El trasegar de los humanos por el planeta, está lleno de vicisitudes. El camino no es precisamente un sendero de rosas, pero muchas de las veces, los humanos nos las sabemos complicar, pues luego de dar algunos pasos hacia adelante, salimos con las sorpresas de desandar los pasos y perder así el tiempo y la experiencia invertidos y adquiridos, en el entendido que cada cual, ve la realidad y se aproxima a ella, de acuerdo con sus intereses. Por lo tanto, los comentarios y reflexiones que vamos a plantear son obviamente, subjetivos.Después de varios decenios de ser declarada como Museo y además Patrimonio de la Humanidad, y después de haber sido aceptadas estas condiciones por todas las religiones interesadas, el controvertido gobierno turco de Erdogan, declara que Santa Sofía (Aya Sofya) en Estambul, vuelve a ser mezquita después de 86 años, volviendo a alborotar el avispero de los fanáticos de todas las religiones, fanatismo que siempre ha estado ahí y que no requiere sino de una buena excusa para explotar. La buena excusa está servida. ¡Amanecerá y veremos!En lo local, la nueva Constitución Política abrió la posibilidad de la dosis mínima de consumo de marihuana, el actual gobierno la frena a través del nuevo Código de Policía y hoy los altos tribunales vuelven a aceptarla. ¡Qué pérdida de tiempo y qué falta de sindéresis!Se anuncia por parte de EPM que su planta piloto Jepírachi en la Guajira, funcionará hasta el 2023, noticia, que nos deja apesadumbrados, ya que la energía eólica es una de las mejores alternativas para la producción de energía limpia. Razones técnicas y financieras debe tener EPM para tomar esta decisión que esperamos sea compensada con el montaje de un nuevo campo eólico ya no como piloto, si no como planta de producción de energía limpia en propiedad.Como periódicamente sucede, el actual contralor general de la Nación recorre el país “descubriendo” elefantes blancos, es decir, obras inconclusas que están ahí, a los ojos de todo el mundo, sin que hasta el presente se hayan tomado las medidas y las acciones necesarias para culminarlas, que sería lo obvio, o para tumbarlas.Debería existir un punto dentro de un Plan de Desarrollo serio, para destinar los recursos necesarios para que este tema sea resuelto y obviamente los responsables asuman las responsabilidades de todo orden que les competan. No es suficiente la alharaca mediática, si no se toman las decisiones apropiadas y oportunas dentro de la extemporaneidad.Un ir y venir de discursos se pronuncian por kilómetros, alrededor del problema de la deforestación y de los programas de reforestación. Lo cierto es que a la fecha no hay un control efectivo contra la deforestación generada por parte de cualquiera de los varios actores involucrados que la provocan, como tampoco un proyecto serio y continuado para recuperar y ampliar la extensión forestal en el país.Ojalá aprovechemos la nueva producción de nuestro grande Carlos Vives, CUMBIANA, para volver los ojos hacia la Ciénaga Grande de Santa Marta y hacer lo que haya que hacer para intervenir las infraestructuras viales mal diseñadas y volver a permitir mediante obras apropiadas, la circulación de las aguas del mar y del Magdalena para que renazcan los manglares y reviva ese maravilloso ecosistema destruido por imbéciles.Por último, ya aparecen las pilatunas legales para evitar o demorar la demolición del Edificio Aquarela construido cerca al Castillo de San Felipe en Cartagena, el cual no debió haber recibido nunca licencia de construcción, entregada en su momento por otros imbéciles. Ya la UNESCO dio como plazo hasta el 2021 para que la construcción sea demolida, o sino Cartagena y Colombia perderán la calidad de Patrimonio de la Humanidad que hoy posee el Castillo de San Felipe.Excelente el programa que ha emprendido la Alcaldía de Medellín para aprovechar estos nuevos días de cuarentena para intervenir zonas en estado de deterioro y recuperar el espacio público que se había perdido. Las acciones inicialmente emprendidas en los sectores de La Bayadera y el Sagrado Corazón o Barrio Triste, son ejemplarizantes y deben servir de estímulo y de ejemplo para intervenir otras zonas en franco deterioro. ¡BRAVO!Como una cosa es planear y otra planificar, y otra cosa es no planear y no planificar, es prudente que aquellas construcciones de vivienda subsidiada que se entregan en obra negra después de muchos trámites y una alta dosis de paciencia por parte de los beneficiados, -que en la mayoría de los casos se originan por una tragedia previa como un derrumbe, una inundación, un incendio, un temblor u otra calamidad-, sean dotados de los servicios públicos elementales, entre ellos, ya no como cosa marginal, sino estructural, la conexión a INTERNET. Pongo como ejemplo la urbanización La Cabañita en San Cristóbal, una Unidad de 9 bloques de 6 pisos ocupada recientemente por sus nuevos dueños, un poco más de 50 familias cuyos niños no tendrán como acceder a la educación virtual forzada, a la cual nos tiene sometida la bendita pandemia.NOTA 1: Mi completa solidaridad con el Señor Gobernador Aníbal Gaviria Correa y su distinguida familia.NOTA 2: Mis agradecimientos a la casa EL MUNDO por haberme permitido comunicarme con ustedes a través de las 900 columnas que ajustamos hoy y que coinciden con la suspensión de actividades para el Periódico y mil gracias a ustedes por tomarse el tiempo para leer esta Columna de Opinión.Es un golpe duro para el fortalecimiento democrático y para el ejercicio de la pluralidad y la tolerancia, pero esta es la realidad que nos corresponde enfrentar, en un país como el nuestro. Una última invitación, a que vayamos siempre, con prudente optimismo, ¡DE CARA AL PORVENIR!
