Eli Cohen quería ser rabino y fue un joven patriota de Egipto, a la vez sionista. Pero su vocación era la de espía. Desde su juventud en Alejandría, fue parte del movimiento sionista juvenil e hizo parte de la operación para llevar a los judíos de Egipto a Israel. Ahora como espía de verdad, en Siria, hizo todo lo posible para obtener la información militar que Israel buscaba.
El 18 de mayo se cumplió el aniversario por los 55 años del ahorcamiento del espía israelí, Eli Cohen. Luego de ser llevado a prisión desde su captura en enero, ser torturado por el régimen sirio, del cual llegó a ser parte se le hizo un juicio exprés y fue llevado a la horca en la plaza principal de Damasco, Marjeh. Asistieron como espectadores del hecho, quienes fueron sus amigos cercanos. Entre esos, el presidente sirio: Amin al-Hafez, amigo cercano de Kamel Amin Thaabet, el personaje que interpretó durante cuatro años Cohen y que llegó a estar entre los posibles sucesores de Hafez para dirigir a Siria. Israel estuvo a punto de tener por lo menos un ministro dentro de Siria y quizás hasta un presidente, que a su vez era un espía suyo, lo cual es una hazaña que quedará en la historia, sin lugar a duda.
Eliyahu Ben-Shaul Cohen, la leyenda del espionaje israelí nació en Alejandría, Egipto, la cuna de una civilización olvidada. Fundada por Alejandro Magno en el 331 a.e.c. El otrora más importante centro cultural del mundo antiguo. Con una milenaria comunidad judía de antaño, quienes llegaron con el conquistador griego y lograron establecerse con gran éxito. Hablaban hebreo, árabe y griego. De aquel importante puerto no queda ya mucho, pero sí el recuerdo de aquel ayer. A pesar de la historia que le rodeaba a la familia Cohen, apellido de sacerdotes, hijos de Aaron y de la tribu de Levi, decidieron inmigrar para la nueva nación, llamada Israel. Decisión tomada dentro de la tensión entre Israel y el Egipto de Nasser por el Canal de Suez en 1956, que enfrentaba a las dos naciones y además involucraba a Francia y al Reino Unido.
Los padres de Eli eran originarios de Alepo, Siria, inmigrantes en Egipto y se trasladaron a Israel junto a sus hijos en 1957. Eli a pesar de ser judío, parecía árabe y hablaba árabe. Desde que llegó a Israel tuvo un interés en hacer parte de alguna de las tan precoces pero efectivas instituciones fundadas para sobrevivir, entre estas la inteligencia militar. Antes que existiera el Mossad, funcionó un departamento de inteligencia, el mismo que en 1960, meses antes de que Cohen arribara a Buenos Aires ejecutase la “Operación Garibaldi”, la hazaña que inauguró a la inteligencia israelí, cazando literalmente a Adolf Eichmann, uno de los altos mandos nazis, que había hecho toda la carrera militar, hasta el punto de ser el ideario de la exterminación masiva en los campos de la muerte, llamada la “solución final”.
Cohen, había aplicado para ser parte de la inteligencia israelí, pero no fue aceptado, a pesar de haber colaborado con Israel mientras estaba en Egipto. Sin embargo, fue contactado por las oficinas de lo que sería luego el Mossad, pues estaban precisando de una persona que hablara árabe y asimismo entendiera la respectiva cultura. Su vida de entonces en adelante sería infiltrarse en Siria y lograr obtener la mayor información posible en lo que respecta a Israel. Para esto, sería necesario crear una nueva identidad y así nació Kamel Amin Thaabet, un millonario empresario de origen sirio-libanés. Llegó a la Argentina en el año de 1961, en Buenos Aires se mezcló dentro del círculo social sirio y logró entablar una buena amistad con el ese entonces agregado militar, el general Hafez, de la embajada siria en Buenos Aires. Para llegar a infiltrase en el más alto nivel, comenzó por el restaurante árabe más conocido de Buenos Aires: “Al-Masri”, donde conoció al director del diario de la comunidad árabe “Mundo Árabe”, quien lo introduciría en el mundo árabe argentino de la época.
