El maestro Rendón Sierra, nació en Medellín, el 2 de febrero de 1933, y, debo decir, para ponderar adecuadamente su trabajo, que su larga vida fue una dedicación exclusiva al arte.
Por la página del Museo de Antioquia, me enteré del fallecimiento del maestro Augusto Rendón Sierra, el más claro exponente de la tendencia expresionista en Colombia, y a mi juicio, uno de los más prestigiosos artistas contemporáneos. Para medir la dimensión de su trabajo y obra, recordemos que participó en exposiciones como la Muestra de Artistas Latinoamericanos en Roma (1958), la Exposición Internacional de Grabado en Frenchen, Alemania (1972), y la Bienal de Tokio (1962). Obtuvo dos veces el Primer Premio de Grabado en el Salón de Artistas Nacionales (Bogotá, 1963 y 1966), y el Premio Internacional de Arte sobre los Derechos Humanos (1968). Logró el título de especialista en pintura mural y grabado otorgado por la prestigiosa Academia de Bellas Artes de Florencia, Italia. En 1965 ganó la Medalla de Bronce, Internationale Buhkunst Ausstellung, Liepzig y la Primera Mención de Grabado, La Habana, Cuba. En 1967 obtuvo el Premio Adquisición, Galerie Du Foyer de L'armes, Populaire, en Yugoeslavia, y en 1968 el Primer Premio de Grabado, Año Internacional de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, UNESCO. Por espacio de treinta años fue profesor de la Universidad Nacional de Colombia.
Traigo a colación la noticia de su fallecimiento, en Villa de Leiva, a sus 87 años, porque al parecer hace ya muchos años entramos en una patria boba donde la noticia predominante es la corrupción, la delincuencia, las tragedias del invierno, del verano, la caída de un árbol o el mosco encontrado en un vaso de leche, entre otras cosas más banales aún. Parece que el fallecimiento de un artista de la estatura del maestro Rendón, ya no es noticia, al menos en Colombia.
El maestro Rendón Sierra, nació en Medellín, el 2 de febrero de 1933, y, debo decir, para ponderar adecuadamente su trabajo, que su larga vida fue una dedicación exclusiva al arte. Mi admirado poeta, narrador, ensayista y editor colombiano, Gonzalo Márquez Cristo (fallecido hace apenas 4 años), en uno de sus lúcidos ensayos, había escrito sobre el maestro: “La luz es una incesante herida en la obra de Augusto Rendón; la iluminación contrastada potencia la ferocidad de sus memorables grabados e inventa un ámbito donde ni siquiera los animales son ajenos al ímpetu del deseo o la batalla; y también con frecuencia en su pintura, un alto claror posee a alguna de sus imágenes, condenando a sus antagonistas a una atmósfera lunar”.
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Ante este panorama triste de tanta información intrascendente y el descuido probado de nuestros medios por la información cultural (en Medellín, ningún medio, excepto la página del Museo de Antioquia reseñó el fallecimiento del maestro Rendón; en Bogotá, sólo El Espectador informó brevemente), cabe preguntarse: ¿Por qué nuestros verdaderos referentes, en este caso del arte, sufren una subvaloración y un desconocimiento sistemático, casi que sospechoso? ¿Qué tipo de sociedad estamos construyendo, si esos referentes no son dados a conocer a nuestros niños y jóvenes? Triste realidad la de Colombia, si pensamos que el arte es intrascendente, menos valiosos que las banalidades cotidianas, de las cuales se ocupa, profusamente nuestros medios radiales, televisivos, impresos y digitales.