La Arquidiócesis de Medellín anunció medidas de prevención y cuidado frente a la amenaza que significa la pandemia del coronavirus.
Desde este viernes 20 de marzo y hasta nueva orden, incluida la Semana Santa, todas las celebraciones litúrgicas y eucarísticas que se realicen en las diferentes parroquias de Medellín se harán a puerta cerrada, con un reducido grupo de feligreses, anunció hoy la Arquidiócesis de Medellín, a raíz de las necesarias medidas de prevención que se deben tomar por la evolución de la pandemia del coronavirus.
“La solidaridad empieza por orar en casa”, es el mensaje que envió el Arzobispo de Medellín, monseñor Ricardo Tobón Restrepo, al invitar a los fieles católicos a que “no dejen de pedir por la salud del mundo, pero háganlo desde casa”, sin exponerse a los contactos y riesgos innecesarios.
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De esa manera, informó el Arzobispo, los domingos y cada día en semana en todas las parroquias se realizará una Eucaristía a puerta cerrada, con la presencia de un reducido grupo de personas, sin exceder el número indicado por las autoridades.
Mientras dura la emergencia sanitaria se suprimirá el rito de la paz, y aunque las personas que lo deseen pueden recibir la comunión eucarística en la boca, se recomienda encarecidamente que la reciban en la mano, de acuerdo con las normas establecidas.
Los matrimonios y los funerales también se celebrarán a puerta cerrada con una participación reducida de parientes, entre los que no deben estar personas mayores de edad con enfermedades crónicas o con alguna afección respiratoria, y tampoco niños.
Así mismo, la Misa Crismal se celebrará el próximo 2 de abril, como está previsto, sólo con un grupo limitado de sacerdotes y sin la participación de fieles laicos.
El servicio de la comunión eucarística será sólo para los enfermos muy graves, quienes serán atendidos personalmente por los sacerdotes. También los sacerdotes tendrán la disponibilidad para atender en confesión a los fieles que necesiten este sacramento, no en el confesionario, sino en un espacio amplio de las instalaciones parroquiales y tomando las medidas que sean pertinentes para la protección de los penitentes y del confesor.
Igualmente, se posponen indefinidamente las catequesis para los sacramentos, las peregrinaciones, los eventos, encuentros y reuniones de grupos.
Eso sí, los templos permanecerán abiertos las horas que sea posible durante el día, para que quienes deseen ir a orar en forma individual.
Durante este tiempo, la Curia y los despachos parroquiales prestarán su servicio habitual dentro de los horarios establecidos; sin embargo, se recomienda que, en cuanto sea posible, se utilice la comunicación vía telefónica.
Semana Santa
En cuanto a la Semana Mayor, la Arquidiócesis de Medellín confirmó que en las parroquias se realizarán solamente las celebraciones propiamente litúrgicas, a saber: Misa del Domingo de Ramos, Misa de lunes a miércoles, Misa en la Cena del Señor el Jueves Santo, celebración en la muerte del Señor el Viernes Santo, Vigilia Pascual el Sábado Santo y Misa del Domingo de Pascua.
Pero estas celebraciones también se harán a puerta cerrada, con un pequeño grupo de personas que no exceda el número permitido por las autoridades. El propósito es que todos los fieles, desde sus casas, se unan espiritualmente a las celebraciones que se transmitirán desde la Catedral Metropolitana a través de Televid, otros canales de televisión y por radio.
Como es obvio, se suprimen todas las procesiones de Semana Santa en todas las parroquias, lo mismo que las visitas al Santísimo Sacramento el Jueves Santo en la noche.
Monseñor Tobón Restrepo insistió que, ante la realidad de la crisis que hoy afecta al mundo por la evolución de la pandemia, debemos ser conscientes, responsables y solidarios.
Nuestra primera actitud, dijo, debe ser de confianza en Dios, que en momentos de prueba nos llama a renovar la fe en él y a creer en el amor y en el servicio a los demás, por lo que insistió en que “este es un momento para intensificar por todos los medios posibles la oración y la caridad cristiana”.
Señaló que “uno de nuestros primeros deberes es el autocuidado, que nos lleve a protegernos de la enfermedad y a no ser luego causa de contagio para otras personas. Es una responsabilidad moral que compromete la conciencia de cada uno, y que exige asumir las prácticas correctas de higiene que nos señalan las autoridades competentes".
En esa línea, solicitó que se aproveche este tiempo en que se nos pide estar en casa para renovar la unión familiar, para crear espacios de diálogo, para escuchar la palabra de Dios, sin perder la fortaleza y la esperanza.