Puede ser que algunos de los escritorios en los que nos sentábamos quienes trabajamos en el Periódico EL MUNDO hayan estado ahí desde siempre, desde que lo crearon, a finales de la década de 1970. Sí, caminar hoy por su sala de redacción es como si se apreciara una instalación de Doris Salcedo, la melancolía de esos muebles parece decir que se apaga un sueño que comenzó el 20 de abril de 1979, cuando empezó a circular en Antioquia un diario con ideas fundamentales, como la de la libertad. Esa libertad no podía escapar de la cultura. EL MUNDO fue pilar del inicio de proyectos culturales que transformarían la vida de la ciudad, del departamento y del país. Basta con entrar al Archivo, buscar los folios del Pequeño Teatro, el Matacandelas, el Taller de Artes, La Fanfarria y darse cuenta cómo el Periódico de logo rojo, liberal, entrevistó a miles de artistas, entonces emergentes, creyendo en que nuestra realidad podría existir un sector cultural que se hiciera preguntas importantes.Lea también: Un sector que sigue sacando el sombreroAna María Cano, quien después fundaría La Hoja de Medellín, fue la primera periodista cultural de EL MUNDO. Después la reemplazó Ana Piedad Jaramillo, directora de los Eventos del Libro y exdirectora del Museo de Antioquia y el Teatro Colón. Vino entonces el tiempo de Maryluz Vallejo, hoy doctora en Ciencias de la Información, profesora Titular de Tiempo Completo del Departamento de Comunicación y jurado del Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar este 2020. Cuenta Carmen Vásquez, periodista de moda, que cuando Darío Arizmendi era el director de EL MUNDO le dio a cada una su “reino”, le dijo a la periodista cultural que ella se encargara de lo artístico, mientras a Vásquez la mandó a los cocteles, a buscar a la “gente linda”, le permitió tener la primera página exclusiva de moda en estas tierras, guiado en lo que hacía la Revista Hola en España, para que así estuviera clarísimo qué era cultura, qué era entretenimiento, qué era moda y qué era sociedad.Desde sus inicios, EL MUNDO dedicó páginas enteras a la agenda cultural, que eran las más difíciles de editar, porque tenían la agenda de cine, la de teatro, los conciertos, los recitales, las presentaciones de libros, todo, independiente de los artículos periodísticos de una y dos páginas que hacía la sección de cultura.Antes de que su experticia fuera el periodismo político y de opinión, Luz María Tobón, directora de EL MUNDO, fue periodista cultural. Todavía tiene en su oficina una foto de su entrevista a un joven Fernando Botero. Ella, de mamá artista, de familia siempre amante de la cultura, defendió el periodismo cultural hasta el cierre, influyendo, de alguna manera, en que siguiera con cada cambio de dirección. Con la llegada de don Guillermo Gaviria Echeverri, quien respetó lo que hacía el Periódico en este campo, se dio vía libre a que ese saber no se apagara.Nombres como el de Pilar Velilla, exdirectora del Jardín Botánico y el Museo de Antioquia; María del Rosario Escobar, exsecretaria de Cultura Ciudadana de Medellín y actual directora del Museo de Antioquia; la maestra Patricia Nieto, quien guía la Editorial Universidad de Antioquia y es docente de la Alma Mater; o el crítico de cine Pedro Adrián Zuluaga, escribieron una historia cada día, por varios años, en la redacción de EL MUNDO, cubriendo cultura.El Mundo Semanal, el Imaginario y Palabra&Obra fueron los tres suplementos culturales que dijeron cosas muy importantes a la ciudad, al país. Óscar Valencia, jefe de diseño de EL MUNDO, contaba que Imaginario fue osado, despertando muchas molestias en algunos “paisas de Medellín”, cuando su editora puso en la portada la foto de dos hombres homosexuales, desnudos, después de una Marcha del Orgullo. Sus contenidos hablaban de la cultura como lo que somos, reflexionaban sobre la ciudadanía cultural. Palabra&Obra, por su parte, buscaba hacer reportajes de largo aliento con personajes que se destacaban en el campo cultural, teniendo en su portada a importantes creadores como Débora Arango, Gilberto Martínez, Víctor Gaviria, Fernando Botero, Félix Ángel, Cristóbal Peláez, Beatriz González, Alberto Sierra, Antonio Caro, Dora Ramírez, Leonardo Padura, René Uribe Ferrer, entre muchos otros. Una vez, el artista Richard McGuire, reconocido por ilustrar publicaciones como The New Yorker, nos hizo el honor de hacernos una edición especial de Palabra&Obra. Publicamos un especial completo sobre la salvaguarda del patrimonio de Frida Kahlo y Diego Rivera, hecho en Ciudad de México, analizamos muchas veces lo que hacían en el Ministerio de Cultura, cubrimos la Bienal de Venecia, la Feria Internacional de Arte de Madrid (España), Artbo, el Salón Nacional de Artistas, el MDE, la Fiesta de las Artes Escénicas, el Festival de Tango, los diez años de la Fiesta del Libro con edición especial, siempre estuvimos ahí, en cada evento, en cada lanzamiento, en cada nacimiento.Y cometimos errores, muchos, porque EL MUNDO siempre fue una escuela de periodismo cultural. Cómo les parece que una vez, matamos a alguien que revivió. Olga Elena Mattei estuvo muerta durante unos minutos, nos llamaron directamente desde la clínica a contarnos tal suceso. Lloramos, planeamos un especial, llamamos a Héctor Abad Faciolince, él nos dio su declaración sobre la importancia de Mattei para la literatura nacional y corrió a publicar en su Twitter que había muerto.Hasta que, de esas cosas que pasan, los médicos la revivieron, la reanimaron y no se murió. Desde entonces, Faciolince ha sido muy lejano. Es que en el Código Caracol, María Lucía Fernández publicó lo que pasó, en la edición de las 7:00 de la noche: “la inmediatez de las redes sociales le jugó una mala pasada al escritor Héctor Abad Faciolince”. Casi nos ahorca, publicó en su cuenta en esa red: “serán imbéciles los de EL MUNDO”...Vale la pena decir que defendimos causas importantes. Hay que agradecerle a Irene Gaviria y Luz María Tobón que nos permitieron ser autónomos en el contenido cultural. Fuimos nosotros quienes cuestionamos el cambio de vestido que les hicieron a los Silleteros, desconociendo que eran un patrimonio, con lo que hubo polémica nacional, cuando Aníbal Gaviria era el alcalde. No nos censuraron.Fuimos nosotros quienes iniciamos a hablar de los “hipster”, cuando todavía esa manifestación cultural era bastante desconocida.Gritamos duro con investigaciones. Nosotros nos dimos cuenta de que las Bibliotecas Públicas de Medellín habían sido cerradas por el gobierno de Federico Gutiérrez, desconociendo su importancia en la transformación social, con la excusa de ahorrar recursos del presupuesto público. Vaya error de visión política, por eso insistimos con varios artículos en que los Parques Bibliotecas eran la opción que tenía un niño de cualquier comuna de no caer en las redes de tráfico, su