Crece la temperatura por el nuevo estilo en las relaciones políticas entre el Ejecutivo y el Legislativo.
La arriesgada despolitización de las relaciones del gobierno de Iván Duque con el Congreso, la entrada en vigencia del Estatuto de la Oposición y el estreno muy rápido del control político a través de una posible moción de censura al ministro de Hacienda, son los ingredientes que están hirviendo dentro de la olla a presión que es hoy la política nacional.
Pero el docente y analista David Suárez no cree que la inauguración de un modelo de oposición sea muy diferente a como siempre han sido el comportamiento de los partidos.
“La oposición clara con o sin estatuto la harán el Polo, las Farc, los Verdes y los petristas. Los gobiernistas con o sin estatuto serán los uribistas del CD, los conservadores y Mira”.
En cambio la U con o sin estatuto, anotó el académico, siempre será un camaleón, siempre se mimetizará, siempre se acomodará. “Son burócratas de profesión”.
Cambio Radical y los liberales de corazón y razón deberían ser oposición, pero la vergüenza y algo de penita les impide ser gobiernistas. “Estarán en un especie de columpio, de mataculín, de péndulo”.
Suárez cree que Duque en algunos temas tendrá una mayoría asegurada, pero en temas polémicos la va a tener dura.
Y le tocará cambiar la mermelada, por aceite de oliva. Tendrá que aceitar a los nuevos fittnnes de la política. “Aquellos que dicen no ser ya glotones, ni obesos burocráticos, que les cae mal la mermelada, pero gustosos aceptarán ser aceitados. Aceite de oliva será el nuevo paradigma”.
Es pesimista sobre el control político en Colombia porque es poco serio y efectivo, toda vez que nunca se ha declarado una moción de censura. Nunca el Congreso ha tumbado a un ministro. Nunca un gobierno se ha tambaleado por control político.
Y reiteró que eso seguirá ocurriendo mientras Colombia no tenga verdaderos partidos, bancadas serias, programáticas, con ideologías claras y democráticas.
“En Colombia el control político es más una especie de revanchismo, de rabias, de odios, de rencores, de venganzas.
Su colega en la docencia Rodolfo Correa consideró que el margen de gobernabilidad del Ejecutivo es estrecho.
Anotó que no tiene precedentes en la historia política del país que un presidente haya empezado su mandato con un respaldo tan débil en el Legislativo.
“Es evidente que Duque le apuesta a una nueva forma de hacer política. Una en la que para el éxito de las iniciativas legislativas no prime las transacciones burocráticas, sino la presión de la opinión pública, que evidentemente le genera un riesgo del control de las decisiones”, dijo Correa.
Y agregó que es el momento en el que “nos daremos cuenta si el país inicia una nueva etapa de la historia política o si presenciaremos un intento fallido por cambiar las costumbres políticas”.
En opinión del asesor político Carlos Andrés Pérez, el presidente Duque tomó un camino muy loable pero arriesgado: romper el esquema que ayudaba al Ejecutivo a gobernar, dándole participación a los partidos, representados en sus congresistas.
“Por supuesto que todo extremo es malo, pero no necesariamente hacer equipo en el gobierno con los políticos lo es. Duque cortó la lógica de que la política la hacen los políticos y puso en los dos niveles de ejecución (ministros y viceministros) a líderes gremiales o académicos con poca o nula experiencia política; en un sistema donde por el Congreso pasan las leyes y las reformas necesarias para que el Estado opere, es decir, que donde debe haber negociación política, ahora prima sólo la lógica de la negociación técnica”.
Para este politólogo lo grave para el presidente Duque es que hoy no hay un solo grupo opositor en el Congreso, sino que serán como mínimo cuatro las fuerzas que estarán en contra de su gobierno y todas lo harán con efectismo mirando al 2022.
“Será una oposición de políticos curtidos buscando la Presidencia, contra técnicos y académicos que estarán los cuatro años a la defensiva, ya no sólo de los grupos opositores en el Congreso, sino de opinadores e influenciadores militantes contra el uribismo, que en estos años arreciarán sus ataques”.
Y para el estratega político y profesor Carlos Arias las bancadas quedaron como se esperaban a excepción de César Gaviria que volvió a dar una voltereta política en la búsqueda de obtener mayores beneficios a la hora de canjear sus apoyos al menudeo.
“En este sentido le debería preocupar al Gobierno no tener un respaldo más fuerte en las comisiones económicas. Sin embargo, el camino es largo y son cuatro años en donde se ha confirmado que la política es dinámica y cuando el ojo mediático se aleje de los nombramientos y la agenda legislativa tome forma podrán cambiar los pesos y contrapesos”.
Con respecto al caso Carrasquilla, Arias considera que los llamados a modificar la decisión del presidente en su nombramiento persistirán y Duque se mantendrá. La moción de censura no va a prosperar como no lo ha hecho en los últimos 27 años, concluyó.
Entre tanto, el joven político y abogado liberal Andrés Mesa, consideró que el Gobierno tiene una mayoría no sobrada, pero que en el Congreso puede actuar disciplinadamente por congruencia ideológica y participación burocrática, conformada por el Centro Democrático, el Partido Conservador, Mira, Colombia Justa y Libre y la mayoría del Partido de la U.
El Partido Liberal se declaró independiente y entiendo que la mayoría de parlamentarios sintieron que no fue buena decisión acompañar a Duque en segunda vuelta, las bases liberales por un lado y ellos por el otro.
Interpretó que la independencia le permite al partido tener más juego electoral en 2019, apoyar las iniciativas liberales del gobierno y oponerse a las no liberales como aumento del IVA y criminalización de consumo de drogas.
Recomendó diseñar una agenda socialdemócrata y en ese sentido ha visto a los representantes y senadores liberales bastante propositivos.
En su concepto la oposición, aunque minoritaria, se ve unidad y fuerte. La observa más racional que la realizada por el Centro Democrático al Gobierno anterior. Aunque sobresalen las figuras de siempre como Robledo, Cepeda, Ángela María Robledo y Petro.
“Es indudable que la cultura política en Colombia está cambiando, y la clase política se debe adaptar a ese cambio o cada vez le será más difícil mantener los espacios de poder
Andrés Mesa le cree al control político con análisis riguroso, estudioso y basado en pruebas. El control es un mandato constitucional y lo deben ejercer todos los corporados en el Congreso, las asambleas y concejos. Sobre el caso del ministro Carrasquilla dijo que es evidente que fue promotor en el Congreso de una ley para luego recibir beneficios fundando una empresa particular y aprovechó la necesidad de crédito de los municipios más pobres del país.
“Grave que a esos bonos no les pusiera destinación específica para su ejecución, abriendo una puerta a la corrupción e incumplimiento en más del 70% de los proyectos. En Antioquia sobresalen los casos de Tarazá, Valdivia, Ebéjico, Rionegro y Bello”.
El apoyo de Duque, aseguró, le garantiza mantenerse en el cargo pero pagando un alto costo político para su mandato.