Uribe no es hombre de humor, más bien de mal humor, frecuentemente se le “vuela la piedra” la que descarga a su contradictor.
“La sátira es el arma más eficaz contra el poder: el poder no soporta el humor, ni siquiera los gobernantes que se llaman democráticos, porque la risa libera al hombre de sus miedos” Dario Fo, Premio Nobel de Literatura.
¿Qué hay detrás del enfrentamiento del expresidente Uribe con Daniel Samper Ospina? El choque tiene, de un lado y lo más importante y fundamental, el gran ingrediente del enfrentamiento del poder con el humor. El expresidente, como bien se le conoce, no es un hombre de humor, más bien es de mal humor, pues frecuentemente se le “vuela la piedra” y descarga su ira contra alguno de sus contradictores. Se recuerdan, su enfrentamiento a puños con Fabio Valencia en el conteo de votos para la elección de Uribe como gobernador y, el “le doy en la cara marica” cuando le reclamaba a un fotógrafo, solo dos ejemplos de varios conocidos y quizás muchos otros hay que no se han hecho públicos. El senador innegablemente tiene un gran poder y en el caso actual, otro más, lo enfrentó al periodista satírico Samper Ospina al que calificó de “violador de niños” a raíz de una de sus columnas periodísticas.
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De otro lado, esta disputa entre el poder y el humor tiene mucha historia en el mundo y ha dado lugar a la creación de obras de arte. La ópera Rigoletto de Verdi, obra que como varias tiene un bufón, tuvo que vivir una especie de calvario pues sufrió varias censuras antes de que se la dejara escenificar, debido a que en su libreto inicial tenía una sátira a la monarquía que, al final y para obviar la censura, Verdi tuvo que moderar. En la excelente novela de Umberto Eco, El nombre de la rosa, el fraile Jorge Burgos comete varios asesinatos para evitar que se divulgue el “peligroso” segundo libro de La Poética, de Aristóteles, supuestamente dedicado a la comedia, la risa y el humor. Burgos justifica sus crímenes ejecutados para que nadie aprenda a reírse, así: “La risa libera al aldeano del miedo al diablo, porque en la fiesta de los tontos también el diablo parece pobre y tonto, y, por lo tanto, controlable. Este libro podría enseñar que liberarse del miedo al diablo es un acto de sabiduría. Cuando ríe, el aldeano se siente amo porque ha invertido las relaciones de dominación”. La risa libera al hombre de sus miedos y el miedo al poder es ancestral, el humor es una fuerte arma contra el poder. La violenta respuesta de Uribe pudiera explicarse por el enfrentamiento del humorista al poder del hoy senador, al que se mantiene aferrado y embelesado.
En Colombia ha habido grandes representantes del humor político en todos los géneros. Uno de los más grandes, para mí el mayor, fue Jaime Garzón quien terminó asesinado por enfrentar con su sátira a los poderosos de la guerra. Uno de sus compañeros en el inolvidable noticiero Quac fue el actor Diego León Hoyos, quien hacía el personaje de María Leona Santodomingo. “Al matar la risa mataron a Colombia” dice Hoyos refiriéndose al asesinato de Garzón. Y sobre la lucha entre el humor y el poder, plantea que desde siempre el humor político ha sido el mejor instrumento de la sociedad para defenderse del poder, no importa con cuanta pompa se rodeen quienes detentan el mando y tampoco importa si invocan cualquier derecho sea el divino o romano para así legitimarse. Los poderosos siempre han sufrido la oposición de la risa, porque ésta desmantela su andamiaje de mentiras, por eso le temen, concluye. Una perfecta radiografía del por qué Uribe se volvió a “salir de la ropa” ante el humor de Samper Ospina.
CODA. Retomando a Uribe Uribe que ha sido una de las grandes fuentes de inspiración de Uribe Vélez y su Centro Democrático, José Obdulio uno muy relevante de sus seguidores, esto decía ese gran líder, en 1909: “Da mucho en qué pensar que, en el último año del primer siglo de nuestra vida como nación independiente, la práctica de la república no nos haya enseñado a respetar las opiniones ajenas”. Hoy, ya en el posconflicto si que lo echaron al olvido del todo.