puerta de escape muchas veces a la violencia física y sexual. Incomodamos a Sergio Fajardo sobre la responsabilidad en las fallas en la fachada de la Biblioteca España, tanto que salió en portada diciendo “voy a hablar de la Biblioteca España, cuando yo quiera”, los memes no se hicieron esperar en las redes sociales.Cuando iban a sacar al maestro Alberto Correa de la Filarmónica, nosotros lo contamos. Insistimos en que el presupuesto para cultura siempre debía subir en el gobierno nacional, el departamental y el local. Y, sobre todo, le dimos voz a un sector que no encontraba en otros medios un espacio que valorara sus obras, que escuchara sus demandas, que necesitaba, en pleno siglo XXI, más que nunca, una presencia en la agenda pública.EL MUNDO insistió en la importancia de la formación artística para la infancia. Con su proyecto Educar Mientras se Informa y su Concurso Personitas de Colores, invitó a que los niños pintaran sus sueños. Otra cosa que hizo fue premiar con el Mundo de Oro a quienes durante decenios trabajaron por el sector, entre los ganadores estuvieron Graciliano Arcila Vélez, la Emisora HJCK de Bogotá, Guillermo Abadía Morales, Fanny Mickey, la Orquesta Sinfónica de Antioquia, la Cámara de Comercio de Medellín, la Biblioteca Pública Pilotoy la Emisora Cultural de la Universidad de Antioquia, Débora Arango, la Biblioteca Central de la Universidad de Antioquia, Carlos Castro Saavedra, el Instituto de Integración Cultural Quirama, Luis Alberto Correa, Rafael Sáenz Moreno, el Museo de Arte Moderno de Medellín, Luis Alberto Álvarez y la maestra Cecilia Espinosa, su última galardonada.En los comités de redacción, muchas veces nos peleamos con quienes nos preguntaban “y ese, ¿a quién le ha ganado?”, poniendo en duda la idoneidad de los artistas emergentes, peleamos por ellos como el futuro del sector y del arte nacional. La cultura también era un tema para abrir el Periódico, nosotros le dimos la portada al Salón Nacional de Artistas, cuando volvió a Medellín, en su edición 43. Juliana Restrepo y Jaime Cerón, sus directores, llegaron con la edición impresa de EL MUNDO a la apertura de aquel certamen, que durante sus tres meses contó con un cubrimiento diario, detallado, sobre lo que intentaban decir los curadores, que propusieron como tema el oxímoron “Saber-desconocer”.Cuando la notoriedad no abarcaba la obra de Pablo Montoya, cuando parecía que a la crítica local y nacional le faltaba creen en tal talento, nosotros reseñamos su Tríptico de la infamia, sin necesitar que el Premio Rómulo Gallegos nos validara lo grande el autor, porque pudimos verlo.Le puede interesar: ¿Seguro les hace falta la crítica?Que sea el momento para decirles gracias a los cientos de artistas, gestores, investigadores, profesores, curadores, comunicadores y colegas que nos buscaron para pedirnos una opinión, para ofrecernos sus contenidos, así como para criticarnos. Aprendimos juntos, crecimos juntos, hicimos historia juntos.EL MUNDO fue y será la casa de la cultura de Medellín, como quedará para la historia en su archivo, porque aquí pasaron hitos como que Gabriel García Márquez quisiera que la redacción del medio que soñó fundar se pareciera a la del diario liberal de Medellín, donde estuvo dando talleres y compartiendo con los periodistas.Gracias, EL MUNDO, gracias porque nos dejaste soñar que esa utopía que adoptamos, la de cambiar el mundo haciendo periodismo cultural, podía ser posible.
Con todo respeto, no comparto el criterio de quienes han venido criticando a la Corte Constitucional por haber declarado la inexequibilidad del Decreto Legislativo 580 de 2020, por el cual se dictaban medidas en materia de los servicios públicos de acueducto, alcantarillado y aseo, por el motivo que condujo a la adopción del fallo y que también expuso la Secretaria Jurídica de la Presidencia de la República: aunque, según el comunicado de la Corte, se dictó y promulgó en desarrollo del Estado de Emergencia Económica, Social y Ecológica, se expidió dentro del término de vigencia del estado de excepción y se encuentra brevemente motivado y lleva la firma del Presidente de la República, no fue suscrito por todos los ministros del despacho. Faltaron las firmas de los ministros de Salud –lo cual llama la atención en cuanto la emergencia fue provocada por la pandemia- y de Ciencia y Tecnología.Lea también: Cumplir la ConstituciónComo señala la providencia,” el mandato constitucional referente a que los ministros suscriban los decretos legislativos que se expiden en virtud del estado de emergencia económica, social y ecológica constituye una condición indispensable de validez de dichas normas, en la medida en que con este se garantiza, el principio democrático, durante el estado de excepción, pues se contrarresta el déficit de deliberación y se limita la facultad discrecional del presidente”.La exigencia constitucional de que estos decretos, además de las firmas del presidente, lleven las de los ministros –todos- no corresponde simplemente a un requisito de forma y sin mayor trascendencia. Por una parte, cuando hablamos de los estados de excepción –entre ellos el de emergencia- aludimos al ejercicio de una potestad extraordinaria del Ejecutivo, que normalmente no tiene a cargo la función de expedir las leyes –atribución que, por cláusula general de competencia, corresponde al Congreso-. Por otro lado, la Constitución es clara cuando expresa (art. 115) que las firmas de los ministros en los decretos los comprometen y por medio de ellas asumen una responsabilidad por las medidas y decisiones que adopta el Gobierno Nacional. Y, además, las normas superiores relativas a los estados de excepción exigen expresamente “las firmas de todos los ministros” y subrayan su responsabilidad. El 215, para el caso del Estado de Emergencia Económica, Social, Ecológica o por calamidad pública, estatuye: “El Presidente de la República y los ministros serán responsables cuando declaren el Estado de Emergencia sin haberse presentado alguna de las circunstancias previstas en el inciso primero, y lo serán también por cualquier abuso cometido en el ejercicio de las facultades que la Constitución otorga al Gobierno durante la emergencia”.Le puede interesar: Sobre las sesiones virtualesDe manera que no estamos ante un mero formalismo. Ni se puede sindicar a la Corte Constitucional de haber sacrificado el fondo de la medida en aras de la forma, o de no haber hecho prevalecer el derecho sustancial, como lo exige el artículo 228 de la Carta. Ella tiene a cargo la guarda de la integridad y supremacía de la Constitución, que exigió, en estados de excepción, las firmas “de todos” los ministros, no de algunos.Y el vicio no era subsanable, toda vez que al momento del fallo el decreto ya había sido promulgado y había entrado a producir efectos. En estas materias no se puede improvisar.
