Así pues, que esperanzados en la grandeza, capacidad, desprendimiento y el deseo de unidad y de trabajo mancomunado y frontal, para el logro de muchas otras conquistas necesarias para el bien de nuestra Nación, rogamos al Todopoderoso que acompañe e ilumine en ese difícil e interesante propósito, al aún naciente Gobierno de nuestra amada Colombia.
En honor a la verdad no será nada fácil superar las tareas y realizaciones que en muchos campos del desarrollo nacional ha dejado el anterior gobierno. No obstante los altos índices de impopularidad que paradójicamente, y además de manera consciente, se granjeó el presidente Santos, no sólo por haber logrado un acuerdo de paz con el archienemigo de la institucionalidad colombiana, las Farc (lo que a todas luces fue bueno, dígase lo que se diga), sino también, y fundamentalmente, por haberse apartado tan rápida y sustancialmente de su inicial mentor y, desde ello, el más exacerbado de sus enemigos y opositores, el expresidente Uribe, ahora senador.
Con todo y esas dificultades, resultaron altos y muy significativos los logros obtenidos, los rangos de ejecución y materialización de las metas propuestas en materia económica, pues, recuérdese, el primer plan de gobierno de Santos básicamente apuntó a cinco ‘locomotoras’ para el crecimiento y la productividad –innovación, agro, vivienda, infraestructura y minería- entre otras. En el segundo gobierno buscó fundamentalmente fortalecer la “infraestructura y el medio ambiente”, sin dejar de lado la especial atención que en efecto brindara a temas como el de la educación, la competitividad y las relaciones internacionales, frentes en los que, sin faltar a la verdad, dejó a nuestro país bien parado y con muy buena imagen en el ámbito internacional. Basta no más señalar que con todo los obstáculos que debió sortear, logró el muy interesante hecho de haber ingresado a Colombia a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, Ocde, instrumento este importantísimo, para el futuro nivel de relaciones y de retos que -tanto interna como exteriormente- debe empezar a asumir el país, como un jugador más que es en el complicado, pero necesario escenario de la apertura económica; escenario en el que ya hemos empezado a jugar y, hay que reconocerlo, de mara exitosa.
La Ocde indudablemente permitirá promover nuevos retos y desafíos en materias básicas e inaplazables, como la lucha contra la corrupción, que es sin duda el papá de todos los males que azotan a nuestra Sociedad y Estado; y la competitividad, que imperativamente debe adoptarse para el nivel de desarrollo que nuestra nación requiere poner en marcha, si quiere seguir avanzando y no quedarse rezagada en el nuevo e interesante juego al que se ha apuntado con su reciente ingreso al aludido estadio internacional.
Debe resaltarse que esa organización es -nada más y nada menos- que el famoso “Club de los Países Ricos”, lo que quiere decir que ello traerá –sin duda alguna- nuevos retos y, con ello, nuevas oportunidades económicas, políticas y sociales, para continuar en el camino que busca salir del subdesarrollo y de la pobreza, entre muchas otras necesidades, que aún tenemos, no sólo en el campo económico, sino también en muchos otros asuntos y materias y por lo cual, insisto, resulta altamente productivo poder lograr, como en efecto se ha hecho, después de mucho esfuerzo y dedicación y de superar todas las pruebas que hubo que superar, estar en dicho sitial de privilegio, desde el cual, es apenas obvio, que con la reconocida iniciativa, creatividad e imaginación que ha caracterizado a nuestra dirigencia e instituciones y el apoyo de éstos nuevos socios, será más fácil empezar a jalonar la superación de esas falencias (necesidades), y así poder seguir soñando con la construcción de un futuro mejor para nuestro País.
Así pues, que esperanzados en la grandeza, capacidad, desprendimiento y el deseo de unidad y de trabajo mancomunado y frontal, para el logro de muchas otras conquistas necesarias para el bien de nuestra Nación, rogamos al Todopoderoso que acompañe e ilumine en ese difícil e interesante propósito, al aún naciente Gobierno de nuestra amada Colombia.