A pesar de que Colombia tiene un gran potencial de desarrollo en la producción de energías limpias, estas representan menos del 1% de la capacidad total instalada. ¿Cúales serían las causas del poco avance en el tema?
Las energías limpias en el país han tomado fuerza en los últimos cuatro años, especialmente por aspectos como la reducción de los costos en los equipos, la aceleración del cambio tecnológico y el interés mundial por la generación de este tipo de energías, particularmente la solar.
Según ONU Medioambiente, la energía solar agregó más capacidad de generación eléctrica que los combustibles fósiles el año pasado, con una cifra récord de 98 gigavatios, más que lo producido por cualquier otra fuente de energía tradicional.
En su informe Tendencias globales en la inversión en energías renovables 2018 el organismo internacional señala que las otras fuentes renovables añadieron 59 gigavatios en conjunto, mientras que las plantas de carbón aportaron 35 gigavatios, las de gas 38 GW, las de petróleo 3GW, y por su parte, la energía nuclear contribuyó con quince gigavatios en el ámbito mundial.
La Unidad de Planeación Minero Energética (Upme) señala que Colombia tiene un alto potencial de generación de energías renovables no convencionales, como la eólica, con un potencial de 30.000 megavatios de capacidad instalable, y en la solar indica que el país cuenta con una irradiación promedio de 4,5 kilovatios hora metro cuadrado útil al año.
Para el líder comercial de Empresas de Celsia, Juan Carlos Moreno, el porcentaje energético que este tipo de fuente le aporta al país es todavía muy pequeño a pesar del gran potencial que tiene.
“La ley 1715 de 2014, que promovió la integración de las energías renovables no convencionales (Ernc) a la oferta energética en Colombia, apenas está tomando fuerza; esto requiere de un proceso mientras la gente lo entiende y se educa, pero vamos por buen camino porque de los proyectos que tiene registrados la Upme la gran mayoría son de energías renovables”, afirma Moreno.
En efecto, la entidad reporta cerca de 300 iniciativas, entre proyectos pequeños y grandes que suman más de 4.000 megavatios en energías renovables no convencionales. Potencial que representaría 15% de la capacidad de generación instalada, pero que en la actualidad apenas representa 1%, según sus informes.
Moreno asegura que dos factores importantes que generarían un cambio en la concepción del abastecimiento energético en el campo empresarial, son la competitividad y la sostenibilidad, producidas con proyectos de innovación que reduzcan costos.
“El modelo de negocio está cambiando, y esto empieza por las pequeñas y medianas empresas que deciden autoabastecer una parte de su propia energía al tiempo que ayudan al medio ambiente. Celsia, por ejemplo, tiene una estrategia donde los clientes no tienen que invertir, ni comprar, ni mantener, ni operar nada, simplemente trabajan de la mano con nosotros. Nuestros paneles solares, que se instalan en sus techos, les producen una energía mucho más sostenible, que sin duda reduce los costos”, agrega el líder comercial.
El rezago que tiene el país frente a este tema, según el director de Energía Limpia para Colombia Juan Daniel Correa, puede deberse a aspectos que van desde la consolidación del marco legal, con la falta de respaldo y regulación de las leyes, hasta la resistencia al cambio, y la más importante, la falta de educación a los ciudadanos comunes y corrientes sobre cómo generar sus propias energías limpias.
“Hay que decirlo de frente, la energía limpia en Colombia está en pañales, pero lo más valioso sigue siendo la gran oportunidad que tenemos de que esto crezca y se dispare si seguimos este camino”, asegura Correa.
“La persona de a pie se debe enterar que él mismo puede incorporar energías limpias con actos tan sencillos como montar en bicicleta, tratar de conseguir un panel solar (que ahora son muy asequibles) o preferir el carro eléctrico; la revolución de esto viene desde abajo, yo creo que el cambio lo va a dar el ciudadano de a pie cuando empiece a darse cuenta de que esto es viable ambientalmente, es saludable y le ayuda a su bolsillo, igual que en las empresas”, agrega Correa.
El claro ejemplo lo están dando empresas como la Nacional de Chocolates en Rionegro (Oriente antioqueño) con el techo solar más grande del departamento, que abastece entre el 15 y el 20% de la energía de la compañía, asegura el líder comercial de Celsia.
Los 8.047 paneles solares ubicados en el techo de la empresa, representan 15.000 metros cuadrados de la fábrica y generan 2.2 megavatios de electricidad por día, lo que consumirían 1.000 hogares promedio en Colombia.
“Aquí no se trata de satanizar las energías tradicionales, el carbón o la gasolina, hay que entender que estamos acostumbrados a las tecnologías con combustión fósil; la idea es ir buscando sistemas híbridos para poder transformar el sector paulatinamente”, agrega el director de Energía Limpia para Colombia Juan Daniel Correa.
Las posibilidades de desarrollo de las energías renovables no convencionales en Colombia son de las mejores en el mundo, así lo afirma Luis Alfonso Yepes en su investigación Energía Solar para Colombia: El nuevo reto del país, en la que agrega que la sola posición del país en el trópico le genera importantes opciones para la energía producida por el viento y por el sol, y posiciona a Colombia como la octava potencia en el mundo en energías verdes.