Duele la desaparición de EL MUNDO, después de más de 40 años de actividad ininterrumpida, con periodismo de calidad informativa y pluralidad de opinión. Desde hace dos años, cuando la publicación impresa diaria le dio paso a una semanal, el diario quedó herido de muerte porque había perdido su esencia. La desaparición de los periódicos impresos es una de las consecuencias nefastas de llamada revolución digital; nefasta porque los ha destruido sin sustituirlos por nada mejor.Lea también: Harry Sasson, la renta del suelo y las sopas MaggiLa prensa impresa, que resistió los embates de la radio y la televisión, agoniza en todos los países. Se cuentan por centenas los diarios desaparecidos y los que subsisten lo hacen en formatos cada vez más escuálidos y pobres en contenido. Sin la palabra impresa, la fuerza de la vieja sentencia, “lo escrito, escrito está”, se desvanece y con ella las exigencias del rigor informativo y de la clara separación entre la opinión y la noticia.Estas dos fueron las características señeras de EL MUNDO que nunca ocultó su carácter de diario liberal militante, pero abierto siempre a una amplia diversidad de opiniones, tanto en la época de Don Guillermo Gaviria, como en los últimos años bajo la orientación de su hija Irene y de mi querida amiga Luz María Tobón.El de Don Guillermo fue un liberalismo doctrinario, más bien clásico, cuya orientación intervencionista no lo apartó nunca de la defensa de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica en una sociedad verdaderamente libre. Por supuesto que, como periodista, fue también un liberal en el sentido partidista, aunque, el gran hacedor de empresas que fue, seguramente se habría sentido contrariado por la orientación anti-empresarial que aqueja a sectores amplios del que fue siempre su partido.Quizás a causa de la bancarrota ideológica del Partido Liberal, el liberalismo de EL MUNDO de los últimos años perdió su matiz partidista y se hizo más conceptual y de principios, buscando irradiar los valores de la democracia liberal y la iniciativa privada con responsabilidad social a las gentes de todos los partidos y la sociedad entera.Esa defensa de la democracia liberal se expresó en sus cuestionamientos al proceso de paz por su indiferencia frente a las víctimas de la Farc y las grandes concesiones hechas a lo que no era más que organización criminal que no representaba a nadie, como quedó en evidencia con las paupérrimas votaciones recibidas en las dos elecciones en las que ha participado.Su reconocimiento de la iniciativa privada como fundamento de la actividad económica y de la creación de riqueza, se manifestó recientemente en su insistente reclamo de la reactivación de la economía acompañada de la flexibilización de la contratación laboral.Pero quizás la más firme posición de EL MUNDO en los últimos años fue su incansable y persistente reclamo al gobierno a cumplir su misión fundamental de proteger la vida de los ciudadanos. No importa lo que el gobierno haga en cualquier ámbito, si no protege la vida de las personas está incumpliendo gravemente su obligación constitucional y lo que es en definitiva su razón de ser.Muchos años atrás, cuando, por incompatibilidad con mi actividad profesional, decliné la invitación que me hiciera a escribir en el periódico que acababa de adquirir, Don Guillermo, insistente, me dijo que escribir en EL MUNDO sería un honor.Le puede interesar: Una propuesta ilegal, inconveniente y peligrosa, pero imparableHace algunos años, por invitación de Luz María Tobón, EL MUNDO acogió generosamente mis artículos. Me sentí cómodo y complacido de hacer parte de tan noble empresa periodística y muy honrado, como había anticipado Don Guillermo.
Hoy he recibido la noticia: EL MUNDO, después de una tarea periodística de 41 años, ha decidido cerrar su fase de periodismo impreso. El entorno es cambiante, la evolución de hechos, tecnologías, épocas, conduce a decisiones y nuevas direcciones en los caminos que nos presentan horizontes distintos y nos hacen dejar atrás paisajes familiares a los cuales habíamos tomado un cariño como el del poeta cartagenero a los zapatos viejos. Algo diferente se abre en las perspectivas del futuro inmediato. Mis mejores deseos para FundaMundo, para la querida y admirada familia Gaviria Correa, y para la buena ventura de sus proyectos y su liderazgo, siempre inspirados en el bien para la comunidad y para Antioquia. Algunos de estos cambios son dolorosos, como lo es, en lo personal, este: se trata de una pérdida para el periodismo escrito en la región, y en Colombia. Pero EL MUNDO cierra este ciclo, como lo manifiesta su directora Luz María Tobón Vallejo, con la satisfacción del deber cumplido.Lea también: Alatriste: la punta de su espadaTermina para Antioquia una tribuna de decencia, de buen periodismo, de compromiso con la verdad. Se culmina la etapa de un esfuerzo colosal en pro de los intereses sanos de nuestro departamento, pionero para Colombia en tantos aspectos de progreso, de desarrollo, de apertura al futuro. EL MUNDO ha cumplido y constituye un gran honor ser parte, modesta y pequeña, de esta locomotora de la honradez y de la opinión crítica y creadora.Después de escribir la columna “Vestigium” durante veinte años -un total de 492 columnas, de periodicidad quincenal, casi ininterrumpidamente- vienen a mi teclado unas palabras que no puedo evitar, pues las asocio necesariamente a esta tribuna periodística: agradecimiento, aprendizaje, disciplina, creatividad.Cada uno de mis textos fue acogido respetuosamente por parte de los editores y de la dirección en estos años. Nunca he recibido la más mínima interferencia respecto a los temas y enfoques para los cuales con total libertad se me ha cedido el espacio. Siempre he sentido la presencia viva y efectiva de un genuino respeto por el diálogo inteligente, por el ir y venir de ideas ordenadas y rigurosas, expresadas dentro del marco de la consideración hacia la verdad y hacia el lector como un interlocutor merecedor de un trato digno y humanizante. Por parte de la dirección del periódico siempre recibí palabras de aliento, de buen criterio, de magnífica atmósfera de ejercicio de la inteligencia.Escribir Vestigium, con la variedad de tonalidades presentes en el entorno de las realidades contemporáneas, fue un hábito de disciplina, de investigación, de contrastes, de búsqueda de fuentes verificables. Una tarea constante de enriquecimiento y educación personal que tuvo que pasar por el tamiz del lector crítico y exigente, a quien también debo expresar agradecimiento. Mi padre, Hernán Gómez Atehortúa, fue el mejor lector, crítico y corrector que tuve. También asumí una tarea constante de aprendizaje en cuestiones de estilo y de forma periodística. No puedo olvidar las didácticas exposiciones de Arturo Giraldo Sánchez.Un “Vestigium” es la señal, la huella, la marca que deja el pie de un viajero sobre el camino. Hay algo relacionado con la memoria, con el registro de los datos de alguien que ha pasado por un lugar y ha dejado su impronta. Es el indicio de que por allí ha estado un “homo viator”: un viajero, frágil, perecedero, fugaz. Es también el rastro de un caminante que se esfuerza por perfeccionarse en una tarea que se ha impuesto. También el investigador es un sujeto que anda tras las huellas; la realidad -variada y múltiple- ofrece ante sus ojos algunas facetas, y es su tarea, la del investigador, hallar la parte de verdad que está inscrita en esas huellas. Para mí ha sido culminación de un rasgo esencial de mi vida: la búsqueda de explicaciones a las cosas que pasan, y de las cuales apenas tengo un entendimiento parcial en un entorno de asombro constante, infinito, inacabable. Mis columnas fueron posibles por aquella conversación inicial con Luz María Tobón Vallejo, cuando acogió, con tolerancia y generosidad, mis imperfectos intentos de practicar el arte de la columna.Le puede interesar: Incertidumbres y certezasTodos somos viajeros. También las instituciones dejan su huella: EL MUNDO deja un vestigio, una huella de decencia, de amistad, de buena escuela periodística: mi abrazo y mi voz de agradecimiento.
