250 niños y niñas del Centro Infantil Buen Comienzo Viviendo Juntos, ubicado en el barrio San Benito, reciben una educación inicial diferenciada, que los aleja de la cruda realidad de este sector.
En medio de locales comerciales, de las concurridas calles y lo gris del Centro de Medellín, un lugar ilumina la cruda realidad del sector con 250 niños y niñas, entre los tres a los cinco años: Centro Infantil Buen Comienzo Viviendo Juntos, ubicado en el barrio San Benito.
Su contexto no es el mismo de los hogares comunitarios u otros centros educativos de este programa en las otras comunas de Medellín, allí la mayoría de los pequeños no reside a los alrededores, pero comparten un espacio que es sinónimo de trabajo y rebusque en la capital antioqueña.
Por ello, se constituye en un espacio con un reto mayor: abordar la educación inicial con equidad, lo que implica en ocasiones, salirse de los esquemas que han sido planteados para adaptarlos a necesidades específicas.
Desde las 5:45 de la mañana y hasta las 10:00 de la noche de lunes a sábado, este centro educativo recibe niños y niñas que son llevados por sus padres, madres o cuidadores, para que puedan comenzar sus jornadas laborales teniendo en cuenta que estarán no sólo al cuidado de profesionales, sino de las enseñanzas y desarrollo que necesitan para cada etapa.
Francisco Javier Encarnación Gallardo, padre de un niño de dos años, señaló que el proceso de su hijo “va muy bien, se ha desarrollado muy bien y acá le prestan muy buena atención. Muchos espacios libres, está muy amañado el niño mío acá”.
Su metodología es constructivista y trabajan por proyectos diferenciales para cada grupo, según una identificación que se realiza inicialmente.
“Trabajamos con un enfoque social, también nos articulamos con la pedagogía crítica, antropología pedagógica, a no desconocer la historia de vida de cada niño, su familia, sus rasgos, su etnia, sus preferencias, el barrio de donde viene”, detalló Deisy Paniagua Delgado, coordinadora pedagógica de la Corporación Viviendo Juntos sede Centro.
Así, teniendo en cuenta que se trabaja las necesidades e intereses, en algunos de los grupos se aborda el concepto de familia, los roles familiares, lo que significa el hogar y la existencia de las mariposas; estos fueron los proyectos elegidos por los agentes educativos del grupo, quienes observaron las tendencias en su población.
De esta manera, cada uno trabaja sobre la temática y la relaciona con cada actividad que hagan los niños y niñas.
En total son diez titulares, es decir lo que se llamaría en la primaria un docente, y catorce auxiliares de clase.
“Todos estamos enfocados en donde el niño es el centro, la prioridad. Se deben dar interacciones de calidad, que son primordiales. No queremos centros educativos donde hay talento humano maltratador, que use un tono de voz alto”, expresó la coordinadora de este centro.
Esta apuesta fue la que atrajo a Luz Dary Barón Fuentes, quien tiene una hija de tres años y trabaja en un almacén de un pasaje comercial del Centro, por lo que ya tenía referencias del lugar en el que varias de sus compañeras han tenido a sus descendientes.
Su principal razón de llegar al lugar fue tener a la pequeña cerca a su empleo, a la vez que podía acomodar los horarios para llevarla y traerla. “Puedo trabajar tranquila y ella está en muy buenas manos. Yo busqué un centro educativo por mi casa pero no se acomodaba a mi horario, porque mientras salía de trabajar y llegaba al trabajo era tarde. Tenerla en el Centro ha sido lo mejor, está con profesores capacitados, tienen su profesión, y estoy muy tranquila”, señaló la madre.
Si bien los niños del centro pueden estar en estado de vulnerabilidad, la apuesta pretende que con la flexibilidad en los horarios y la atención, no se aleje a los menores de edad de sus hogares, ya que el acompañamiento familiar es crucial.
Por lo anterior, el acompañamiento es integral: desde el punto de vista psicosocial, nutricional y familiar. Así lo explicó el agente educativo psicosocial apuntó que la Corporación hace acompañamiento a las familias en las que se han detectado falencias, hasta casos que no involucran la psicología clínica, casos en los que se activan las rutas de atención para los derechos de niños y niñas.
Cabe anotar que, al ser parte del programa Buen Comienzo en cumplimiento de la política pública de primera infancia, se reciben lineamientos generales para la atención de los niños y niñas, tal y como ocurre en otros barrios de la ciudad.
Por ahora, este centro educativo aspira a conseguir otro lugar para operar, en el Centro, bajo la modalidad de comodato. De esta manera, se podría atender una mayor población, pues se encuentran en lista de espera unos 46 menores de edad. Así, esperan que las comunicaciones enviadas a diversas secretarías de la ciudad surtan efectos para la atención a la primera infancia de la comuna 11- La Candelaria.