El escritor colombiano compartió sus reflexiones en la conferencia: El Taller, el templo y el hogar, durante el Festival de Cine de Jardín.
"Construyendo un mundo urbano estamos construyendo un mundo inhóspito", dijo William Ospina este sábado, durante el tercer día del Festival de Cine de Jardín, donde su conferencia comenzó la jornada, con una asistencia de más de 700 personas.
Hay actualmente, según William Ospina, "un hastío muy grande, que se mide en la abrumadora sed de espectáculos que caracteriza a esta época, solo un mundo hastiado tiene la necesidad de aturdirse de espectáculos permanentemente".
El escritor colombiano quiso reflexionar sobre el papel del ser humano y La naturaleza, haciendo una crítica a la manera en que hoy el ser humano es el eje central del desarrollo, cometiendo errores "haciendo que destruyamos la verdadera casa nuestra que es el planeta".
Durante su intervención habló de decisiones políticas, como "un alcalde de Bogotá que dijo que iba a talar unos árboles y que 'una ciudad no era un bosque'", enfatizando cómo los dirigentes piensan el avanzar de las ciudades por encima de la vida, de la biodiversidad.
Ospina, retomando la idea de Picasso que dice que "una casa es un taller o no es nada", se sirvió para reflexionar sobre la apertura de las artes hoy, planteando que ya no estamos cerca a esa idea de los griegos que mencionaba solo unas seis artes, después debatida a que el cine fuera el séptimo. El autor rescató la unión de Picasso con materiales que se fue encontrando y volvió obras de arte, como una metáfora del artista y su conexión con la tierra. Además, precisó que el habitar no puede estar separado del hacer o del crear, que no cree en el "habitar de modo que nada se puede tocar", lo que puede ser una pesadilla para los niños, pero realmente es una negación del mundo para todos.
Lo divino, la necesidad de soñar del hombre, sus conexiones con la tierra y las afectaciones (posiblemente irreversibles) a ella fueron otras de las reflexiones que el escritor compartió con el público.
Ospina cree que "el problema en cierta medida puede ser político o científico, pero realmente creo que el problema es ético desde un lugar estético: ético porque creemos que son unos seres quienes deben tomar decisiones sobre el mundo, les damos nuestro respaldo sabiendo que toda vez hacen trampa; hemos construido un modelo de democracia ridículo, con un modelo de manipulación de voluntades; en esa medida, no asumir nuestra responsabilidad como voceros de la naturaleza de la que formamos parte, es una altísima abdicación. Pasó la hora de señalar a los culpables", sostuvo, ante preguntas de los asistentes sobre quiénes son los culpables de lo que sucede hoy con el mundo.
"Una de las necesidades de la historia es que el taller, el templo y el hogar se aproximen de nuevo", fueron las palabras del autor para cerrar su intervención.