Continuamos analizando los orígenes y antecedentes de los indios aburrás.Cultura Ferrería en el valle de AburráEl asentamiento humano de agricultores-ceramistas más antiguo descubierto en el valle de Aburrá se encontró en el barrio Ferrería, de Itagüí, con una antigüedad de unos dos mil quinientos años. Lo interesante es que sus piezas cerámicas, conocidas como estilo Ferrería, y las de La Cancana, mencionada atrás, son muy semejantes entre sí, lo cual permite inferir que hubo conexiones entre ambas. Además, muestras de esta alfarería se han encontrado en varios municipios más del norte y nordeste de Antioquia.Lea también: Historia de Medellín a cuentagotas 3Esta información permite inferir que, al menos quinientos años antes de nuestra era, ya existían en el valle de Aburrá asentamientos humanos permanentes, dedicados a la agricultura y la cerámica. Según Neyla Castillo, se han identificado lugares de habitación de las sociedades conocidas como Ferrería, en el suroccidente del valle, entre La Estrella y La Iguaná. Las viviendas estaban construidas sobre planos naturales arriba de las colinas, sobre terrazas artificiales excavadas en las laderas de menor pendiente y en las cercanías de las planicies de las quebradas. En esos sitios se encuentran gran cantidad de fragmentos de cerámica, así como hachas y cinceles pulidos. Los poblados eran pequeños, correspondientes a unidades familiares. Eran por tanto comunidades igualitarias, exentas de clases sociales. No hay evidencia de que en el valle de Aburrá existieran cacicazgos como sí los hubo en otras zonas de Antioquia y de Colombia. Sin embargo, la forma rápida y fuerte como reaccionaron a la presencia de los conquistadores españoles indica que tenían experiencia guerrera. Aparentemente, debido a que en el pasado reciente habían sufrido invasiones agresivas de otros pueblos aborígenes vecinos. Nos referiremos a esto cuando hablemos de la conquista española.Cultura Pueblo Viejo en el valle de AburráUnos quinientos años más tarde de la aparición de la cultura Ferrería, o sea a principios de nuestra era, surge en el valle de Aburrá una cultura diferente, conocida como Pueblo Viejo, nombre antiguo de La Estrella, lugar donde fue encontrada originalmente. Lo más conocido de esta cultura Pueblo Viejo es su cerámica, que corresponde a la muy conocida como marrón inciso, ampliamente difundida en la región central de Colombia en los departamentos de Caldas, Risaralda, Quindío, norte del Valle del Cauca y Antioquia y correspondiente a los grupos humanos conocidos como Quimbaya. En el valle de Aburrá los sitios de la cultura Pueblo Viejo se han encontrado en Copacabana, Bello, Aranjuez, Manrique, Poblado, Envigado, Itagüí y La Estrella. Las características de las viviendas de estas comunidades son muy similares a las que arriba se describieron para Ferrería.Por comparación con lo encontrado en pueblos cercanos, puede inferirse que estas comunidades estaban organizadas en agrupamientos de viviendas compuestos por familias extendidas. La autoridad la ejercía el patriarca de mayor prestigio. No existía en ellas diferencias de clases sociales, ni jerarquías políticas a la manera de los cacicazgos que se habían organizado en otras regiones de los territorios vecinos. Cada hombre tenía las esposas que podía mantener, y en ello iba su prestigio social. No se permitía la endogamia, y los matrimonios se realizaban con mujeres adquiridas en otras comunidades, lo cual conducía a uniones y alianzas con otras tribus vecinas.Lea también: Historia de Medellín a cuentagotas 2Son importantes las prácticas funerarias de estas comunidades. Se han descubierto cementerios relativamente grandes en lo alto de las montañas, como el cerro del Tobón, el del Padre Amaya, Boquerón, San Javier La Loma y El Volador. El patrón principal son tumbas profundas, de dos y tres metros, con una cámara lateral en el fondo, en la cual se ponían el cuerpo y los objetos que lo acompañaban. Estas se utilizaban para enterramientos primarios. También se encuentran entierros secundarios, en los cuales los huesos, usualmente calcinados, se sepultan en vasijas de barro en tumbas de menor profundidadContinuará.
'¡Levántense, mujeres de hoy! ¡Levántense todas las que tienen corazones, sin importar que su bautismo haya sido de agua o lágrimas! Digan con firmeza: ‘No permitiremos que los asuntos sean decididos por agencias irrelevantes. Nuestros maridos no regresarán a nosotras en busca de caricias y aplausos, apestando a matanzas. No se llevarán a nuestros hijos para que desaprendan todo lo que hemos podido enseñarles acerca de la caridad, la compasión y la paciencia’”, decía en 1870 la estadounidense Julia Ward Howe, en su poema Proclama del Día de las Madres.Estas letras, que pedían a los hombres que no llevaran a sus hijos a la guerra, fue uno de los principales antecedentes para que, en 1914, el presidente Woodrow Wilson declarara el segundo domingo de mayo el Día de la Madre en Estados Unidos.Aunque la historia de la celebración de la maternidad se remota a tiempos anteriores, hay estatuillas voluptuosas y otros indicios de veneración a la figura materna en el paleolítico, tales como la Venus de Willendorf , con más de 22.000 años de antigüedad. Existen registros del antiguo Egipto sobrecelebraciones para homenajear a Isis, la diosa madre.En la antigua Grecia, le rendían honores a Rea, madre de dioses, entre ellos Zeus, Poseidón y Hades, según indica la Enciclopedia Británica (1959). En esta festividad, los griegos rendían culto a la diosa madre con grandes ceremonias y fiestas. Hay que aclarar que no era una festividad en honor a las madres, sino a la diosa específicamente.La tradición griega se trasmitió a los romanos y, tras la cristianización del imperio, la Iglesia Católica estableció el 8 de diciembre como el día de La Inmaculada Concepción, también dedicado a las madres.En Inglaterra fue adoptado el cuarto domingo de Cuaresma como el día en honor a la Virgen María, el cual llamaron el Domingo de Madres. Existen registros de que en el siglo XVII era una costumbre extendida en la sociedad inglesa en la que los hijos daban regalos a las madres y los patrones días libres a sus empleadas, tradición auspiciada por Isabel I de Inglaterra.LEA: La ocasión define la etiquetaEn la historia, diferentes culturas, también las indígenas en la América Precolombina, han celebrado esta ocasión. Pero no fue hasta el siglo XX donde este día se oficializó en la mayoría de los países del globo.Reivindicación de pazEl poema de Howe continúa: “Nosotras, mujeres de un país, tendremos demasiada compasión hacia aquellas de otro país, como para permitir que nuestros hijos sean entrenados para herir a los suyos. Desde el seno de una tierra devastada, una voz se alza con la nuestra y dice '¡Desarma! ¡Desarma!' La espada del asesinato no es la balanza de la justicia. La sangre no limpia el deshonor, ni la violencia es señal de posesión”.Paradójicamente, el segundo domingo de mayo es el día con mayor número de muertes en Colombia y en el mundo, aseveró Sara Yaneth Fernández, docente investigadora de la Universidad de Antioquia, experta en asuntos de género. Este día de 2016 en Medellín hubo 284 riñas y dos muertos, en 2015 la cifra fue de 348 riñas, seis muertos.Esta fecha es celebrada porque “la madre cumple la labor de unir a la familia, pero esa labor puede ser un factor de riesgo”, comentó al respecto Fernández.