El tango en Medellín tiene a Carolina Ramírez, la Dama del tango

Autor: Henry Díaz
2 junio de 2019 - 11:08 PM

El premiado director y dramaturgo Henry Díaz presenta a Carolina de la Paz Ramírez Arboleda, a quien los conocedores valoran como la Dama del Tango.

Medellín

“Tal vez allá en la infancia su voz de alondra
tomó ese tono oscuro de callejón,
o acaso aquel romance que sólo nombra
cuando se pone triste con el alcohol.
Malena canta el tango con voz de sombra,
Malena tiene pena de bandoneón”.

Malena:

Música: Lucio Demare
Letra: Homero Manzi


Las comunidades, las ciudades, las naciones generan su propio arte y su cultura, inclusive partiendo de lenguajes artísticos que llegan de otras naciones. Se conocen, se aprenden, se asimilan y hasta que se transforman. La cultura es un cruce de coordenadas, de arribos, herencias y préstamos compartidos. Una de las razones de la evolución artística y cultural permanente en el desarrollo humano. Medellín es susceptible de ello y en el presente artículo, en la música popular. Estos elementos culturales se vuelven propios, como si no hubieran nacido en otra parte. Con el tango tenemos el ejemplo.

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De esto disfruta el tango en Medellín. Ha ido teniendo una sutil simbiosis artística, tal, que se distingue claramente en la interpretación musical y vocal, dicen los entendidos. Entre el tango paisa (tocado y cantado), y el de las provincias del sur. Y hay razón para creerles, según vemos, el panorama de la ciudad de Medellín. Sobre todo, según mi particular observación, el nivel de interpretación vocal.

Desde su misma cuna, en Argentina, el tango ha ido decreciendo a trancos irreversibles, por lo que se aprecia y cuentan los verdaderos tangueros. También se ha ido reinterpretando, reciclando dirían los más escépticos, de una manera que no satisface tanto como el tango “auténtico”, provocando migración de músicos y cantantes hacia Colombia, sin contar la situación social para estos artistas en Buenos Aires.

Tango genuino en Medellín

El tango en Medellín, con su poética sabiduría propia y añeja, el que nos legaron las magistrales orquestas, bardos, cantores y cantoras, de la música ciudadana del siglo pasado, se ha asimilado y le ha impreso un carácter propio, auténtico y, a pesar de ello, en Medellín se repiten que “Gardel cada vez canta mejor”.

Y el baile es tan genuino, que bailarines de la ciudad han asistido a campeonatos internacionales y son campeones mundiales del baile de tango, de piso y moderno. Las academias abundan. Cuando el cuerpo humano y por consiguiente un cuerpo artístico asume en su expresión corporal los contenidos de musicalidades y los expresa con la belleza y la armonía de la danza es porque se ha apropiado de dicha cultura. En las presentaciones culturales de danzas tradicionales de Antioquia casi todos los grupos tienen el tango, la milonga y el vals en su repertorio.

El movimiento actual del tango en Medellín es fuerte y consistente. Por ejemplo, hace varios años la mayor dificultad era la consecución de bandoneonistas en la ciudad y hoy por hoy existen muchachos y muchachas que están tocando muy bien el fuelle, el que rezonga, el que le causa penas a Malena y también los demás instrumentos con esta disciplina musical. En cuanto al bandoneón, pocos, pero los hay. Todos sabemos que este aparato le da volumen al tango y la nostalgia, que lo hace seductor al oído y al espíritu abatido. Lo mismo que los guitarristas cantantes que se han especializado en el tango como Eduardo Román y engrosan las orquestas especializadas.

La llamaron la Dama del Tango

En cuanto a las voces, hay un caso interesante para la cultura del tango en Medellín y Colombia. Entre la gran variedad de cantantes masculinos y femeninas se destaca una voz.  Se trata de la cantante Carolina de la Paz Ramírez Arboleda, la Dama del Tango, de amplia trayectoria. La mencionamos por su pertinencia artística en la ciudad de Medellín y por la idea de la asimilación y apropiación del tango como elemento cultural que forma parte de la actividad artística de ciudad. Ella con otros muchos es el tango en Medellín.

Carolina Ramírez dama del tango

En 2018, Carolina Ramírez fue la primera colombiana invitada al Teatro Solís, de Montevideo. Allí fue parte de la celebración de los cien años de La Cumparsita.

