La Organización Mundial de la Salud dice que las enfermedades crónicas o no transmisibles matan anualmente a 40 millones de personas, el equivalente al 70% de las muertes mundiales. En Colombia, solo en 2016, fallecieron 16.076 personas por cuadros de ataques al corazón y otras enfermedades cardíacas.
Un estudio realizado por la Universidad Icesi arrojó que el que el 20% de los afiliados de la EPS, que tenían una o más enfermedades crónicas, representaban el 49% del gasto y el 50,6% restante, correspondía al 80,4% de la población no presentaba ninguna enfermedad crónica (2014).
Las enfermedades crónicas, según el Instituto Nacional de Salud, son aquellas para las que no se conoce una solución definitiva y el éxito terapéutico consiste en consumo constante de fármacos, tratamientos paliativos (los que buscan prevenir o tratar los síntomas y efectos secundarios de la enfermedad) y los tratamientos para mantener a la persona en un estado funcional.
Estas afectaciones tienden a ser de larga duración, resultan de la combinación de factores genéticos, fisiológicos, ambientales y conductuales y principalmente están concentradas en adultos mayores.
La tasa de mortandad de estas condiciones es muy alta. De acuerdo con el Ministerio de Salud, entre 2005 y 2013, las enfermedades del sistema circulatorio fueron la principal causa de muerte y generaron 26,95% de las defunciones masculinas y 33,90% de las femeninas; tres de ellas aportaron 16,13% de todos los años de vida potencialmente perdidos (Avpp).
Sin embargo, para Colombia no se tenían datos publicados con respecto al gasto de las entidades de salud en pacientes con enfermedades crónicas. Por eso, el doctor Sergio Prada Ríos, Ph.D., director encargado del Centro de Estudios en Protección Social y Economía de la Salud – Proesa de la Universidad Icesi y Melissa Pérez Castaño, Ms.C. investigadora junior del mismo centro, adelantaron un análisis con los pacientes pertenecientes a una Entidad Prestadora de la Salud (EPS) que cubre el Eje Cafetero, Valle y unos municipios del norte del Cauca, del régimen contributivo, que tiene aproximadamente 880.000 afiliados, de los cuales el 80% de los asegurados gana menos de tres salarios mínimos.
Los datos se obtuvieron gracias a un convenio académico con esa EPS para usar los registros contables de facturación y así identificar, qué cantidad de usuarios tenía una enfermedad crónica y cuánto dinero paga la entidad para su tratamiento.
“Gracias a esto identificamos, para cada individuo que recibió al menos un servicio financiado por el sistema de salud, si tenía o no enfermedades crónicas y cuáles eran”, explicó el doctor Prada, quien también agregó, que para esto utilizaron el método de clasificación desarrollado por los centros Medicare & Medicaid Services y se identificaron 25 enfermedades crónicas para los afiliados de una EPS del Régimen Contributivo, durante los años 2010, 2012 y 2014.
La investigación, fue financiada por el Departamento de Ciencia, Tecnología e Innovación Colciencias bajo el proyecto de Joven Investigador.
Así Prada y Pérez construyeron indicadores del gasto total de la EPS y las razones de crecimiento en el costo debido a las enfermedades crónicas, encontrando que “estas representan un gasto que crece de manera sistemática para un pagador en el sistema de salud, llámese EPS u otras entidades. Por ejemplo, un paciente con una sola enfermedad crónica costó 2,6 veces más que un enfermo agudo (de corta duración) en 2014 y uno con dos enfermedades crónicas 5,8 veces más” aclaró Prada.
Según el análisis, al relacionar el número de enfermedades crónicas con el gasto incurrido en los servicios de salud de los afiliados, se evidenció que “80,4% de los individuos del estudio no presentaba ninguna enfermedad crónica (2014), y a ellos les correspondía un gasto aproximado de 50,6%”. Asimismo, se conoció que el “20% de los afiliados de la EPS tenían una o más enfermedades crónicas y estos representaban el 49% del gasto. Por ejemplo, las personas con dos condiciones crónicas, que son el 3,5% de los afiliados, demandaban el 13% de los gastos de la entidad, y las que padecen tres y cuatro condiciones crónicas, representaban el 10% del gasto en salud” explicó el profesor Prada.
Con estos resultados, se hace necesario que los aseguradores del sistema de salud colombiano desarrollen modelos de atención diferentes a los actuales para las enfermedades crónicas, si aspiran a sostenerse financiera y reputacionalmente ante la inminente tendencia al envejecimiento en Colombia. “El paciente crónico es el que va todos los meses a la entidad de salud, es el que comúnmente está navegando en el sistema. Entonces, ahí es donde está al que le niegan o le retrasan el servicio, le demoran el medicamento y posteriormente, le toca recurrir a quejas o acciones legales” añadió Prada.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) las principales enfermedades crónicas son las enfermedades cardiovasculares como los ataques cardiacos y los accidentes cerebrovasculares; el cáncer, las enfermedades respiratorias como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (Epoc) y el asma, y la diabetes.
“Las intervenciones esenciales de gran impacto contra las enfermedades crónicas pueden llevarse a cabo en la atención primaria para reforzar su detección temprana y el tratamiento a tiempo. Los datos demuestran que esas intervenciones son una excelente inversión económica porque, si los pacientes las reciben tempranamente, pueden reducir la necesidad de tratamientos más caros” agrega el informe de la OMS.
Por otra parte, el doctor Sergio Prada enfatiza “si las personas mejoran sus hábitos de vida y se encaminan hacia lo saludable, tienen una probabilidad más alta de prevenir las enfermedades crónicas y así evitar problemas con las EPS”.