“En nombre de la maternidad y la humanidad, les pido solemnemente que sea designado un congreso general de mujeres, sin importar nacionalidad, y que se lleve a cabo en algún lugar que resulte conveniente, a la brevedad posible, para promover la alianza de diferentes nacionalidades, el arreglo amistoso de cuestiones internacionales”, concluye el poema.Aunque la idea de crear un día en honor a la maternidad fue originalmente con el fin de establecer a la madre como una figura de cohesión y amor en contraposición a los horrores de la guerra, Fernández señaló que ha servido en su lugar para perpetuar estereotipos “que dicen que una mujer para ser completa debe ser madre. Esta sociedad asume que la mujer tiene una función biológica de tener hijos, el ‘llamado de la maternidad’”.Ella agregó que pese a la reducción de la fecundidad que ha registrado la humanidad en las últimas décadas, la sociedad no contempla el no tener hijos como válido para una madre.LEA: Zapatos: siéntase cómoda sin perder el estilo“Los discursos de la mercadotecnia hacen el discurso de lo no materno algo pueril”, apuntó la experta en género y señaló que al mercado le conviene que la mujer “siga haciendo lo que viene haciendo, porque es el vínculo, la unidad: el amor de madre no es tal cosa”.Fernández concluyó que el ser humano “puede escoger tener o no tener hijos, cuándo, en qué momento y con quién. Toda esta lucha se va a pique con el mes de mayo. Un día en que ella es la reina pero mañana vuelve a la concina”.
“Ha habido revuelta de estudiantes en el PC alemán. Desde hace dos o tres años multitud de estudiantes, literatos y otros jóvenes burgueses desclasados se han lanzado al Partido, han llegado a tiempo para ocupar la mayoría de los puestos de redactores en los nuevos periódicos que pululan y como de costumbre consideran la universidad burguesa como una escuela de Saint-Cyr socialista que les da el derecho de entrar en las filas del PC no con título de oficiales sino de Generales. Estos señores practican el marxismo, pero de la especie que se conoce en Francia desde hace diez años y del que Marx decía: ‘Todo lo que sé es que yo no soy marxista’. Y probablemente diría de estos señores lo que Heine decía de sus imitadores: ‘Sembré dragones y coseché pulgas’”. ¿Escribió esta diatriba algún uribista? ¿Lo hizo un reaccionario ultraderechista? En esta carta de Federico Engels a Paul Lafargue del 27 de octubre de 1890 se analiza con fina ironía lo que supuso la presencia de los estudiantes de la pequeña burguesía tratando de adscribirse al Partido Comunista el cual como reclama Engels debía estar únicamente conformado por esa nueva fuerza histórica que era el proletariado . Lenin llegaría a ser más claro respecto al intento de los intelectuales burgueses de “ser la voz de los oprimidos” recordándoles que esa voz solo es legítima en quienes hablan desde la opresión y el sufrimiento. Pero detrás de estas consideraciones está el escenario de unos grupos sociales degradados tal como visionariamente lo analiza Dostoievsky en su grandiosa novela Los demonios donde la derrota de la razón, la sustitución de Dios por un cruel Comisario, el surgimiento del terrorista y del terrorismo responden a la derrota de los valores espirituales y a la brusca caída en el profundo abismo que supone el nihilismo, la sin salida de una sociedad putrefacta. Necháiev el terrorista que escribió el espeluznante Catecismo del revolucionario repudiado hasta por el anarquista Bakunin expresa ese sentimiento de vacío existencial que se transforma en un odio enfermizo propio del estudiante dostoievskano reclutado en la franja más miserable del estudiantado pobre de Moscú. Necháiev personaje de la vida real que terminó asesinando a su camarada, dice en su Catecismo : “El revolucionario es un hombre perdido. No tiene intereses propios ni sentimientos propios. Todo en él está absorbido por un único y exclusivo interés, por un solo pensamiento, por una sola pasión: la revolución” ¿Cuántas engañadas estudiantes han muerto colocando una bomba? ¿A cuántos muchachos les estalló antes de tiempo el material destinado para un atentado? ¿Qué clase de pérfidos les reclutaron y los adoctrinaron? En esta novela el mediocre profesor Stepan Trofimovich y su hijo natural Nicolái y su amigo Piotr pretenden con su célula anarquista destruir la ciudad corrupta de funcionarios corruptos en que viven.Lea también: La destrucción de la ejemplaridadAl llegar a clase una mañana varios de mis estudiantes me recibieron con la noticia de que uno de ellos se había suicidado “incapaz de resolver su fervor revolucionario con su condición de burgués” Dostoievsky incomparable escrutador de la condición humana se adentra con la piedad necesaria en las pestilentes tinieblas de la decepción y la pérdida de la esperanza, si Dios ha muerto todo está permitido: ninguna luz a la distancia para el perdido de sí mismo, ninguna voz de aliento desde la borrada imagen de la madre: el adoctrinamiento de los reclutadores está encaminado a demostrar que nada es puro ni limpio pues lo que están haciendo a través de sus adoctrinados es dar rienda suelta a sus odios personales contra la sociedad. La política ha sido sustituida por falsos mesías en las cuales no existe la heroicidad ni por supuesto la grandeza que posibilitaba una causa noble. Cualquier parecido con lo que nos está haciendo vivir nuestro populismo es mera coincidencia. Grandeza, heroísmo lo da el ejemplo de las familias que saliendo de Iquitos durante casi dos meses recorrieron la selva atravesando ríos, padeciendo calamidades hasta llegar a Florencia.Le puede interesar: La nueva protesta
