Las cifras que revela la primera Encuesta de violencia contra niños, niñas y adolescentes en Colombia, reclama la articulación de esfuerzos para prevenir estas nocivas prácticas establecidas en nuestra sociedad.
Si bien la violencia contra Niños, Niñas y Adolescentes (NNA) no es un tema exclusivo de Colombia, las alarmantes cifras de hechos victimizantes contra esta población demuestran que este asunto, tan amplio como complejo, debe ser abordado con urgencia y apoyo desde todos los sectores.
Por eso el Ministerio de Salud y Protección Social, con el soporte técnico y metodológico de los Centros para el Control de Enfermedades de los Estados Unidos -CDC-, la financiación de la Agencia para el Desarrollo de los EE.UU. -Usaid- y Together For Girls, además del apoyo operativo de la Organización Internacional para las Migraciones -OIM-, realizó la primera Encuesta de violencia contra niños, niñas y adolescentes en Colombia (Evcnna), cuyo informe final se entregará en noviembre próximo.
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Sin embargo, los primeros resultados de este trabajo que busca medir la prevalencia y las circunstancias alrededor de la violencia sexual, física y psicológica durante la infancia o la adolescencia (antes de los 18 años) y la adultez temprana (antes de los 24 años), no sólo confirman la gravedad de esta realidad que tiene serias consecuencias para salud mental y física de las víctimas, sino que permiten identificar factores de riesgo, acciones de protección y construcción de rutas de atención que plantean la articulación de esfuerzos, pero sobre todo, que invitan a desnaturalizar cualquier tipo de violencia contra NNA.
El grupo de trabajo intersectorial que respalda el desarrollo de esta Encuesta en Colombia, además de Minsalud, está compuesto por la Consejería Presidencial para la Equidad de la Mujer, Ministerio de Justicia, Ministerio de Educación, Fiscalía, Policía Nacional, Medicina Legal, Instituto Colombiano de Bienestar Familiar y el Dane.
Para el muestreo de la Evcnna, que se hizo entre agosto y noviembre de 2018, se visitaron 94 de los 1.122 municipios colombianos, de ellos 49 de 170 municipios priorizados (expuestos al conflicto armado). En total se visitaron 26.526 hogares y 5.218 personas, entre los 13 y los 24 años, completaron el cuestionario individual que se les planteó, explicó Sandra Lorena Girón Vargas, directora de epidemiología del Ministerio de Salud y Protección Social y quien lideró la presentación de la Encuesta en Medellín.
“Allí se pudo establecer que el 40,8% de las mujeres y el 42,1% de los hombres sufrieron cualquier tipo de violencia antes de los 18 años, ya sea sexual, física o psicológica”, precisó la funcionaria.
Violencia sexual
Cuatro de cada diez jóvenes dijeron haber sido víctimas alguna vez de violencia sexual, especialmente mujeres, y eso se refiere no sólo a sexo físicamente forzado, sino a tocamientos no deseados, intento de abuso o sexo por presión.
De ese grupo, el 15,3% de las mujeres entre 18 y 24 años y el 7,8% de hombres en ese mismo rango de edad sufrieron violencia sexual antes de los 18 años.
En cuanto a los agresores más frecuentes, en los casos contra las mujeres el primer lugar lo ocupa un miembro de la familia (28,4%), seguido por un extraño (22,5%) y en tercer lugar está la pareja (18,9%). En los hombres, el primer lugar lo ocupa un amigo (42,5%), seguido por un vecino (20,9%) y en tercer lugar un extraño (19,1%).
Al mirar los lugares más frecuentes donde ocurrió la agresión, el primero lo ocupa la casa del encuestado, 38,6% en mujeres y 36,4% los hombres; el segundo lugar fue la casa del perpetrador, 17,1% mujeres y 34,2% hombres; y en tercer lugar las mujeres dijeron que la casa de alguien más (16,5%) en tanto que los hombres indicaron que la escuela (20,7%).
El 27,4% de mujeres que sufrió violencia sexual en la infancia o adolescencia reportó haberse ausentado de la escuela, como consecuencia de esta situación.
Respecto a reporte del caso y acceso a servicios de apoyo por esa experiencia, en las mujeres se observó que el 60,4% le contó a alguien sobre lo sucedido; el 7,4% buscó servicios de apoyo y el 6,0% los recibió. En el caso de los hombres, el 52,9% le contó a alguien sobre ese hecho y sólo el 3,9% buscó servicios apoyo pero ninguno lo recibió.
En las mujeres, las principales razones para no buscar servicios de protección fue el miedo a meterse en problemas (56,8%), por vergüenza consigo misma o con la familia (23,6%) y pensar que no necesitaba esa ayuda (7,0%). En el caso de los hombres, la principal razón fue no creer que eso era un problema (68,1%), después no querer o no necesitar los servicios (21,6%) y en tercer lugar porque no se confía en las instituciones (4,7%).