Cuando Carolina Ramírez canta no interpreta: es. Ella es la canción misma: letra, música y voz en cuerpo, vestuario y espíritu de la cantante. “El espectador merece todo el respeto del mundo”, es su lema para vestir en sus presentaciones. Su presencia en los escenarios es de vestuario impecable. La Dama del Tango fue nombrada así por uno de los tangueros de ley que abundan en Medellín: Hernán Caro (q.e.p.d.) y que al escucharla no le supo a nada más su voz que a Dama del Tango. Lo corroboran, además, los miembros de la Asociación gardeliana, Club amigos del tango, academias de bailes, los integrantes de otras asociaciones y estamentos de tangueros de ley y de los coleccionistas que siempre la mencionan en sus tertulias, en los folletines, de la misma manera y admiración, como las orquestas y agrupaciones que la han acompañado infinidad de veces y qué decir de quienes la escuchamos.  Por ello escribir sobre el tango en Medellín ahora es importante haber escuchado cantar a Carolina Ramírez, la Dama del Tango, en cualquier sitio de la ciudad o de Colombia, aún del exterior. No en vano es el ícono de la mujer en el tango colombiano. Sin olvidar, por supuesto a cantantes como Carmen Úsuga, Claudia Montoya, María Elena Montoya, Carolina Monsalve, la Gardelita, entre otras cantantes de Medellín y de otras partes del país, por supuesto. “Somos muchas y muy buenas cantantes”, sostiene la cantante.

Hablar de la voz de Carolina Ramírez no se hace con el recuerdo impregnado de nostalgia, se hace con el cuerpo en la tierra y el espíritu vagando por su voz, y mirando al cielo porque de sus canciones le llegan a uno palabras de los versos del tango, o clásicas españolas como si ella estuviera inventando en ese preciso instante lo que canta. Canta melodías españolas, boleros y tangos con la misma fluidez y versatilidad, instinto y sentimiento, que da la experiencia del escenario, las relaciones musicales y la calidez del aplauso constante.  

Los versos del tango, llegan, quizás por sus recuerdos de niña, del original barrio Aranjuez de Medellín. Escuchando a los grandes del tango, de fuerza sugestiva y cadencia contagiosa, de mujeres hermosas y traiciones, de sangres malevas y de tardes grises, de perdones y engaños, en las casas de los vecinos los fines de semana mientras juega con sus hermanos y hermanas en la calle. O mientras, tras la puerta a escondidas de los mayores, escucha tangos y milongas de aquellos inolvidables: Raúl Berón, Carlos Gardel, Alberto Aguirre, Armando Moreno, Andrés Falgás, Alberto Gómez, Mercedes Simone, Tita Merello, Ada Falcón, Alberto Podestá, Julio Sosa (su preferido), Edmundo Rivero, en fin… También por el barrio, sus calles y las melodías de los bares y cafeterías que escucha de camino de ida y regreso a la escuela. Y la palabra española es por su afición a las letras de la poesía de García Lorca y otros poetas del romancero español, que leía en su juventud. Lo que oía o veía en los recitales de Berta Singerman, las óperas y Zarzuelas de Teatro Pablo Tobón Uribe o de sus obras de teatro que representaba desde los catorce años en el Palacio de Bellas Artes de la avenida La playa. A escondidas de sus padres también. “¿Cuándo no?”, agrega Carolina.

El año, 2018, fue invitada a representar a Colombia para participar en la ciudad de Montevideo con motivo de los 100 años de la Cumparsita, en el majestuoso teatro Solís de la capital uruguaya. “Soy la primera colombiana en pisar el tablado del teatro Solís”, dice orgullosa. Interpretó con la espectacular orquesta para la ocasión, el tango Murmullos, letra de Froilán Aguilar y música de Juan C. Patrón de 1930. Y en una de las librerías que visitó, allí mismo, se hizo tomar una foto junto a la imagen en cartón del expresidente Mujica, “Porque no pude verlo en persona, me hubiera muerto de la dicha”, se lamenta.  

El epicentro de su trabajo son el Salón Málaga, de don Gustavo y César Arteaga, centro cultural y patrimonio de la ciudad, y el famoso Patio del Tango, fundado por el Gordo Aníbal, de igual trayectoria histórica. Entre su amplio repertorio encontramos canciones inolvidables: La luna y el toro, La hija de Juan Alba, entre sus españolerías y en los tangos encontramos la Magistral interpretación de Malena y Se dice de mí. Tangos imprescindibles en sus presentaciones por petición del público.  También tenemos: Balada para un loco, El día que me quieras, El Choclo, Garufa, La Negra María, La Cumparsita, Volver, Tarde, Madre selva, En esta tarde gris… En fin…

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Oír cantar el tango a Carolina Ramírez es entender que la cultura y el arte no tienen dueño, que lo bello sobrepasa la complacencia. Como la poesía: “No es del que la escribe sino del que la necesita” recordó que había oído en una película sobre Neruda… Y Medellín la tiene a ella cantando tangos y milongas, boleros y hasta canciones españolas para el alma de los medellinenses. El tango vino de visita o de paso y Medellín se apropió de él, Medellín lo necesita y la tiene a ella que lo canta con voz de alondra, como ninguna y en cada verso pone su corazón…

 

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