Desde antes de la pandemia que estamos viviendo, en muchos círculos intelectuales y algunos medios de opinión pública se estaba discutiendo la posibilidad de la extinción de la humanidad. El destino que tuvo el descubrimiento de la enorme energía que se liberaba con la fusión nuclear, convertida en energía atómica y poco después en arma nuclear, demostró que nuestro poder, el de la ciencia y la industria bélica, podía ser utilizado contra nosotros mismos. Además, hemos seguido ensayando como humanidad, no sólo esa energía como arma, sino también los conocimientos químicos y biológicos sobre virus y genética y ya se han aplicado a lo largo de todo un siglo, no solo como arma, sino que se han ensayado sobre las poblaciones. Un caso de fuego amigo descomunal.Lea también: El furor y el delirioY no estamos hablando, como factor de eclosión, del enorme impacto sobre el medio ambiente con el cambio climático, del deterioro de los ecosistemas o del hecho por el cual la civilización actual está erigida sobre el sufrimiento indescriptible de millones de animales sometidos al sufrimiento y la miseria antes de consumirlos. El tema es si los seres humanos merecemos desaparecer y planteado así sería un asunto de justicia poética, pero como un asunto de filosofía moral no hay lugar a dudas que no sería nuestra desaparición como especie un trastorno sino una gran suerte, una verdadera fortuna para la naturaleza y el propio planeta En nuestro caso la humanidad y su larga lista de crímenes y excesos, guerras de siglos, genocidios y destrucción no inspiran mucha simpatía. La perversión de la democracia liberal, el uso macabro de la fuerza policial y la profunda distorsión de organismos de coordinación del bien común (ONU, OEA, OMS) dejan ver esos supuestos ángeles de nuestra naturaleza humana (Steven Pinker) como ángeles de la muerte.Le puede interesar: Nuestra responsabilidadSegún parece, y las piezas del rompecabezas encajan, hay unos promotores del Nuevo Orden Mundial que están dispuestos a llevar hasta las últimas consecuencias esta pandemia, no solo al fabricar expresamente este virus con fines genocidas, sino al promover un enclaustramiento que está destruyendo la sociedad humana como la conocemos. Frente a ese panorama de desastre hay una parte de la acción humana que tiene que ver precisamente con el arte y es la que tiene un extraordinario valor de supervivencia que se ha puesto de presente en toda esta situación enojosa del enclaustramiento obligado y de la destrucción de las formas habituales de interrelación humana. Muchas personas pudieron constatar que podemos prescindir de las grandes superficies comerciales, de la visita a los supermercados, de los viajes en avión y en automóvil o los grandes cruceros. Pero películas, libros, música o el arte en general han significado una posibilidad humana y cordial para soportar los extremos del aislamiento y la confinación. Pero no serán esos elementos, el arte en general, el factor para la supervivencia, a no ser que pensemos que, para derrotar a la homicida y autodestructiva plutocracia mundial, vamos a tener que refinar al máximo la violencia justa y convertirla en el camino para la liberación de la humanidad de un yugo de sátrapas, tecnócratas, asesinos que ahora, casi sin excepciones, la gobiernan. A esa conclusión llegó también el más orgánico de los pacifistas del siglo XX, Günther Anders.
FICHA TÉCNICAAño: 2019 Duración: 132 minutos País: Brasil Dirección y guion: Kleber Mendonça Filho, Juliano Dornelles Música: Mateus Alves, Tomaz Alves de Souza Fotografía: Pedro Sotero Reparto: Udo Kier, Sonia Braga, Jonny Mars, Chris Doubek, Karine Teles, Alli Willow, Brian Townes, Antonio Saboia, Barbara Colen, Thomas Aquino Productora: Coproducción Brasil-Francia Género: Acción. Thriller. Western | Realismo mágicoBacurau es un pueblo imaginario al nordeste de Brasil que sus directores Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles han creado para entregar la última producción de ese país. Una historia apasionante que nos recuerda al estilo de Sergio Leone con sus películas del oeste de los años sesenta. Bacurau es un western demente y sicodélico que llama visualmente la atención por su historia salida de una idea descabellada y sangrienta.Lea también: Adam la ópera prima de Maryam Touzani es sencilla y mágicaLa cinta avanza hacia el enfrentamiento entre los residentes de una aldea matriarcal y un grupo de visitantes norteamericanos adinerados, liderados por Udo Kier, que han acordado cazarlos por deporte. Lo que no esperaban ellos, en esa tierra olvidada, era que sus habitantes con la ayuda de una droga psicotrópica defendieran sus vidas.Los directores comenzaron a idear la película en 2009 y se demoraron diez años en volverla realidad. Las dificultades que tuvieron para conseguir los recursos y hacer todo el proceso de promoción y distribución fue complicado en su país. Y eso, que Bacurau obtuvo el reconocimiento de la crítica internacional y de las organizaciones de festivales, pero no fueron suficientes para tener apoyo del gobierno brasileño y la negación de los permisos por parte de Ministerio de Cultura para filmar en su país.A pesar de ello, la cinta obtuvo el Premio del Jurado (ex-aequo) en el Festival de Cannes, al igual que la Mejor dirección. Además, obtuvo el Premio de la Crítica y Jurado Joven del Sitges Film Festival y Mejor música original en el Festival de La Habana.Además, el reconocimiento de tres premios más en el ABC Cinematography Award, Mejor película extranjera en el Key West Film Festival, tres más en Lima Latin American Film Festival hacen parte de la cadena de estímulos que ellos han conseguido sin el apoyo del gobierno de su país. Otro aspecto para destacar, es que, en su país, demostró que fue un éxito en la taquilla, recaudando $2.6 millones de dólares y superando a cinta como Knives Out Bohemian Rhapsody.¿Qué es Bacurau? una historia fascinante por la forma en que se construyen sus personajes a través de un hilo argumental que mueve al espectador. Dos personajes, ambos femeninos sostienen gran parte de la película, pero hacen papeles secundarios: Teresa (Barbara Colen), la profesora que llega a su pueblo natal para asistir al entierro de su abuela de 94 años y Dominga (Sonia Braga), la médica local que es alcohólica, pero que defiende con coraje la vida de sus vecinos.También, hay que sumar otro tanto de personajes creados para el filme: un trovador, una dulce prostituta, su proxeneta pelirroja, un gángster reformado que no puede entender cuál debería ser su nombre civil, y un DJ que proyecta videos de YouTube en una pantalla móvil en el centro de la ciudad y lanza alertas de noticias en vivo a través de su sistema de altavoces para que todo Bacurau las escuche, un alcalde corrupto que busca comprar con sus votos a la población enviándoles alimentos vencidos y libros de segunda para la incipiente biblioteca.Es una cinta que recoge a través de su historia el inicio de una defensa de la comunidad por sus tierrasY por supuesto, Bacurau, el pueblo, es atípico por lo pequeño de su población que tiene: biblioteca, museo, iglesia, farmacia, emisora ambulante, prostitutas, escuelita, parque y una banda de forajidos buscado por la justicia.Bacurau es un pueblito olvidado en la extensa geografía brasileña, pero sus habitantes están orgullosos de lo que tienen, ya que las raíces siguen intactas. Hay una escena, donde el maestro de la localidad muestra a sus alumnos donde está ubicado el pueblo de manera digital y no aparece registrado. Y así es el comienzo del asedio de ese grupo de soldados americanos liderados por un cínico Udo Kier que quieren borrar a Bacurau sin que su población y el mundo se enteren de los propósitos