Divagaciones de cuarentena

Autor: Pedro Juan González Carvajal
5 mayo de 2020 - 12:04 AM

Circulan toda clase de imprecisiones sobre las medidas gubernamentales, los días de pico y cédula, los remedios contra el virus y otros asuntos sobre los cuales no se debería reenviar nada sin tener la certeza de su fuente.

Medellín

Treinta y tantos días de encierro, por fortuna en buenas condiciones –lo que millones de compatriotas no pueden decir-, van generando un manejo del tiempo muy diferente al que hemos acostumbrado. El teletrabajo y lo que estamos llamando como educación virtual, que realmente en un altísimo porcentaje son teleconferencias, permiten realizar la mayoría de nuestras actividades cotidianas muy eficientemente, y no tener que movilizarnos, hace que aparezcan tiempos ociosos que antes no teníamos.  Estos tiempos pueden ser aprovechados para leer, disfrutar de la música, ver buenas películas, hacer algo de ejercicio e, incluso, para pensar (cosas para las que, en condiciones normales, casi nunca tenemos tiempo).

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Y llegado el momento de pensar, aparecen pensamientos trascendentales y profundos (pocos más bien) y divagaciones sobre temas varios, como por ejemplo el torrente inagotable de información falsa o imprecisa en las redes sociales y el vacío que ha dejado el deporte en el planeta, en especial, para sus millones de seguidores, el fútbol.

Sobre las noticias y, en general, la información falsa, hay toda una colección de algunas cosas sin importancia y otras más delicadas. Entre las primeras una de las más usuales es la circulación de frases, discursos, poemas que se adjudican erróneamente a reconocidos personajes. Escritos de García Márquez, que nunca fueron creados por él, poemas de Benedetti que no surgieron de su pluma, frases de Einstein, Mandela, Luther King, etc., que nunca fueron pronunciadas ni escritas por ellos.

Hay un ejemplo emblemático: el impactante discurso del escritor de Tanzania, Abunda Lagula, al recibir el premio Nobel de Literatura. Realmente es un emotivo discurso que tiene solo algunos pequeños problemas: no existe ningún Abunda Lagula de Tanzania que haya ganado el premio Nobel de Literatura.  Este discurso circuló, conmovió y fue leído y reenviado miles de veces porque, así como el ser humano tradicionalmente ha tenido problemas con los filtros entre su cerebro y su lengua, el hombre moderno también tiene un grave problema de filtro entre el cerebro y el dedo pulgar que utiliza para reenviar estupideces antes de verificar la fuente. Lo anterior simplemente demuestra que en internet Abunda Lacaca,

En esta época de pandemia el asunto se vuelve serio, pues circulan toda clase de imprecisiones sobre las medidas gubernamentales, los días de pico y cédula, los remedios contra el virus y otros asuntos sobre los cuales no se debería reenviar nada sin tener la certeza de su fuente.

La segunda divagación, más trivial, corresponde al más importante de los asuntos sin importancia: el fútbol. (A propósito, esta frase ha sido adjudicada a Juan Pablo II, a Andrés Calamaro y a Eduardo Galeano, entro otros. La versión más acertada es que la escribió Eduardo Galeano en su libro Fútbol a sol y sombra y si no es así, entonces fui yo quien la acabó de inventar).

Qué falta hace el fútbol, pero este receso también ha servido para pensar ciertas cosas: la crisis económica que necesariamente enfrentará el fútbol mundial ¿Servirá para frenar en algo el fútbol negocio y volver al fútbol espectáculo?  ¿Servirá para que los futbolistas dejen de ser personajes de farándula y vuelvan a ser deportistas y, sobre todo, “jugadores” de fútbol? ¿Servirá para que los entrenadores vuelvan a ser el DT y no “el míster”? ¿Servirá para que los periodistas deportivos vuelvan a ser comentaristas y no doctores-analistas dueños de la verdad revelada? ¿Servirá para que vuelva a valorarse más el talento que la talla física? ¿Servirá para que se redimensione la creatividad y la inteligencia para jugar de aquellos jugadores a los que hoy, despectivamente, llaman pechifríos o trotones? ¿Servirá para que se deje de dar tanto protagonismo a los jugadores de “ida y vuelta”, antes llamados carrolocos? ¿Servirá para entender que el fútbol no se juega para los analistas sino para los hinchas? ¿Servirá para entender que la cantidad de torneos que se han inventado satura y cansa aún a los más aficionados? ¿Servirá para reconocer que el error arbitral hace parte del juego y eliminen el adefesio del VAR? En fin… ¡Son muchas las preguntas que surgen en medio de una cuarentena!

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Para finalizar no perdamos de vista la siguiente sugerencia, recibida en uno de tantos memes, que puede servirnos de norte: “No te creas todo lo que leas en internet solo porque haya una foto con una frase al lado”. Abraham Lincoln.

 

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