El man está vivo

Autor: Rubén Darío Barrientos
8 noviembre de 2018 - 09:05 PM

Aquí se nos metió que cualquier virtud personal y carismática, es sinónimo de idoneidad político-administrativa. Craso error de quienes piensan que gobernar es sentarse en un poltrón haciendo buena cara.

En sus secretos políticos, Darcy Quinn acaba de divulgar que Alberto Linero suena como fuerte candidato para las alcaldías de Barranquilla o Bogotá. Hablamos del mismísimo padre Linero, el que en septiembre de este año colgó la sotana pero que nunca dejó de ser sacerdote. Es que mi amigo Gabriel Escobar (Vista de Lince y Sófocles), lo explica, por antonomasia, en una columna publicada en El Colombiano el día 1 de mayo de 2001 que “Al padre Gonzalo Gallo, por ejemplo, se le podrá decir exclérigo, exministro del altar, excarmelita, pero nunca exsacerdote. Porque en la ordenación, el obispo le dice al sacerdote: Tú eres sacerdote eternamente según el orden de Melquisidec. A algunos sacerdotes les dan licencia para no ejercer el ministerio y algunos hasta apostatan de su fe, pero nunca dejan de ser sacerdotes”. Esto aplica, entonces, para Gonzalo Gallo, Alberto Linero y Bernardo Hoyos, entre otros.

Lea también: La indomable política

Pero volviendo al cuento de Quinn, dizque suena el sacerdote Alberto Linero (exclérigo), para las alcaldías de Barranquilla o Bogotá. Parece ser que El man está vivo, como rezan sus oracionales, que se traducen en publicaciones mensuales escritas por el samario Linero, según su talante forjado como Eudista, profesor de la facultad de comunicación social y periodismo en la Universidad del Norte, tuitero, conferencista, teólogo, columnista, futbolero, autor de 15 libros y vicepresidente de la emisora El Minuto de Dios. Linero, como se recuerda, en septiembre de este año abandonó la sotana, luego de 34 años vistiendo el hábito, pero –según sus palabras– lo hizo transido de soledad. Tiene carisma caribeño y sus carcajadas son sonoras. 

Pero, se pregunta: ¿Todo esto le alcanza para ser un candidato a una alcaldía o, mejor aún, para administrar la cosa pública? Creemos que no. Una cosa es ser una persona preparada, con buen imán público y otra cosa es montarse en el potro de ser burgomaestre de Barranquilla o Bogotá (en el mejor de los casos, si avanza su candidatura, por supuesto y llegare a ganar). Ya Bernardo Hoyos, el salesiano nativo de Belén de Umbría, afecto a la teoría de la liberación, coronó la Alcaldía de Barranquilla en 1997 (158.492 votos), para el periodo 1998-2000, en nombre del grupo político Movimiento Ciudadano, apoyado por la Alianza Democrática M-19. Comenzó sus tareas rodeando a los pobres y fue tejiendo actos de corrupción que lo llevaron a que en diciembre de 2007 fuera capturado por los punibles de peculado y celebración indebida de contratos y en octubre de 2011 recibiera condena de 4 años de prisión.

Mala experiencia del famoso cura Hoyos, que terminó una gestión horrenda e impúdica. En lo que respecta al padre Gonzalo Gallo, escritor reconocido, fue precandidato a la alcaldía de Cali, ganó las encuestas (en 1997, superó de sobra a Francisco José Lloreda), pero abdicó seguir en la brega y retiró su nombre. Dicen que hubiera ganado lejos la alcaldía de esa ciudad. Y hay otros casos de sacerdotes elegidos: en 2009, Felipe Restrepo, alcalde de Yumbo y en 2016, Carlos Alberto Hurtado, alcalde de Arauca.

Es claro que una cosa es ser sacerdote, otra cosa es ser inteligente y guía espiritual y otra cosa es la política y la elección popular a un cargo regional. Se recuerda que tan pronto colgó la sotana, el padre Linero fue tentado por Gustavo Petro y en un trino de su cosecha, escribió: “Hombre valiente y sincero. Un hombre libre y coherente”. Sobre esta tentación y otras tentaciones, Linero dijo en Blu Radio sobre un eventual coqueteo para participar en política: “Para mí ha sido una tentación el servicio a la gente, pero yo no voy a ajustar dos problemas: salgo de este y me voy a meter en otro”. Da la impresión de que Linero le hace el fo a la política, pero ahora vuelve y juega el flirteo. Y aunque el Man está vivo, me parece que no tiene el bagaje ni la preparación para asumir un cargo de esta magnitud. Aquí se nos metió que cualquier virtud personal y carismática, es sinónimo de idoneidad político-administrativa. Craso error de quienes piensan que gobernar es sentarse en un poltrón haciendo buena cara.

De su interés: Voto obligatorio ¿otro embeleco?

Continúe con sus libros, programas y charlas, Padre Linero. Lo demás, que sea lo de menos…

 

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Comentarios:

Edgar
Edgar
2018-11-09 22:17:04
Muy bién dicho.

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