que tienen.Bacurau se convierte en un pueblo más olvidado, con un alcalde corrupto que ha cerrado la presa de agua para suministrarle el precioso líquido a sus habitantes, el carro tanque con agua que lo lleva el baleado y se pierde algo del mismo. El aislamiento de las comunicaciones, el bloqueo de las señales de celular, el dron en forma de platillo volador que vigila los accesos al pueblo, el cerramiento de sus vías son el comienzo de una cinta que recoge a través de su historia el inicio de una defensa de la comunidad por sus tierras y habitantes, con una Sonia Braga brillante que llena la pantalla con la actuación.Le puede interesar: Les Misérables: La fascinante historia de Ladj LyFinalmente, Bacurau es una cinta surrealista que entra al género de acción en un formato de pantalla ancha, al estilo western italiano de los años 60, que desemboca con escenas violentas y el anhelo de una comunidad que quiere sobrevivir. Un filme que cuestiona los principios estéticos y morales de una población y la fantasía por lo cruel en algunas escenas que tocan el alma de los espectadores.BSO RECOMENDADA‘The Bodyguard’Compositor: Alan SilvestriCon 44 millones de copias vendidas ‘The Bodyguard’ encabeza el listado de los soundtrack más vendidos en la historia. La canción más popular de este álbum de 1992 fue «I Will Always Love You», interpretada por la fallecida Whitney Houston. Escucha nuevamente su música en www.bandassonoras.coFacebook: Bandas Sonoras
Ahí están, nuevamente, como cada día, hoy 24 de marzo, los voceadores pasando por el costado del edificio donde vivo: “que se compra la chatarra”, “que se vende el tamal”, “que le tengo la base para la lavadora”, y así… ¿Qué otras opciones tienen? Se dice fácil: ¡quédate en casa! Lo repiten artistas y celebridades, autoridades civiles y los medios masivos de comunicación. Es tiempo de dejar de pensar en uno mismo, de ser solidarios, repiten; hay que darle espacio a la empatía, a pensar en el otro, remachan una y otra vez. ¡Otro, empatía, solidaridad! Un milagro parece haberse gestado con la pandemia: una sociedad como la nuestra asentada en un egoísmo rapaz, especialmente en sectores amplios de sus clases dirigentes y privilegiadas, de pronto ve como éstas predican lo contrario a lo que han hecho históricamente. Nietzsche llamaría a esto una transvaloración de los valores. Tal fenómeno, por lo general, dura siglos en realizarse en las sociedades. Aquí, sin embargo, se dio en cuestión de semanas: los mismos que hablaban del esfuerzo personal como clave del éxito, del mercado como justo decisor de la posición social de cada uno, de las oportunidades sólo para los mejores y cuya indiferencia hacia los sectores más marginales permitió la una pauperización creciente en los sistemas de salud que los atienden, así como en sus derechos laborales; hoy reclaman compromiso, unidad, trabajo conjunto y bien común. Lea también: Un presidente sin EstadoNo creo que estas palabras sean mera retórica. Aunque en otros escenarios se ha apelado a discursos similares para movilizar a sectores populares en defesa de ciertas causas parciales, hoy parece existir una preocupación real en estas élites políticas y sociales por el conjunto de sus intereses. La razón de ello obedece a que, como muy pocas veces, la mala suerte de los sectores más vulnerables puede involucrarlos negativamente. Los estudiosos de la nación apuntan que esta empezó a existir, a finales del siglo XIX, en aquellas sociedades cuyos miembros, más allá de las diferencias sociales, sintieron que al tener un pasado y presente común, tendrían un mañana, un destino compartido. Por ello, los más privilegiados decidieron solidarizarse con el resto. La solidaridad se convirtió en el medio para enfrentar un destino que se hacía común, cuyas consecuencias eran imprevisibles. Ello conllevaba a que se sintieran parte de un mismo proyecto o cuerpo. Justamente, en esto ha consistido el fracaso de la nación en Colombia. Buena parte de las clases dirigentes y gremios económicos han sabido mantener a resguardo sus intereses de la desagracias que han padecido el resto de la población, la cual ha aportado sustantivamente a sus privilegios. Ni siquiera en el momento más bestial de la guerra entre el Estado y las guerrillas, dichos sectores vieron realmente afectados sus privilegios. La guerra se ensañó preferentemente con las más vulnerables, especialmente, los campesinos. Hoy, sin embargo, la cuestión es distinta. Una pandemia y su virtual expansión acarrearía no sólo la quiebra económica sino un riesgo existencial para los grupos privilegiados del país. Pararla es una cuestión vital. Y en ello, el rol desempeñado por los sectores más vulnerables es central, pues ellos son uno de los grupos más expuestos a la misma. Los que debido a la manera en que se ganan la vida, en las calles y sin condiciones de trabajo dignas, tienen más riesgo de padecer la enfermedad y así mismo de expandirla. ¿Pero tienen esos millones de trabajadores colombianos los medios para quedarse en sus casas y sobrellevar la cuarentena de una manera digna? ¿Cuál ha sido la solidaridad de sus compatriotas más privilegiados frente a sus demandas de un sistema de salud universal, de empleo formal y derechos sociales básicos? El éxito en los negocios y en el control del Estado hicieron pensar a muchas de nuestras élites políticas y económicas que la solidaridad era una virtud individual y accesoria, en todo caso innecesaria para la vida común. Se equivocaron. Los pueblos resisten sus mayores amenazas y tragedias comunes debido a ella. Las catástrofes de China, Italia y España, serían hoy mucho peores de no existir en aquellos países los lazos de solidaridad que han permitido un sistema de salud universal y los medios para que la cuarentena se cumpla. Colombia ha carecido históricamente de lazos de este tipo entre los proyectos de las élites y la vida de los sectores más vulnerables, por lo que aquí la pandemia -ojalá me equivoque- puede llevar a escenarios mucho peores.Le puede interesar: La pena de muerte existe en ColombiaPero, en una cruel jugada de la historia, pareciera que con esta enfermedad se diera la oportunidad de que empecemos a pensar y comportarnos como nación. Lo que implica por parte de las élites que han visto en sus negocios e intereses particulares su única prioridad, una acción distinta: dejar de ser irresponsables, esto es, res-ponder a la sociedad a la que se deben ellos y sus privilegios. Lo que implica contribuir con los medios y recursos necesarios para que las familias más vulnerables puedan mantener el aislamiento y el sistema de salud paliar la situación. No es una opción para la señora que vende las bases para la lavadora quedarse en casa si los dueños de los privilegios no salen de la suya para compartir un poco de ellos.Nota: Esta columna va dedicada a todos los que contribuyen con sus esfuerzos a que esta situación sea más llevadera.