Con el discurso de ser un patriota sirio y querer invertir su fortuna en el país de sus padres, viajó con rumbo a Damasco pasando por Alemania, Suiza, Italia y finalmente por su natal Egipto. Desde su estadía en Buenos Aires se había acostumbrado a demostrar cierta calidad de vida, si bien Eli no era un hombre pudiente, sino más bien un ciudadano medio, Kamel Amin Thaabet si lo era. Con el dinero que le había puesto como renta el departamento de inteligencia, rentó un lujoso apartamento dentro en el centro de Damasco. Se hizo famoso, teniendo un perfil muy alto y un increíble don de gentes, logró el cometido de la misión y llegó a tener acceso a la cúpula militar y política siria.
Eli Cohen quería ser rabino y fue un joven patriota de Egipto, a la vez sionista. Pero su vocación era la de espía. Desde su juventud en Alejandría, fue parte del movimiento sionista juvenil e hizo parte de la operación para llevar a los judíos de Egipto a Israel. Ahora como espía de verdad, en Siria, hizo todo lo posible para obtener la información militar que Israel buscaba. Realizando fiestas que terminaban en escenarios del más extravagante libertinaje, influenciadas por el “prohibido alcohol” como diría el Coran. Siempre atento a la información que podía obtener de parte de los oficiales y políticos sumidos en un ambiente diferente al del día a día.
Eli Cohen era un espía en potencia y eso lo demostró cuando por medio de sus informes a la inteligencia israelí reveló los planes sirios para cortar los suministros de agua a Israel, de su principal afluente, el Jordán. También atacar a Israel bajo una táctica de confusión y un sin fin de planes en contra de la nueva patria de Eli Cohen. Luego esa agencia de inteligencia se convertiría en El Mossad en 1964. Los registros demuestran como Eli por medio de un telégrafo que funcionaba con código morse, llegó a relacionarse con 50 personalidades sirias.
Tal vez su más recordada hazaña es haber estado en la base ultra-secreta Siria en los Altos del Golán, donde pensaban por medio de túneles atacar a Israel. También obtuvo mapas de lugares claves y planos de construcción, como, por ejemplo, el proyecto de desviar las aguas del Jordán, que estaban a cargo nada más y nada menos que de Mohammed Bin Laden, el padre del despiadado terrorista saudí, Osama Bin Laden. Además, Cohen descubrió que Siria tenía apoyo de la URSS, ya que el partido comunista (Baaz) que dio golpe de estado en 1963 bajo la dirección del otrora agregado militar en Argentina: Amin al-Hafez, amigo personal de Cohen e incluso quien le había hecho la carta de recomendación para entrar a Siria.
En uno de los viajes a los Altos del Golán, recomendó que se sembraran eucaliptos en el mismo lugar donde estaba la base subterránea y al final lo hicieron. Fue esto clave para que luego el ejército israelí en la guerra de 1967 contra Siria pudiera localizar los puntos de ataque y poder bombardear los túneles secretos del enemigo sirio.
Eli Cohen era un hombre introvertido a diferencia de su otro yo, Kamel Amin Thaabet, hombre sociable, refinado y cosmopolita. El coeficiente intelectual de Cohen era bastante alto, a pesar de no haber terminado los estudios en ingeniería que empezó en Egipto, hablaba el árabe y tres de sus dialectos, como el sirio. También hablaba hebreo, inglés, francés e italiano y aprendió el español en tan solo tres meses estando en Buenos Aires. Desde joven fue estudioso de las escrituras hebreas y luego del Corán, dentro de su preparación para entrar a Siria. Llegó a conocer muy bien Buenos Aires y luego casi toda Siria.
Considerado como un héroe nacional en Israel, como un enemigo público pero inexistente en el mundo árabe. Son contadas las historias de semejante talante y de tan interesantes sucesos. Es Eli Cohen una leyenda del espionaje y su legado fue el triunfo de Israel en la “Guerra de los 6 días”, el mismo número de horas que duró el cuerpo de Eli tambaleándose en la soga que le concedió su muerte como héroe y mártir de Israel.