Violencia física
La violencia física, que en número de casos afecta más a los hombres, es la de mayor prevalencia, de hecho cada una de tres personas encuestadas dijo haber sufrido palmadas, golpes con cinturones, pellizcos, porrazos con “objetos voladores”, intento de estrangulamiento y hasta quemaduras.
El 26,5% de las mujeres con edades entre 18 y 24 años y el 37,5% de los hombres dijeron haber sido víctimas de violencia física antes de los 18 años. En los casos de mujeres los principales responsables de las agresiones fueron los padres o parientes adultos (15,9%), en segundo lugar los pares (9,7%), en tercer lugar la pareja (7,0%) y en cuarto lugar los adultos en la comunidad o docentes (2,5%). En los hombres, el primer agresor fueron los pares (27,9%), en segundo lugar los padres, cuidadores o parientes adultos (18,9%), en tercer lugar los adultos en la comunidad o docentes (6,4%) y en cuarto lugar la pareja (4,5%).
Por hechos de violencia física, el 19,7% de mujeres y el 7,3% de los hombres aceptaron que en algún momento se ausentaron de la escuela.
Respecto al reporte y búsqueda de servicios de apoyo por esos hechos, el 57,5% de las mujeres le contó a alguien sobre lo sucedido, el 20,5% buscó servicios y sólo el 8,6% los recibió. En el caso de los hombres, el 57,1% le contó a alguien, el 12,0% buscó servicios y apenas el 3,6% los recibió.
El 41,7% de las mujeres y el 54,5% de los hombres que vivieron esa experiencia no buscaron servicios de ayuda porque no creyeron que eso fuera un problema. En segundo lugar las mujeres argumentaron que fue su culpa (21,1%) y los hombres no lo hicieron por miedo a meterse en problemas (13,6%).
Violencia psicológica
En el tema de violencia psicológica, que no deja huellas físicas pero sí secuelas crónicas, el 21,2% de las mujeres y el 9,5% de los hombres aceptaron haber vivido estas situaciones, especialmente por parte de padres, cuidadores o parientes adultos, es decir, en el entorno familiar.
En relación al bullying, acoso o matoneo, el 20,9% de las mujeres y el 28,4% de los hombres refirieron haber sido víctimas en algún momento por esta situación.
Al observar los factores de riesgo, el 37,8% de las mujeres y el 25,5% de los hombres dijo haber sido testigo de violencia en el hogar antes de los 18 años; a su vez el 54,4% de las mujeres y el 57,1% de los hombres fue testigo de violencia en la comunidad antes de los 18 años.
Otra línea de preocupación en el tema de violencias en adolescentes, nace del consumo problemático de alcohol: el 42,5% de las mujeres y el 56,2% de los hombres refirieron haber vivido por lo menos un episodio de estos en los últimos tres días.
Desafíos para el país
Estas cifras confirman y despiertan cualquier cantidad de dudas, pues el informe preliminar de la Encuesta permite preguntarnos si vivimos en un país enfermo, por la magnitud de la enraizada violencia que se ejerce contra NNA.
“Yo pensaría que Colombia es un país con desafíos. Este es un tema global, y es un tema de actitud frente a cómo tratamos a los niños, niñas y adolescentes, que pareciera es en todo el mundo porque estas son encuestas que ya se han realizado en países asiáticos, africanos, centroamericanos, y que demuestran que es como si tuviéramos a los niños como un objeto sobre el cual ejercemos cualquier tipo de violencia”, dijo Girón Vargas.
“Tenemos estos retos, afirmó, pero también tenemos oportunidades de cambiar a esta generación e ir construyendo, ir cortando esa transmisión de la violencia”.
Frente a los registros que ubican a Colombia como uno de los peores países para la niñez, consideró que “los registros de información pueden verse de dos maneras. Puede ser que yo los logre visibilizar más, puede ser que tengamos instituciones que logran registrar y notificar el evento, mientras que hay otros países que no lo logran porque no tienen buenos sistemas de información. Entonces no podemos calificar mal al que tiene buenos sistemas, y Colombia tiene un excelente sistema de información”.
Sobre la legislación colombiana, que unos sectores consideran laxa con los perpetradores de esas violencias, entre ellos el presidente Iván Duque, que ha solicitado cadena perpetua para los violadores de menores de edad, la funcionaria señaló que “este es un debate social que hay que vivirlo, pero no podemos olvidar que el tema (de las violencias contra NNA) empezó en las casas, en el entorno cercano, no empezó en una institución”.
Y en cuanto a la iniciativa que lidera Alianza por la niñez para radicar un proyecto de ley que prohíba el castigo físico y humillante contra NNA en Colombia, Girón Vargas manifestó que “la alianza global tiene unas expectativas mucho más altas, está encauzada a la prevención y ya el Icbf hará el lanzamiento respectivo, son los líderes del proceso y esperamos que esto sea una esperanza para el país”.