en toda la comunidad. "Trabajamos con diferentes grupos: la Institución Educativa Madre Laura en la que trabajamos con 15 centros educativos, doce comunidades rurales y tres urbanas de preescolar a undécimo grado. Hay también un colegio indígena en donde se dicta secundaria y media, ellos vienen cada ocho días y permanecen durante toda la semana realizando sus estudios de bachillerato. Luego regresan a sus comunidades para poder trabajar", señaló la hermana Mary Blanca.
Otros proyectos que hacen parte de su estancia en Dabeiba son la Casa Semillero de Esperanza, donde se encargan de la pastoral con personas en discapacidad y se trabaja la inclusión y la cobertura educativa en los lugares donde no cuentan con escuelas oficiales.
Por otra parte, el turismo religioso en los lugares donde la Madre Laura dejó sus huellas ha crecido en los últimos años, luego de llegar a ser santa. Sin embargo, en Dabeiba son las labores con la comunidad las que aumentan y el turismo religioso se mantiene.
"Ha venido en acenso pero no se puede afirmar que es por la novela o los libros. El trabajo de las misioneras es muy notable en el tema educativo, espiritual y en la orientación con la comunidad. Eso le hace mucho bien al municipio y a las comunidades específicas donde ellas trabajan", comentó el alcalde del municipio de Dabeiba, Antonio José Lara, quien se mostró, además, agradecido por todo el legado que se mantiene en su región gracias al trabajo de la comunidad Laurita.
Las hermanas distribuyen su tiempo en todas las labores que realizan: dos son las encargadas de las I. E. Educativa Madre Laura y la pastoral con discapacidad, dos más jóvenes se encargan de la cobertura educativa, una está pendiente del colegio indígena y tres hermanas mayores cuidan la ermita. Esta comunidad sigue vigente y trabaja sin descanso por reivindicar a los indígenas, a las mujeres y a los campesinos.